La Ley del Retorno es un concepto vital para las personas judías. Según establece el texto dictado en 1950, todo aquel que provenga de un vientre de esta raza, puede obtener la residencia y ciudadanía israelí. Producto del exterminio nacionalsocialista liderado por Adolfo Hitler que acabó con alrededor de 6 millones de judíos, 2 familias judías huyeron de Europa y se asentaron en suelo colombiano, específicamente en Pereira y Cali. Estando en Colombia, se conocieron y de la unión resultaron 3 hijos. (Crónica: Las vacas que ríen) Tras la firma de la Ley del Retorno, la nueva familia dejó nuestro país y se fue rumbo a Israel con un solo objetivo: brindarle un mejor futuro a sus pequeños. Uno de los frutos que dejó esta unión se llama Jacky Press. Tenía 9 años cuando se fue de Colombia y aunque se siente un colombiano más, sus rasgos y características son propias de un europeo. Jacky aprovechó esa oportunidad que le dio Israel, se preparó y es licenciado en Ingeniería Agrícola de Rupin Institute; profesional en inseminación artificial en Sion, Israel; especialista de Productos y Fertilidad Animal; y ahora es el gerente de ventas en México y Centroamérica para SCR Dairy, una compañía líder en el desarrollo y monitoreo de ganado. (Crónica: El niño que más ama los animales en toda Colombia) Sin embargo, a pesar de que desde muy niño abandonó Colombia, Press no olvida la tierra que lo vio nacer. Con emoción me cuenta que es hincha del Deportivo Cali y recordó que hace 2 meses, antes de estar en Medellín para participar en Expo Agrofuturo para hablar sobre el modelo ganadero del país que lo acogió, estuvo de visita en Santa Marta, ciudad en la que vive uno de sus hermanos y con quien celebró el título del equipo verde del Valle. “He tenido la oportunidad de viajar mucho alrededor del mundo. Conozco Estados Unidos, Japón, China, México, Singapur. Mejor dicho, yo mínimo paso 10 días al mes fuera de Israel, pero en ningún otro lado del mundo he encontrado la calidez humana que tienen los colombianos. Eso lo extrañé cuando era niño y lo guardo siempre que tengo la oportunidad de venir”, cuenta. Esa calidez no es lo único que le hace falta, tiene muy presente lo sabores de su país. El sancocho, el ajiaco o los chicharrones son su debilidad y cada que viene los deleita. A eso le suma el sabor a anís que tiene el aguardiente. Sin embargo, recuerda que no es el único que se benefició con la Ley del Retorno. Asegura que la compañía en la que trabaja hace cerca de 11 años está plagada de judíos que nacieron en Europa y que tras la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, miles llegaron a Israel. (Crónica: Cuando las reses caen como fichas de dominó por cuenta del verano) “SCR tiene en su planta de empleados muchas personas que emigraron de países como Rusia, Polonia, Rumania, Hungría o la antigua Eslovaquia. Todos ellos son de raza judía y se dedican al desarrollo de tecnología, es gente muy capaz e inteligente. Eso fue posible por la Ley del Retorno”, añade. Jacky es padre de una adolescente de 17 años y un joven de 14. Su hija hace 3 años estuvo en Colombia, pero pasó la mayoría del tiempo en las playas de Santa Marta; mientras que su hijo menor aún no conoce nuestro país. No obstante, el colomboisraelí espera que en 2016 tanto su esposa como su pequeño disfruten de la gastronomía y la amabilidad de su tierra. Aprovecho la oportunidad y le pregunto a Press sobre su perspectiva de la ganadería colombiana. Afirma que la mayoría de los productores son temerosos de introducir tecnología en sus predios, lo cual considera necesario para estar innovando permanentemente y ser competitivo de cara a las exigencias del mundo. A eso le suma el sistema productivo del país que está basado en pastoreo y que no permite hacer una vigilancia eficaz sobre cada animal. (Crónica: Un modelo neozelandés para salir de la crisis lechera) “En Israel vemos a las vacas como máquinas de leche, por eso las estabulamos y las monitoreamos permanentemente. Eso ha generado que seamos los más eficientes en materia de producción láctea, a pesar del reducido espacio de nuestro país”, remató. Antes de despedirnos me recuerda que lleva con orgullo la bandera de Colombia por el mundo, así digan que no tiene rasgos de nuestra tierra. Sin embargo, cada que le preguntan por su país, se encarga de dar a conocer sus bondades para que más personas nos visiten. (Crónica: El “crudo” relato de una víctima de los derrames en Putumayo)