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Foto: Léo Ramos Chave / Revista Pesquisa FAPESP - revistapesquisa.fapesp.br

economia

¿Qué deben hacer los ganaderos para estructurar la adopción de nuevas tecnologías?

por: CONtexto ganadero- 31 de Diciembre 1969

La necesidad de invertir en tecnología es una constante para los productores del campo, quienes no saben por dónde comenzar y qué deben tener en cuenta para llevarla a cabo. CONtexto ganadero le explica qué puede hacer para lograrlo. 

Los sistemas de producción ganaderos difieren no solamente en la orientación productiva sino también de su nivel tecnológico. Cada orientación guarda relación con la dotación de recursos disponibles, los que, además, pueden tener mayor o menor incidencia sobre la aplicación de tecnología. (Lea: Invertir en ganado de calidad, una apuesta que deja rentabilidad)

Con un nivel de relativa eficiencia con los recursos disponibles, cualquier proceso posterior de mejora implica un salto tecnológico que requiere una inversión de capital, por eso la pregunta es ¿cómo hacen los ganaderos para financiar la adopción de nuevas tecnologías?

Juan Manuel Soares de Lima, Enrique Fernández y Bruno Lanfanco, ingenieros agrónomos, afirman en una investigación, que la forma más sencilla de registrar los resultados del ejercicio ganadero es a través de los ingresos y egresos que impliquen entradas y salidas de dinero.

En su forma más sencilla, “acumulamos recibos y facturas y registramos ingresos y egresos de caja con cierta periodicidad en un cuaderno o computadora. Pagamos la veterinaria y el almacén a fin de mes o cobramos el ganado a 30 o 45 días”, considerando estas acciones como operaciones que son contado efectivo.

Por eso, para responder a la pregunta, los profesionales dicen que el proceso comienza agrupando todos los ingresos monetarios que se conoce cono ingreso bruto (IB), que incluye los ingresos de caja por ventas de ganado, lana y otros productos.

Del lado de los egresos, si considera bajo el rótulo costos operativos (CO), aquellos gastos propios de la actividad ganadera (sanidad, esquila, inseminación, suplementos), cultivos forrajeros, gastos de comercialización, así como los que están relacionados con la actividad productiva.

Los expertos dicen que, su investigación se ha centrado en sistemas criadores y de ciclo completo, se asumen un costo anual de reemplazo de los reproductores, por lo que “de la diferencia entre IB y CO surge un primer resultado que llamamos margen bruto de caja”. (Lea: Cuándo se hacen malas inversiones en ganadería y cómo evitarlo)

Por lo que, para alcanzar el objetivo tecnológico, se debe contabilizar aquellos gastos que no dependen directamente del nivel de actividad, pero sin los cuales la empresa no puede funcionar. Aquí entran todos los gastos de administración y servicios, arrendamientos, impuestos y cualquier otro pago en efectivo directamente asignable a la actividad.

También se deben contabilizar aquellos egresos derivados de mantenimiento y reparaciones de vehículos, equipos, infraestructura y mejoras fijas. La sustitución de una pieza del tractor, el cambio de cubiertas de la camioneta, el arreglo de un alambrado caído, etc. Todos estos se consideran como gastos, siempre y tanto no cambien las prestaciones o la vida útil del bien y ameriten considerarse como inversiones.

Los autores de la investigación dicen que mantener e incrementar la capacidad productiva implica reponer el capital ya invertido y generar ahorro para reinvertir en nuevas tecnologías y conocimiento. Si esto no ocurre, el capital se irá consumiendo y la producción inexorablemente terminará cayendo.

“La golondrina no hace verano, el productor debe poder acumular el capital para mantener e incrementar la inversión productiva. So como resultado de la actividad no ve la posibilidad de mejorar su situación, no invierta pues nadie pospone el consumo presente si no es ante una perspectiva futura de mejora”, mencionan los expertos.

Finalmente, se debe considerar la importancia de esas expectativas para entender las decisiones del productor, que siempre son y serán personales.