Como si los altos costos de los insumos, la devaluación del peso, el precio al que se paga la leche y las importaciones de la industria, entre otros, fueran problemas menores, la figura de los cruderos sigue vigente a lo largo y ancho del país y afectando la economía de los productores. Su presencia ya es habitual e incluso un mal necesario en muchas regiones del país en las que por distintas razones no hay empresas encargadas del acopio de la leche. También se suele acudir a ellos cuando la cantidad que se produce excede las necesidades de la industria y se prefiere evitar el desperdicio y sumar pérdidas Los cruderos son personas que se dedican a la compra informal de la leche que se produce en los diferentes predios de una región. Normalmente aprovechan la necesidad del ganadero para pagarle un precio bajo por el lácteo, que a su vez comercializan a queseras y otras empresas que hacen derivados. (Lea: Compradores informales afectan a productores lecheros en Valle del Cauca) No tienen oficina, ni manejan empleados, tampoco asumen costos fijos de operación, pero todo el mundo sabe siempre la forma de ubicarlos y ofrecerles el producto, muchas veces a muy bajo costo, pero en todo caso una mejor opción que terminar regalando o desperdiciando la leche. A pesar de esta forma de abuso contra cientos de productores, de ser un tema de dominio público y de que su actividad es a todas luces ilegal, poco o nada se ha hecho desde el Ejecutivo en aras de buscar su formalización o contribuir a su erradicación. La misma indiferencia que hay desde el Ministerio de Agricultura frente a una problema tan delicado como lo son las elevadas importaciones que hace la industria de leche en polvo es la que se observa frente a esta figura que parece ya inherente al sector lechero colombiano. “Como los informales no tienen cargas fiscales ni prestacionales, no tienen empleados ni le deben pagar un contador o un revisor fiscal, pueden ofrecer un mejor precio, hasta $50 y $70 por litro”, explicó Luis Eduardo García, gerente de la Cooperativa Ganadera de Versalles, Cooversalles. (Lea: La violencia no dejó llegar las industrias lecheras a Putumayo) Este tipo de situaciones, según han manifestado diversos productores, afecta la rentabilidad y desmotiva a muchos a seguir en un negocio en el que ven como son otros los que se quedan con la mayor parte de las utilidades y sin correr los riesgos ni gastos en que ellos deben incurrir. En Putumayo, los bajos niveles de producción han provocado que ninguna empresa se interese en instalarse allí y por esa razón son los vendedores informales los que aprovechan para adquirir la leche y transformarla en quesos. Dificultades como el mal estado de muchas vías en el país, cuando las hay, la presencia de grupos armados al margen de la Ley y la competencia con grandes empresas ha hecho también que otras acopiadoras desistan en su empeño de trabajar con los ganaderos y decidan irse a otros destinos. Ese tipo de decisiones deja a los productores a merced de los cruderos, que conscientes de su poder pagan el líquido al precio que mejor les parece al saberse libre de cualquier tipo de control o vigilancia. (Lea: Así llevó a la ruina a un ganadero la falta de apoyo del Estado) Andrés Jaramillo Bernal, presidente del Comité Departamental de Ganaderos de Caldas, sostuvo que “Cuando las pasteurizadoras que tienen buena parte del mercado bajan los precios, los cruderos aprovechan para hacer lo mismo en las zonas alejadas del departamento”. Otro factor del que se aprovechan estos actores del sector es la variabilidad climática. Aunque ello no debería ser un factor del que dependa lo que se recibe por la leche, este tipo de personas a veces reconocen un mejor valor conscientes de las dificultades para su obtención; sin embargo, la constante es disminuir el precio cuando saben que hay oferta suficiente. Así lo confirmó José de Silvestre, director ejecutivo de Asoganorte, en la Costa Caribe del país. “(Ellos) son los encargados de alterar el valor pagado por el lácteo de acuerdo a la temporada que haya en la zona”, dijo. Agregó que mientras las empresas formales respetan las tarifas establecidas en la Ley, los compradores informales son los que tienden a bajar o subir los precios de acuerdo a la oferta de leche que haya en el mercado. (Lea: Municipios de Bolívar carecen de industrias que acopien la leche) Frente al tema es poco o nada lo que pueden hacer las autoridades, pero el llamado de las familias dedicadas a la producción del lácteo en Colombia es que desde el Gobierno se tomen medidas que ayuden a regular la participación de quienes se dedican a esta actividad. Si bien es cierto muchas veces los cruderos ayudan a aminorar las pérdidas económicas de los productores, también lo es el hecho de que se necesita una regulación para que su papel se ciña a las leyes y no a su voluntad.