Hace 25 años, el señor Óscar Santiago Baena Hernández, reconocido productor en Córdoba, constituyó la Hacienda Nueva Estrella, una empresa ganadera ubicada en varios predios, principalmente en uno que queda ubicado en la vía que conduce de Planeta Rica a Tierralta.
Desde sus inicios, la explotación pecuaria se dedicó a la ceba de bovinos, que de inmediato empezaron a ser reconocidos en ferias de Medellín y en la Costa por la calidad de su carne. (Lea: Rendimiento en canal de reses en Colombia ha aumentado en 2 kilos)
Baena Hernández fue su dueño hasta su muerte hace 10 años, y la dejó a cargo de su hija, María Elena Baena Howard. Si bien ella conocía algunas cosas del negocio y había crecido con reses toda su vida, sentía que administrar una empresa ganadera era una labor considerable.
De hecho, siempre pensó dedicarse a la arquitectura y al arte en general (del cual declaró ser una apasionada), pero su destino cambió cuando heredó la hacienda Nueva Estrella. Puesto que el campo nunca fue extraño para ella, resolvió dedicarse de lleno a la ganadería.
Una mujer en el gremio
La productora confesó que tan pronto se ocupó de la gerencia, tuvo dificultades con los empleados de la finca, en especial los más antiguos. Según dijo, ellos no consideraban que una mujer, a pesar de la heredera de su antiguo patrón, contara con las habilidades necesarias para dirigir una ganadería.
“Al principio, hubo muchos tropiezos con los trabajadores viejos, porque no estaban acostumbrados y pensaron que mi mandato iba a ser transitorio. Cuando fue pasando el tiempo, los inconvenientes aumentaron y los empleados se fueron. Con los años, quedó un grupo de trabajo más joven que he escogido y que no es heredado”, relató.
Sin embargo, tan pronto heredó la hacienda, decidió tomar las riendas de la ganadería y sacar adelante el proyecto de su padre, que convirtió en suyo propio. Por eso, ante la renuncia de los antiguos empleados, decidió darles la oportunidad a operarios más jóvenes, que llevan más tiempo con ella y han conformado en un grupo más estable.
En cambio, con los colegas, la aceptación ha sido mucho mejor, pues los amigos de su padre y los demás miembros del gremio le ayudaron a continuar la labor de la hacienda. (Lea: Ganadero denuncia bonificaciones injustas en sacrificio de ganado)
“Yo ya llevaba muchos años con mi papá y yo ya sabía el tejemaneje del negocio. Obviamente, fue muy difícil al principio y uno comete errores, porque no era lo que yo tenía visualizado para mi plan de vida, pero yo acompañaba a mi papá y con él aprendí muchas cosas”, dijo María Elena.
Contrario a la creencia generalizada, la productora no encontró ningún tropiezo ni oposición cuando empezó a presentarse como propietaria de la ganadería. De hecho, muchos amigos suyos le reconocen con admiración el hecho de dirigir una finca y de manejar bovinos.
Aprender a dirigir una empresa ganadera
Así, inició el proceso de modernización de la ganadería, que incluyó la construcción de infraestructura como cercas y acueducto, la implementación de Buenas Prácticas Ganaderas, BPG, sistema de rotación y la consolidación de un plan de negocios.
“Siempre he tenido la proyección hacia el futuro, mirando con el fin de exportar carne a los mercados internacionales”, declaró. (Lea: Ganadería El Rosario trabaja para producir carne de exportación)
Aprendió leyendo artículos en Internet, asistiendo a capacitaciones, escuchando las experiencias de los colegas, visitando otras fincas, de modo que cada aprendizaje y cada novedad los iba aplicando, pensando en lo que podría funcionar en su finca.
De otro lado, la empresa cuenta con 27 empleados que, como lo mencionó María Elena, son jóvenes que se han capacitado durante varios años. De hecho, la propietaria de Nueva Estrella siempre ha impulsado que los operarios estudien mientras desempeñan sus labores en la ganadería.
“No hay técnicos o trabajadores especializados que estén todo el tiempo en la finca. Todos eran inexpertos cuando llegaron y aquí han ido aprendiendo. Solo hay un médico veterinario de planta, que es al que recurrimos cuando hay emergencias”, explicó.
Aunque solo hay hombres que se desempeñan en las tareas de campo, en Nueva Estrella trabajan 2 mujeres como secretarias, una que le ayuda a dirigir la finca y otra que lleva los registros.
Cómplices en la actividad ganadera
Además de los empleados y los compañeros que la han ayudado, María Elena encontró un gran apoyo en su novio, Carlos Andrés Mesa, que hoy funge como administrador de la hacienda Nueva Estrella.
“Carlos era muy amigo de mi papá, además que son vecinos de finca y lo conozco hace muchos años. Volvimos a hablar después de que ya llevaba varios años trabajando años en la ganadería, y nos fuimos involucrando más como socios, como colegas y como novios. Nos complementamos muy bien, hacemos un gran equipo de trabajo”, aseguró.
La propietaria de Nueva Estrella encontró en Carlos Andrés a un consejero y un asesor a la hora de tomar decisiones, y en ocasiones es su reemplazo como gerente general mientras ella está incapacitada.
Por su parte, el administrador destacó el trabajo del anterior dueño, el señor Óscar Baena, y se refirió a la ganadería como una empresa familiar, que tiene “25 años de tradición”.
Además, María Elena es madre de 3 niñas, que hoy en día estudian en la universidad. La primera se gradúa en diciembre de Contaduría y vive en Estados Unidos, la otra estudia Zootecnia y la última, Mercadeo.
“Mis hijas también crecieron en finca ganadera, aquí pasaban las vacaciones y siempre estuvieron en este medio. A ellas les gusta y saben del tema. Cuando eran relativamente pequeñas, me tocó dejarlas en Medellín por tiempos cortos, entre 4 o 5 días, porque me tocaba viajar muchísimo”, admitió.
La apuesta por la exportación
La hacienda Nueva Estrella está dedicada a la ganadería de ceba con miras a la exportación. Se han especializado en razas cebuinas, usando cruces de Brahman con Simmental, Angus y Senepol. Adquieren los novillos en subasta o en compra directa al visitar cada finca.
De acuerdo con Carlos Andrés, su objetivo no es producir novillos gordos, sino “carne para consumo humano”. En ese sentido, no le apuestan a animales de elevado peso sino a la calidad y a la inocuidad.
“Estamos produciendo un alimento inocuo para la salud humana, desde la programación de las vacunaciones hasta el manejo rotacional de las fincas. (…) Compramos los animales de 300-330 kg, buscando una rotación rápida de los inventarios para mercados como la feria de Medellín o Frigosinú o Red Cárnica, aquí en Córdoba”, aclaró Mesa.
María Elena es amiga y cercana de Paul Rodríguez, el líder del clúster cárnico del Caribe que ha impulsado al sector pecuario de Córdoba y de toda la región para exportar carne. (Lea: Clúster cárnico del Caribe avanza con apoyo del sector público y privado)
Según ella, ese el futuro del gremio y por eso, al igual que Rodríguez, le está apuntando a mejorar sus parámetros productivos y a cumplir con las exigencias de los mercados internacionales para ofrecer la carne al mejor postor.
“Yo siempre he tenido la visión de exportar carne, por eso todo lo que he hecho, BPG, vacunación, todo lo hago pensando en exportación. Yo soy consciente de que las cosas están complicadas por los brotes de aftosa pero no pierdo el enfoque de tener carne en el exterior”, apuntó.