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Precio interno de la leche

Foto: iStock - Ricardo Arenas

economia

El verdadero valor social y económico de la lechería nacional

por: Ricardo Arenas Ovalle- 31 de Diciembre 1969

La leche arraiga al campesino a su tierra mucho más que cualquier otra actividad. La leche es la base de la economía campesina e irriga el campo del flujo de caja necesario para el mercado de sus pobladores. Con la crisis de la leche no sólo se pierde la comida de sus hijos sino la autonomía económica de miles de mujeres campesinas que por años habían luchado por ella. Es hora de darle el valor social que tiene la producción láctea en la reforma agraria, que es mucho más que una escritura de un pedazo de tierra.

Por estos días conocedores del sector, funcionarios públicos sectoriales, políticos motivados por intereses altruistas o por expectativas electorales, gremios del sector, líderes sociales de todas las calidades y pelambres, periodistas destacados y novatos, consumidores y ganaderos de a pie o de lomo de mula, hemos visto un mar de noticias, columnas y declaraciones que analizan unos de manera superficial y otros con mucho mas conocimiento de causa, las causas de la actual coyuntura y hasta las medidas que cada uno ve para superarla.

Muchas crisis lecheras de sobreoferta he visto pasar por mi calendario y lo repetiré: ninguna como esta. La actual tiene una causa sumada a las ya conocidas deficiencias estructurales del sector. La caída del consumo interno es inmensa. En apenas dos años pasamos de consumos crecientes que llegaron hasta los 156 litros per cápita año a tan solo 140 litros. Esta caída en el consumo aparente para los 50 millones de colombianos suma algo así como 800 millones de litros —que dejamos de consumir cada año—.

Los factores climáticos como el fenómeno de El Niño del año pasado y quizá el buen mercado de la carne como otro de los productos de nuestros ganaderos, hizo que para el 2023, los ganaderos dejáramos de producir con respecto al 2021 cerca de 400 millones de litros. Aún nos sobrarían otros 400 mientras no se logre incentivar nuevamente el consumo nacional, tal vez no como seria lo esperado a niveles de 170 litros por cada colombiano al año, como lo recomienda la FAO y la OMS, pero si al menos a los niveles de 156 litros que teníamos años atrás.

Si sumamos a esto las importaciones sin arancel —que permiten los TLC desde hace más de una década— encontramos una nueva complicación, pues se importaron en 2023 lo comparable con 240 millones de litros de leche reflejados en leche en polvo entera y descremada y derivados lácteos como los quesos madurados, y los inventarios que tienen hoy en dificultades a la industria y que frenan la compra de leche —que ascienden a algo así como 220 millones de litros que equivalen a 10 a 11 días de la producción nacional y 25 días del acopio formal industrial. Aquí no incluyo el tan señalado lactosuero—.

No olvidemos que para 2026 y 2028 se liberan los volúmenes susceptibles de importación sin arancel alguno. Quizá por lo anterior es que muchos señalan que la crisis se solucionaría con demandar y renegociar los TLC. La demanda traería más perjuicios para el país que beneficios a los ganaderos y lo segundo, de darse la renegociación, acompañaremos con total determinación y criterio técnico. Mientras tanto, qué mejor que echar mano de las herramientas de control de ese comercio internacional, con las que ya contamos, como las salvaguardias y que desde FEDEGAN solicitamos y ya hemos soportado técnicamente de manera amplia y suficiente en el pasado.

Recordemos aquí que cuando el gobierno nacional negoció y firmó los tratados, desde FEDEGAN se advirtió de las dificultades a que estarían enviado a los ganaderos del país y prueba de ello está consagrado en un libro titulado “El cuarto de al lado” en el que reposan todos los conceptos y documentos allegados en su momento al gobierno advirtiendo la situación.


El verdadero valor social y económico de la lechería colombiana


Así las cosas, encontramos hoy en las veredas y pueblos de nuestro país la cara de la tragedia reflejada en el rostro de una mujer campesina que deriva su sustento de tan ideal alimento blanco. La leche se ha derramado y con ella se van los sueños de miles de campesinos productores de leche a lo largo y ancho de nuestra geografía, se pierde la comida de sus hijos y en muchos casos la autonomía económica de miles de mujeres campesinas que por años habían luchado por ella.

