Esta empresa ganadera, galardonada en días pasados con la Gran Cruz al Liderazgo Ganadero Regional Miguel Santamaría Dávila, por parte de la Cooperativa de Ganaderos y Agricultores de Risaralda (Codegar), no existía hace dos décadas. Pero en menos de ese tiempo, ya se han convertido en un referente en Risaralda y el Eje Cafetero por sus avances tecnológicos y la implementación de sistemas silvopastoriles no intensivos.
Luis Fernando Escobar, gerente de Promotora Fergo S. A. S., le contó a CONtexto ganadero cómo empezó este emprendimiento, cuando Fernando Ramírez González, administrador de negocios de la universidad EAFIT y empresario con más de 45 años de experiencia, adquirió la primera de tres fincas en 2008 con la idea de empezar un proyecto ganadero.
«Él es importador de llantas hace muchos años, tiene una empresa hace más de 30 años. Con una visión empresarial adquirió la primera finca hace más o menos 16 años e inició con ceba de ganado en unas tierras de Balboa, a esa finca la llamó Buenos Aires. Al poco tiempo y después de mucho estudio, empezó a entender que la vocación del terreno era más para cría que para ceba, y adquirió el primer toro», contó.
En consecuencia, después de experimentar brevemente con la ceba de ganado blanco, se dio cuenta de que la topografía de la finca era más apta para empezar un proyecto de cría de ganado nelore cruzado con simmental. Para la producción de hembras F1 que más adelante serían los vientres del proyecto. (Lea en CONtexto ganadero: Promotora Fergo fue reconocida por sus avances en ganadería sostenible)
«Yo llegué en 2010, hace 13 años, y empezamos a sistematizar y a darle un enfoque empresarial porque ni él (Ramírez) ni yo hemos sido ganaderos de tradición ni somos zootecnistas o médicos veterinarios, él es administrador de negocios y yo, administrador de empresas. Comenzamos a definir la estructura de costos y llevar al gasto lo que le correspondía a la ganadería, lo que nos dio buenos resultados en esos primeros años», añadió.
Ramírez se dedicó a estudiar y a capacitarse en la ganadería, tras lo cual entendió que debía trabajar en tres frentes: las pasturas, la genética y las buenas prácticas de manejo. En consecuencia, inició un proceso de sustitución de pasturas, aplicación de cercas vivas, adquisición de excelente genética y reducción del área de potreros. Al mismo tiempo construyó una granja porcícola de ceba e instaló un sistema de riego por gravedad de pasturas con las heces y orines de los cerdos, incrementando considerablemente la capacidad de carga de la finca y la calidad de los suelos.
En 2013, después de empezar a ver los resultados de estas prácticas, adquirió un segundo predio para incrementar la capacidad de hembras de cría. Redujo el área del potrero, lo que incrementó la unidad de negocio, y empezó la comercialización de machos F1, dejando las hembras para elevar la base de cría.
Dos años después, en 2015, integró la raza senepol pensando en mitigar los problemas que tienen las razas cebuinas europeas que son llevadas al trópico bajo. Entre las características que le llamaron la atención para incorporarla en su hato, destacó el pelo corto, la talla media, la mansedumbre, y sobre todo la resistencia y adaptabilidad que buscaba: «Introdujimos un toro de la raza senepol a modo de ensayo y nos enamoramos de la raza, se apoderó de la finca por su adaptabilidad y fertilidad».
En 2019 adquirieron un tercer predio con una mejor topografía, que según Escobar se convirtió en la segunda unidad de negocio. Continuaron con la implementación de tecnología, esta vez con la aplicación de inseminación artificial a tiempo fijo (IATF). Iniciaron un año antes con todos las vacas de primer y segundo parto, y debido a los buenos réditos, hicieron IATF con todas las hembras de la finca sin importar el número de partos.
«Hacemos una primera sincronización, inseminamos, a los 21 días palpamos con ecografía Doppler, y si está vacía, se resincroniza, se hace una segunda inseminación, se vuelve a palpar a los 21 días, y si vuelve a salir vacía, se le deja con el toro durante alrededor de 80 días. Nos encontramos que con este procedimiento se nos elevaron los índices de preñez, casi ninguna nos llega a vacía con toro. Normalmente en ese lapso entre las 2 IATF y el toro, quedan preñadas. Por ejemplo, el año pasado el intervalo entre partos nos quedó en 389 días gracias a esta técnica y a la raza», aseguró.
Otras innovaciones que aplicaron fue la construcción de un acueducto que funciona con energía solar, la subdivisión de la finca en potreros de una hectárea, la arborización con samanes y cercas vivas, los controles de mosca con productos orgánicos evitando al máximo la utilización de químicos y el uso de técnicas como el pastoreo racional o un área específica con botón de oro para suplementar al ganado. En la actualidad, la finca produce 400 terneros F1 de los cuales todos los machos se venden y se reemplazan hembras de cría.
«Hoy somos una empresa rentable, próspera, innovadora que da empleo y que respeta el medio ambiente con el aprovechamiento de la explotación de ganadería bovina y porcina integradas de una manera circular y amigable, con una estructura de costos definida y unas metas claras», sostuvo Escobar. (Lea en CONtexto ganadero: Conozca el gen que le da al senepol la posibilidad de soportar altas temperaturas)
En el futuro, la ganadería planea continuar optimizando el uso de los recursos para lograr mayor carga animal, concentrando más animales en menos hectáreas. Este trabajo lo harán continuando con la reforestación con apoyo de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder) y el desarrollo de cercas vivas en las tres fincas, pues Escobar aclaró que a pesar de ser tres terrenos, la extensión que suman no es muy grande.
«Empezamos en enero de este año con un proyecto silvopastoril, establecerlo nos tomó ocho meses y estamos con pruebas para ver si continuamos con una segunda etapa de ese proyecto. Estamos buscando ese segundo piso, esa optimización de las mismas tierras, no acumularlas sino crecer en las que tenemos disponibles», remató el gerente de Promotora Fergo.