El gerente general de Minotaur contó que trabaja con cuero desde hace 32 años y hace 8 le dieron a conocer una piel de búfalo de Venezuela. Toro hizo el tratamiento a la piel hasta obtener el cuero.
«Hay que desbastar bastante porque el cuero de búfalo es más grueso que el de bovino. Es un poco más tedioso pero llegamos al límite para lograr la flexibilidad en el cuero y desde hace 8 años todo lo que hacemos es con piel de búfalo», relató.
Si bien es más económica que la piel de bovino y de hecho en algunos casos la regalan, el procesamiento para adaptarla es más dispendioso y el proceso manual es más exigente, lo que hace que transformarla en algún artículo de cuero más costoso.
«Hemos ganado clientes que han probado nuestros productos, que al cabo de uno o dos años, nos cuentan que el cinturón les ha salido súper bueno, lo que es gratificante para nosotros», anotó. (Lea en CONtexto ganadero: Así son los requerimientos de agua de los búfalos)
El procedimiento y las máquinas para tratar el cuero de búfalo son las mismas que para el cuero de bovino, salvo una máquina que emplean para que a la hora de desbastar, retiren mayor cantidad de cuero y puedan hacerlo más delgado, haciendo más eficiente el proceso.
Toro explicó que en lugar de competir directamente con las grandes marcas, ha procurado copar el mercado con productos con calidad e innovación, que solo los ofrece su empresa. Por ejemplo, desarrolló un cinturón que no es necesario retirar al pasar a través de un detector de metales.
«Hicimos un cinturón en riata con cuero, para que usted pase el detector y entre al estadio o pase en el aeropuerto. Eso es primordial para nosotros y es nuestra competencia ante las grandes marcas. (…) Para mí, innovar no tiene límites», manifestó.
El propietario de la compañía develó que desde joven se interesó por las ventas en satisfacer las necesidades de los consumidores. Por ello, él crea ideas como la del cinturón y luego acude a los diseñadores para que la materialicen. Pero casi toda su vida se ha dedicado como vendedor.
Al principio trabajaba en la calle, donde encontró un puesto donde vendían cinturones sintéticos. Decidió comprar algunos, pero en lugar de ofrecerlos en el exterior, decidió ofrecerlos puerta a puerta, primero él solo y luego con su propia distribuidora empleando más personas.
«En un día vendía $150 mil o $200 mil. Siempre pensé en grande pero después me dije que tenía que vender cuero. Empecé con piel de bovino y para vender los cinturones más rápido, vendía la correa y les obsequiaba la billetera o el llavero. Ahí empezamos a crecer hasta este momento», dijo.
En su proyecto de Minotaur, confesó que busca expandirse tanto como sea posible: «Nos vemos con tiendas en todo Colombia y exportando, con productos novedosos. Buscamos sacar cosas nuevas». (Lea en CONtexto ganadero: Búfalos, una opción eficiente para la ganadería regenerativa)
Usted puede conocer más de esta marca en locales de varios centros comerciales en Bogotá o en el perfil de Instagram.