La FAO estima que para cumplir con la demanda de alimentos de origen animal hacia el año 2050 se requiere un aumento de 1.1% en producción de leche y de 1.2% en producción de carne por año. Esto implica “producir más, usando menos” en razón a un aumento en la competencia de los recursos. En un artículo de Jude L. Capper, PhD, Livestock Sustainability Consultancy, publicado por Carnetc se advierte que hacia el año 2050, se predice que la población mundial superará los 9.5 billones de habitantes, de los cuales más de 8.0 billones vivirán en los países en desarrollo y tendrán un aumento desproporcionado de ingreso per cápita, pero también expone las posibles soluciones. La intensificación sostenible es clave Frente a este reto la intensificación sostenible es la clave para reducir los impactos ambientales de la producción de ganado mientras se mejora la seguridad de los alimentos. Los más grandes efectos pueden ser conferidos por enfoques en sistemas completos que permiten al ganado desempeñar su potencial genético. Independientemente del sistema y el tamaño de la operación, pueden ser implementados globalmente con las debidas consideraciones para los mercados, cultura y tecnologías disponibles dentro de cada región. La producción por unidad de peso corporal de ganado puede ser empleada como una medida métrica de sostenibilidad que es mejorada al aumentar la producción de un para una población constante de peso corporal o manteniendo la producción de una reducida población de peso corporal. Las industrias estadounidenses de ganado históricamente se han concentrado en la primera (producir canales más pesadas), más la selección en base a una mejorada relación alimento:grano ha incrementado la talla y el consumo de alimentos de los animales maduros. Entonces, el enfoque actual se ha inclinado hacia la selección de ganado de alta eficiencia que coma menos alimento de lo pronosticado (consumo de alimento residual bajo). La reproducción y salud animal también son indicadores clave de la sostenibilidad. En 2011, algunos investigadores reportaron que destetar un mayor número de terneros reduciría las emisiones de gases de invernadero; y Capper mostró en 2013 que mejorar la tasa de partos de 60% (característica de Brasil. Argentina y Sudáfrica) o 90% (el promedio en Estados Unidos) al ideal (100%) confería ahorros sustanciales en el uso de recursos y las emisiones de gases de invernadero. Los aumentos en las tasas de morbilidad y mortandad representan pérdidas de productividad y económicas para el productor, y son antagonistas para la mejora continua. Debido a que la carne es generalmente asociada con mayores emisiones de gases de invernadero por unidad comparado con las proteínas de plantas, algunos investigadores sugirieron que el consumo debería reducirse para mejorar la sostenibilidad. Mas la percepción de que las dientas sin carne son ecológicamente o nutricionalmente superiores es una percepción errónea, ya que los alimentos con las más bajas emisiones de gases de invernadero (azúcares y jarabes) no son análogos de dietas saludables. El consumidor estadounidense promedio consume 75.91 kilos de carne por año, y los reportes de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos reporta que la producción de carne en el país contribuye un 3.3% a las emisiones de gases de invernadero de la nación. Para tomar el punto de vista simplista de que no consumir carne una vez por semana cortaría la producción en una séptima parte, si cada uno de los 319 millones de estadounidenses adoptaran este cambio dietético, la reducción anual de las emisiones de gases de invernadero sería igual a menos de la mitad de un 1.0%. Conclusión La producción de ganado convierte el forraje no consumible por los humanos y cultivos de fibra en proteína de alta calidad, más los subproductos, incluyendo las pieles, los fertilizantes, la grasa y los farmacéuticos. No está claro qué impactos ambientales resultarán de reemplazar el estiércol con fertilizantes inorgánicos o ingredientes farmacéuticos con alternativas sintéticas, más las consecuencias indirectas de la reducción en el consumo de carne deben explicarse. La sostenibilidad de la industria ganadera continuará siendo un problema para todas las partes involucradas en la producción de alimentos en un futuro. Sin embargo, no existe un sistema “unitalla”. Mejorar la productividad y la eficiencia a través de la industria; permitiendo a los productores acceso a herramientas y tecnologías que confieren ganancias en la productividad; y comunicándose efectivamente con el consumidor sobre las responsabilidades ambientales de los productores de ganado, son componentes esenciales de un aseguramiento de alimentos sostenible. Jude L. Capper, PhD, Livestock Sustainability Consultancy, 3 Hengest Gate, Harwell, Didcot, Oxfordshire, OX11 0HH, UK.jude@livestocksustainability.com