Por estos días en que fue noticia la vaca que en España alcanzó una producción de 90 litros en un día, se recordó a Ubre Blanca, el animal que alcanzó el récord Guinness de 109,5 litros.
Guinness también reconoció su producción en 305 días: 24.268,9 litros, entre 1981 y 1982. Sin embargo, la vaca cubana no logró los récords mundiales de mayor producción anual ya que una de Canadá lo mantiene con 27.545 litros desde 1998.
El récord de Ubre Blanca lo alcanzó el 16 de enero de 1982, en Cuba y le valió que le erigieran una escultura en mármol que se ha pedido restaurar porque ya se encuentra deteriorada.
El monumento de mármol, hecho por los escultores Abelardo Isidro Echevarría y Luis Ruz, se halla en el poblado La Victoria, donde estuvo la vaquería en la que resguardaban a Ubre Blanca, y allí padece la inclemencia del paso del tiempo y la desidia del gobierno que no ha restaurado la obra, según informa el diario Victoria.
Vaca con muchos cuidados
Ubre Blanca, era un cruce entre un toro Holstein y una vaca cebú, que en condiciones normales estaba produciendo 63 litros de leche en dos ordeños al día y auguraban unos 27.674,2 al año, cuando directivos del Partido Comunista indicaron ponerle un plan de alimentación especial para aumentar su capacidad. (Lea: Vaca rompe récord mundial de producción de leche en concurso en ExpoZebu)
Con el ánimo triunfalista que caracterizaba a Fidel Castro, se perseguía el objetivo de destronar el récord mundial de Arlinda Allen, una vaca norteamericana que producía 89 litros al día y 25.272,4 anuales.
Hace unos años, el veterinario de Ubre4 Blanca contó que el animal tomaba cada día 130 litros de agua, dos litros de miel y se comía 40 kilos de forraje y otros 40 de pastoreo inducido.
Además, del monumento, también se hizo un documental sobre esta vaca el cual fue rodado durante un año en Cuba y recrea la leyenda popular del portentoso animal. Según el director y crítico cinematográfico, Enrique Colina, “Ubre Blanca es la metáfora de la utopía cubana. Como sucedió con otros proyectos económicos, se soñó con un desarrollo ganadero y un mar de leche que nunca llegó”.
El realizador filmó en Isla de la Juventud, tierra natal de la vaca y donde fue erigida una estatua de mármol a su memoria tras conocerse su muerte, en 1985. También recogió opiniones y testimonios en escenarios de La Habana. “Paseé una vaca por el bulevar de San Rafael y las reacciones de la gente fueron impresionantes”, relató Colina.
El gobierno le prestó mucha atención
La obsesión por Ubre Blanca tomó tintes delirantes luego de que su producción lechera de enero de 1982 le arrebatara el título de campeona mundial a la vaca estadounidense Arleen, que ostentaba el galardón desde 1975. Desde entonces comenzó a tejerse el mito, que escaló a la prensa nacional con despliegues inusitados, repercutió internacionalmente tras el récord mundial y acaparó la atención de los cubanos. El propio Fidel Castro la visitaba con frecuencia, se preocupaba personalmente por la alimentación y la salud de la vaca, y sostenía conversaciones sobre genética vacuna con los especialistas asignados a la atención permanente del animal. (Lea: Pequi, la vaca guzerá que batió récord con 34,40 litros de leche)
Fue así que se creó un grupo de atención técnica multidisciplinario, que sesionó en el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), al sur de La Habana. Eran habituales las visitas de personalidades y delegaciones oficiales, en compañía de Fidel Castro, para admirar a la vaca y validar ante el mundo el supuesto triunfo del programa de mejoramiento de genética vacuna del país.
Ubre Blanca ya había sido elegida por los ganaderos de la finca en Isla de la Juventud entre un rebaño de 118 vacas. Por el tamaño de su ubre recibió un mayor cuidado y alimentación, cuentan los vaqueros de la finca La Victoria en el documental.
No le gustaba comer lo mismo todos los días (a veces comía pasto, otros días naranjas y toronjas) y tenía un pequeño radio portátil que tocaba la música tropical que emitía Radio Caribe. Aquellos lujos no atenuaron su carácter agresivo, por lo que ordeñarla resultaba en golpes y heridas permanentes para su cuidador.
Sus últimos días
Los últimos años de Ubre Blanca no fueron fáciles. La vaca enfermó de cáncer en 1983 y pasó sus últimos dos años en El Centro Nacional de Salud Agropecuaria (Censa) en las afueras de La Habana. Fue disecada y actualmente se exhibe en las oficinas de Censa en una estructura de cristal. Al morir, el periódico Granma le dedicó una nota necrológica a página completa.
La Sociedad Cubana de Lechería entrega anualmente el Premio de Excelencia Ubre Blanca para galardonar a los mejores productores de leche en el país. A pesar de que la prensa cubana lamentó recientemente que “la memoria de Ubre Blanca, quien puso tan en alto el nombre de Cuba se desvanece con el tiempo y muchos cubanos apenas recuerdan o ignoran su historia, su permanencia en el imaginario nacional no se ha esfumado del todo”.
Este récord lo mantuvo hasta 2014 cuando una vaca girolando ¾ lo rompió al obtener 111 litros en un día.