A juicio del ingeniero agrónomo español Antonio Callejo Ramos, existen dos grandes problemas en las lecherías especializadas: las fallas en atender la reproducción y la falta de bienestar animal.
El experto anotó que los costos de producción “se han incrementado notablemente, en muchas ocasiones, por un manejo inadecuado de unos animales de altísima calidad genética (y, por tanto, de alto potencial de producción), pero también muy exigentes”.
De este modo, al ganadero se le presentan dos retos: asumir que debe ser un empresario y no enfocarse en el bajo precio sino en aumentar el margen económico. Para ello, debe atender dos grandes problemas. (Lea: 4 problemas estructurales de la leche en Colombia)
Genética y nivel de producción
El ingeniero agrónomo explicó que en muchos países la producción de leche por vaca se ha duplicado en los últimos 40 años, debido en gran parte a la mejora genética, pero también a una mejor alimentación, manejo, instalaciones, sanidad, entre otros factores.
No obstante, desde hace algunos años se han empezado a ver con preocupación este alto rendimiento productivo por un empeoramiento de los índices reproductivos, como una menor fertilidad lo que obliga a un mayor número de inseminaciones o servicios.
También hay mayor intervalo entre partos, distocias, retención de placenta, quistes ováricos, metritis, problemas sanitarios como cetosis, desplazamientos de abomaso, mamitis y cojeras y una menor vida útil de las vacas por una mayor tasa de eliminación involuntaria.
“Los efectos anteriores junto con cambios en el comportamiento normal de las vacas (por ejemplo, debido a la mayor incidencia de cojeras) son indicadores de un sustancial empeoramiento del bienestar de estos animales”, argumentó el autor del texto.
A esto se suma que cada vez hay un mayor número de consumidores preocupados por la forma de producir los alimentos, lo que según Callejo Ramos “puede hacer peligrar al sector lácteo, tanto el primario como el industrial, si no es capaz de adaptarse a esta demanda”.
Bienestar
El segundo problema tiene que ver con el bienestar animal, en aspectos como alimentación, alojamiento y manejo, que son inadecuados o insuficientes para encarar los altos rendimientos a que la selección genética ha dado lugar, “generando no pocos ni leves problemas de bienestar”:
- Malestar crónico, por alojamiento deficiente, pérdida de condición corporal, etc.
- Dolor crónico o restricción de movimientos debido a malas posturas, cojeras y alojamiento en manejos deficientes.
- Mayor susceptibilidad a infecciones o a enfermedades metabólicas.
- Agotamiento físico o metabólico después de alta producción prolongada.
La selección genética para alta producción también ha provocado un mayor tamaño de la ubre, que durante la lactación aumenta su tamaño para almacenar entre 20 y 25 litros o más entre ordeños. (Lea: ¿Qué medidas se deben tener en cuenta para el alojamiento de bovinos?)
El gran desarrollo de la ubre durante la vida productiva del animal obliga a la vaca a andar con las patas traseras muy separadas, dando lugar a un reparto desigual del peso entre las pezuñas externas e internas de las patas traseras, que puede conducir a la aparición de cojeras.
Callejo señaló que los principales problemas de bienestar en vacas lecheras se derivan de la mayor incidencia de mamitis y de problemas de pezuñas y de patas, de su incapacidad para mostrar comportamientos normales, de respuestas fisiológicas de emergencia que consumen recursos energéticos, y de lesiones.
Estos problemas de bienestar incluyen los originados por el entorno productivo (como suelos deslizantes que provocan lesiones en patas, o suelos abrasivos que dañan las pezuñas), así como por el manejo ante la falta de especialización de la mano de obra y su elevada rotación.
Estos factores más los esquemas de selección dirigidos únicamente a mejorar los caracteres productivos, han hecho que las modernas granjas lecheras tengan serios problemas de bienestar. (Lea: Bienestar animal, no solo una cuestión de buen alojamiento y alimentación)
La falta de bienestar o de confort lleva consigo la aparición de estrés e incluye cambios fisiológicos (afectando al nivel y eficiencia de la producción, reproducción y otras funciones productivas) y etológicos (consumo, actividad, entre otros).