Este es uno de los escenarios proyectados por la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) como parte de una prospectiva sectorial de la cadena cárnica bovina. La cifra corresponde a una proyección optimista, así como también hay una tendencial y otra pesimista.
Luego de entrevistar a 22 actores de la cadena cárnica (representantes de la producción primaria, los frigoríficos, comercializadores y otras entidades) y de hacer modelos económicos, la UPRA determinó cómo sería el futuro de la cadena cárnica bovina dentro de 20 años.
De este modo, planteó tres escenarios posibles: uno optimista, con una articulación de toda la cadena en pos de unos objetivos claros; uno tendencial, donde cada eslabón apunta a distintas metas, y uno pesimista, donde no se aúnan esfuerzos ni hacen revisiones para mejorar.
Para Óscar Cubillos Pedraza, jefe de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán-FNG, la apuesta optimista evidencia la potencialidad de la cadena cárnica. (Lea: Colombia tiene grandes posibilidades en mercados internacionales de carne y lácteos)
“Para 2039, se plantea que Colombia podría alcanzar una producción de 1,6 millones de toneladas de carne, de las cuales se estarían exportando 525 000. Este escenario pone al país del lado de los mayores exportadores de carne”, expresó el funcionario.
A su juicio, todos los esfuerzos deben destinarse para que esta apuesta se haga realidad, por lo cual se deben focalizar las negociaciones hacia mercados internacionales así como también atender la amenaza de Venezuela, donde todavía circula la fiebre aftosa.
“No podemos desconocer que compartimos una frontera de más de 2200 km, pero tampoco podemos depender de que Venezuela resuelva sus problemas. Es un riesgo que debemos tener en cuenta y debemos pensar en algunas estrategias para mitigarlo”, anotó Cubillos.
Otras cifras que plantea la UPRA en el escenario optimista, es el aumento del hato ganadero en 35 millones de animales, pasando de una productividad de 32 a 46 kg de carne por animal al año. (Informe: En detalle: los departamentos con mayor aptitud para carne y leche)
Gracias a la investigación en genética, nutrición y manejo de pastos, la carga animal sería de 1,5 por hectárea y la productividad pasaría de 36 a 70 kg de carne en canal por ha/año. El consumo per cápita aumentaría a 18 kg gracias a los esfuerzos institucionales y a unos mejores precios.
De otra parte, se busca acomodar la actividad en áreas aptas, disminuyendo los conflictos de uso del suelo, y se implementarán sistemas sostenibles acordes con las características territoriales para generar mayor resistencia ante fenómenos climáticos extremos.
Se promoverá la integración regional de la cadena, beneficiando las zonas más cercanas a los puertos debido al desarrollo exportador, fomentando los núcleos competitivos. (Lea: Se formulará Plan Nacional de Ordenamiento Productivo para la ganadería bovina)
Otras apuestas incluyen reducir la ilegalidad en el sacrificio, pasando de un 38 % de formalidad actualmente a un 90 %, la ampliación de servicios de asistencia técnica y de extensión, y la obtención de la certificación como país libre de aftosa sin vacunación.
De igual manera, la ganadería participaría en el 30 % del crédito agropecuario total, la actividad contaría con mayor inversión extranjera y se superarían problemas de informalidad de propiedad de la tierra, con mayor seguridad rural para los productores de carne.
“Es muy importante que el Gobierno brinde una mirada de la importancia que tiene la cadena cárnica en materia de generación de riqueza y que haya un espaldarazo oficial para lograr los objetivos planteados en el plan”, concluyó el funcionario de Fedegán-FNG.