La gastronomía del Caribe colombiano está llena de sabores y olores que hacen las delicias de propios y extraños. La llegada de migrantes permitió una mezcla de aliños, sabores y recetas, que ahora hacen parte de las tradiciones de la región.
A los ‘cachacos’ como nos llaman a los del interior nos identifican fácil en la Costa colombiana, basta con hablar o caminar para que ellos sepan que no somos de la región Caribe. A eso se le suma que su cocina típica dista mucho de lo que se come en el centro y oriente del territorio nacional, por lo que siempre habrá tiempo para sufrir una ‘primiparada’.
Ocurre con los jugos, la preparación de las sopas, el famoso queso costeño, los fritos y hasta el uso de aderezos que solo son reconocidos por ellos. Antes de ir a las playas de Santa Marta o cruzarnos por alguna razón con Barranquilla, pocos conocíamos el sabor del jugo de corozo o níspero, así como el mote de queso o el uso del suero costeño con todo tipo de harinas: papa, yuca, ñame o el mismo arroz. (Lea: Proteína de suero de leche para aumentar músculo)
Me detengo en el suero porque es un elemento que no puede faltar en la mesa del costeño. Cuando probé ese aderezo con una yuca frita, fue una sensación rara. Es un líquido un poco espeso, algo agrio y con olor fuerte, pero que le dio un toque especial al plato que comía.
Indagué con 2 abuelos de la región sobre su producto y ambos, con el desparpajo de quien vive cerca al mar, aseguraron que el suero salía con todo y que no les podía faltar en ninguna comida. Uno de ellos es Efraín Orozco, un hombre mayor, criado en el departamento del Cesar y que siempre ha estado vinculado al campo.
A través de su voz noto que sabe del tema y me dice: “para mí el suero es como la salsa de tomate de los pelaos”, pienso en lo que me dice y asumo que el producto le da un valor agregado a la carne, arroz, papa y hasta la sopa. (Blog: ¿Qué es la proteína de suero de leche?)
Orozco sigue su relato e indica que lo más importante es que el aderezo no vaya a estar muy salado, por lo que le pregunto sobre su preparación. Me indica que se debe coger la nata que le queda a la leche, se pone al sol y le agrega un punto de sal para que se cuaje. Al día siguiente esa mezcla se mete a la licuadora y debe quedar bien ‘bacano’.
“Eso es muy fácil. Hay que tener cuidado es con la sal, si se le va la mano queda salado y si se echa poquita queda agrio. A la vasija en donde lo preparaste le haces un orificio, por allí debe salir el cuajo que es el que se licua”, indica.
Al continuar nuestra conversación, don Efraín sostiene que desde que era niño su mamá le daba suero y en su caso que siempre vivió en finca, la tradición era preparar el suero salado para acompañar las comidas.