Nayibe Sarmiento Mayorga, es una productora del municipio de Chocontá (Cundinamarca) en la vereda Tejar Alto que está trabajando desde hace 15 años en el negocio de la ganadería, pero que desde los 4 años aprendió a ordeñar gracias a las enseñanzas de su hermano mayor.
Esta ganadera desde el 2014 adquirió parte de la finca de su padre, que más adelante fue repartida entre sus 16 hermanos a los cuales les tocó una porción de tierra igual. Su ganadería viene heredada, pues su papá se dedicaba a trabajar el terreno con agricultura y a la par tenía ganadería. Conozca cómo por medio de su experiencia ha logrado sostenerse sola gracias a su trabajo en la finca hasta formar una asociación llamada Agrolacte. (Lea: Así transformé mi ganadería a lechería sostenible y diversifiqué con agroturismo)
Del padre a los hijos
Gracias a la labor de su progenitor, Nayibe Sarmiento ha trabajado en el campo durante muchos años, tanto así que durante un tiempo tuvo que realizar mayores esfuerzos para así tener un sustento para la familia.
“Mis hermanos y yo somos una familia grande, 8 hombres y 8 mujeres. Al morir mi papá, todos heredamos la finca y casi todos seguimos en el campo porque nos gusta y seguimos trabajando ganadería”, afirma Sarmiento.
Cada uno maneja su predio de manera diferente y tienen una pequeña parcela de 3 hectáreas de tierra por hermano. A partir de este entonces, en el 2004 Nayibe comenzó a trabajar de lleno en la ganadería.
“Es difícil pero yo lo hago por gusto, aprendí a ordeñar desde los 4 años que mi hermano me enseñó y siempre he tenido el encanto por esto. Sin embargo, empezar a verlo como la fuente de la economía pasa a ser un poco más diferente”, comenta Sarmiento.
Su padre vendía la leche a empresas formales como Alquería y al momento de morir, los hijos siguieron haciéndolo pero cada uno por su lado.
Sus inicios y crecimiento
Cuando Nayibe comenzó a trabajar de lleno en la ganadería, tenía conocimientos y gusto por el negocio, sin embargo su crecimiento ha sido grande y sus ganas de salir adelante crecen con el paso del tiempo. (Lea: Francisco Rodríguez, un apasionado por la ganadería y el emprendimiento)
“Comencé con 6 vacas en el 2004, de esas yo hacía trabajo de mis hermanos menores entonces se puede decir que no eran totalmente mías porque ellos aún estaban en el colegio y de ellas tenía que sostenerse la finca, además de mi mamá y mis hermanos menores, entonces esa tarea no fue tan fácil”, asegura Sarmiento.
Actualmente cada uno de sus hermanos tiene su terreno, el de ella se llama Eliu y ahora cuenta con 7 vacas de su propiedad, pues sus predios no son muy grandes y esa cantidad de animales es la permitida para no tener una alta capacidad de carga.
Su día a día
Nayibe se despierta a tempranas horas de la mañana, se arregla y comienza sus labores del día en la finca, ella es la que realiza todas las actividades.
Desde la madrugada se encarga de ir por las vacas para el ordeño, para luego realizar la desinfección de las cantinas y del equipo de ordeño, inmediatamente realiza la extracción de leche de sus vacas para después llevarla hasta el centro de acopio que queda relativamente cerca de su predio.
Al regresar a su finca, se alista para alimentar a las terneras, ponerle pasto a las vacas y novillas, para después desayunar y terminar el trabajo del lavado de las cantinas.
“Luego si alcanzo, logro hacer algún tipo de oficio como esparcir el estiércol, cambio de potreros, almorzar e iniciar de nuevo con la preparación y el ordeño de las vacas”, expresa Sarmiento.
Al realizar todas las labores de su ganadería ella misma, en ocasiones de enfermedad, que según ella han sido muy pocas, le toca hacer de “tripas corazón” y le pide el favor a un hijo de una vecina para que le haga los reemplazos en el ordeño y algunas actividades urgentes. Sin embargo esto casi nunca sucede, porque en los últimos años no ha tenido problemas con su salud.
Las piedras en el camino del éxito
“Este proceso ha sido bonito porque me gusta, pero de igual manera ha sido difícil en la medida en que no es rentable y que solo se sobrevive. Sin embargo es difícil el ahorro para mejorar la finca o la casa, ya que cada día es más complicado por los precios acompañado del cambio climático”.
Ella ejemplifica esto con un caso del año pasado, en donde el fuerte invierno duró 3 meses y medio, lo cual género que se quedara sin pastos en su finca y la de los productores cercanos.
Otro problema que ha encontrado son los altos costos en los insumos, pues al no tener ingresos suficientes, no tiene la posibilidad de suplementar con concentrado, por lo que ha tratado de alimentar a sus animales solo con forraje.
Por esta razón cree conveniente que el Gobierno Nacional debería realizar un acompañamiento técnico para los pequeños productores, en donde se realicen capacitaciones relacionadas con las nuevas tendencias que estén en el mercado y que ella junto con sus vecinos puedan implementar.
Agrolacte, la unión los vecinos
Desde 2011 y 2012, junto con otros pequeños productores hicieron un grupo de trabajo y llegaron hasta la Secretaría de Agricultura del Departamento para ver qué posibilidad tenían de obtener un tanque de enfriamiento, pues para ese entonces les habían dicho que ya no iban a poder entregar la leche en cantinas.
En ese momento, la Secretaría le sugirió que se asociaran para poder acceder a estos beneficios. Para el 2013 formalizaron la asociación e iniciaron el proceso para la obtención del tanque de 2.500 litros.
Para conseguir este beneficio, “nosotros empezamos a hacer rifas, almuerzos, bingos y otras actividades para reunir fondos y construir el lugar donde se iba a poner el tanque de enfriamiento.”, señala Sarmiento. Luego de tenerlo, el municipio les ayudó con la energía y empezaron a trabajar.
Agrolacte está conformada por 35 vecinos, la mayoría de ellos son pequeños productores, de los cuales acopian leche 17 porque no necesitan transporte, ellos mismos por medio de burras, motos, carretas llevan el lácteo.
Sus planes
“Entre mis planes a futuro está el poder producir leche en pastos de buena calidad, por lo cual hemos comenzado a implementar cercas vivas con la siembra de más 7.000 árboles. Además la idea es poder hacer unos bancos de forraje que nos permitan almacenar comida para las épocas de escases, con el fin de tener una producción de leche casi orgánica que sea apta para el consumo”, finaliza Sarmiento. (Lea: Mariana, una ganadera que quiere hacer país)