A pesar de la pandemia y todos los efectos negativos que tuvo sobre el empleo y el abastecimiento, Colombia avanzó en el Índice Global de Seguridad Alimentaria 2021 (GFSI, por sus siglas en inglés).
El indicador realizado por The Economist Intelligence Unit con el apoyo de Corteva Agriscience mostró que Colombia fue uno de los países latinoamericanos que experimentó mayor incremento en la puntuación general del entorno de seguridad alimentaria, ocupando la posición 52 entre 113 países evaluados.
La disponibilidad de alimentos dirigió los cambios en la puntuación de tres países: Colombia (+3,9), Nicaragua (+3) y Costa Rica (+2,2). En el caso colombiano, seis indicadores lograron una puntuación superior a 75,0 como son: seguridad alimenticia, volatilidad de la producción agrícola, proporción de población por debajo del umbral de pobreza mundial, acceso a los mercados y servicios financieros agrícolas, pérdida de alimentos y programas de redes de seguridad alimentaria. Estas fortalezas permitieron que el país avanzara una posición frente a la medición de 2020, cuando se ubicó en el puesto 53 en el ranking. (Lea: Ganadería y proteína animal, básicas para la seguridad alimentaria)
El Índice 2021 señala que los países con mejor desempeño en América Latina son Costa Rica (73,6), Chile (73,2) y Panamá (70,9). Los dos primeros, se han mantenido de manera constante entre los tres países con mejor desempeño de la región desde 2012.
Por su parte, Guatemala (53,3), Venezuela (39,4) y Haití (37,8) fueron los tres países con peor desempeño de la región. Haití y Venezuela han experimentado el peor entorno de seguridad alimentaria en América Latina entre 2012 y 2021, con una tendencia a la baja en su puntuación anual.
A nivel general, Irlanda (84 puntos) se ubicó en el primer lugar de la medición, seguido por Austria (81.3) y Reino Unido (81 puntos).
El Índice Global de Seguridad Alimentaria es una valoración integral del estado de la seguridad alimentaria mundial. El Índice no se limita a la medición del hambre, sino que abarca los factores subyacentes que impulsan la inseguridad alimentaria en asequibilidad, disponibilidad, calidad y su capacidad de respuesta a los riesgos relacionados con los recursos naturales.
Además, considera 59 indicadores que incluyen la desigualdad económica y de ingresos, la de género, la ambiental y de los recursos naturales, lo que llama la atención sobre las brechas sistémicas y las acciones necesarias para acelerar el progreso hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) # 2 de las Naciones Unidas: Hambre Cero para 2030. (Lea: Trazabilidad: camino para garantizar la seguridad alimentaria de nuevas generaciones)
“Los hallazgos del GFSI 2021 muestran cómo cadenas de suministro más conectadas y receptivas pueden ayudar a mejorar la seguridad alimentaria. Es por eso que en Corteva Agriscience tenemos un sentido renovado de urgencia para trabajar con otros actores y fortalecer la resiliencia y la sostenibilidad agrícola. Estamos poniendo en práctica nuestra avanzada experiencia en mejoramiento de semillas y protección de cultivos para soportar a los agricultores en el manejo adecuado de sus cultivos”, señaló Ana Claudia Cerasoli, presidenta de Corteva Agriscience para la región Mesoandina.
El décimo Índice Anual de Seguridad Alimentaria reveló una disminución mundial por tercer año consecutivo. El informe global de The Economist Impact indicó que factores como la pandemia Covid-19, la intensificación de los factores relacionados con el clima, la nutrición, la volatilidad de los precios de los alimentos y la falta de inversión agrícola gubernamental, está impulsando consecutivamente los puntajes en el Índice y la correlación con la disminución acelerada de la seguridad alimentaria.
Por su parte, Corteva continúa aprovechando innovación y experiencia global, junto con herramientas enfocadas en ayudar a los agricultores a mejorar la productividad local, con el objetivo final de proteger los sistemas alimentarios y permitir la sostenibilidad a largo plazo de la agricultura en todo el mundo.
La resiliencia climática y la protección de los recursos naturales son fundamentales para la seguridad alimentaria mundial. Según Economist Impact, en 2021 y durante los 10 años anteriores, las amenazas de la volatilidad climática y el deterioro de los recursos naturales representan un desafío significativo para la seguridad futura.