Del PIB agropecuario, la ganadería genera un gran 51,5%, es 1,5 veces el sector avícola, 1,8 veces el sector cafetero tan referente en el país, 2,5 veces el sector palmero, 3,6 veces el sector de las flores, 3,8 veces el sector porcícola y 4,9 veces el sector del banano. Son cifras y hay que darlas, dicen ahora. Pero estas cifras del valor económico de la cadena no se compadecen con cifras hoy de 1.200 y 1.300 pesos por un litro de leche fresca y fruto del esfuerzo de los campesinos del país, que es lo que en muchas zonas hoy están pagando a los productores, si es que se las compran. La industria formal que acoge la normatividad vigente en la resolución 017, tiene precios promedio superiores a los 1.700 pesos, lo que escasamente compensa los costos de producción de muchos ganaderos.

Y menos hay proporcionalidad si encontramos que los estratos 1, 2 y 3 consumen mucho menos que el promedio nacional y la oferta de productos lácteos nos muestra precios al consumidor de entre $4.500 y $6.500 por litro de leche UHT para no hablar de los quesos, muchas veces incomprables para la población de escasos recursos. Aquí hay que actuar y ya. La industria y más aún el sector comercial deben eficientizar sus procesos y diezmar sus márgenes para estimular el consumo y no dirigir a miles y miles de campesinos pequeños ganaderos hacia una quiebra desastrosa para el país. Los 370.000 productores lecheros y sus familias están en riesgo inminente de desaparecer, enviándolos quizá a la ilegalidad o a los cordones de miseria de las ciudades y a engrosar las cifras de desempleo del país.

Aquí la solución es compartida y necesita recursos importantes y voluntad política absoluta para reducir por un lado los altísimos inventarios que impiden la compra actual a la industria, y por otro lado ordenar la cadena teniendo muy presente que el impacto social sería desastroso y mucho más grave que cualquier valor económico. La leche arraiga al campesino a su tierra mucho más que cualquier otra actividad, la leche es la base de la economía campesina e irriga el campo del flujo de caja necesario para el mercado de sus pobladores, y es indispensable en el desarrollo físico y mental del ser humano y particularmente de los niños. ¿No será entonces su bajo consumo una de las causas de los pobres resultados en las pruebas pisa de la educación nacional, de la pobreza por falta de emprendimientos “inteligentes” de los colombianos? ¿No es hora ya de darle el valor social que tiene la producción láctea en la reforma agraria que es mucho más que una escritura de un pedazo de tierra? ¿No será necesario entonces invertir más en el campo y menos en burocracias de nuevos ministerios?


Las propuestas para solucionar la crisis


Dicho lo anterior solo me resta enumerar simplemente y como disco rayado las propuestas que desde hace tiempo venimos presentando al gobierno nacional y que resumimos en 14

A- MEDIDAS DE CHOQUE. De tomar ya pues si no se hace no habrá tiempo para las demás que quizá son más importantes, pero menos urgentes.

1- Compras públicas fortaleciendo o creando consumo en población vulnerable, ejército, policía, ICBF, PAE, población carcelaria entre otros.

2- Revisión de dietas con suministro de proteína láctea en dietas ICBF y PAE.

3- Alianzas público-privadas para la compra de excedentes actuales de leche.

B- MEDIDAS DE CORTO PLAZO

4- Fondo tripartito (FNG-Industria-Gobierno)

5- Campañas promocionales de fomento del consumo y sello 100% leche colombiana.

6- Control de calidad por el INVIMA e implementación un Sistema Nacional de Trazabilidad de Leche en Polvo y lactosueros importados.

7- Contratos de proveeduría entre industria y productores ganaderos – Agricultura por contrato

8- Reducir estratégica de la producción de leche en fincas o diversificación temporal de líneas de producción

C- MEDIDAS MEDIANO PLAZO

9- Plantas regionales de pulverización, UHT y quesos en alianzas público-privadas.

10- Salvaguardias al comercio

11- Sistema nacional de asistencia técnica

12- Impulso a sistemas silvopastoriles sostenibles

13- Impulso a alianzas productivas y proyectos de encadenamiento.

14- Reducción de la informalidad con estímulo a los pequeños industriales y comerciantes informales.

Estas medidas y nuestra postura técnica las hemos presentado en el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en el Consejo Nacional Lácteo, en el Congreso de la República, en las Asambleas Departamentales, en foros y medios de comunicación; y en cada escenario que sea necesario, desde FEDEGAN estaremos prestos a aportar y a defender a los campesinos ganaderos productores de leche del país, siempre con visión de cadena, porque ¡ser buena leche es la clave!

Ricardo Arenas Ovalle: Médico Veterinario, Especialista en Finanzas y Negocios Internacionales. Especialista en Gerencia de empresas agropecuarias. Consultor agroindustrial. Experto en producción y calidad de leche.