La vida de este tolimense se divide en dos: su época como novillero y sus años detrás de la aguja y el hilo. Esta es la vida del único modisto en Colombia que diseña y arregla trajes de luces para la fiesta brava.
Cincuenta y dos años. Bajo de estatura. Padre de 3 hijas. Se trata del único sastre de trajes de luces que vive permanentemente en Colombia. Su nombre es Fermín Hernández y su vida en el mundo de la fiesta brava comenzó al lado de los toros.
Oriundo de Natagaima, Tolima, Fermín fue novillero desde muy joven, pero los problemas económicos que vivió y la falta de recursos para continuar su carrera de ascenso en el mundo de los toros, le hicieron tomar una drástica decisión. (Lea: El regreso de la fiesta brava y sus incidencias económicas)
“En un momento de mi vida divisé el panorama y vi que la juventud se iba acabando, pues uno va viendo el cambio. Entonces, era claro que tenía que preocuparme por aprender una nueva profesión para el futuro, pero no quería algo que estuviera alejado del toreo, por eso continúo en el mismo arte”, narró Hernández con un tono de nostalgia.
Ya cumplió 19 años de estar vistiendo a toreros de Perú, Venezuela, Ecuador, México y España. Por su taller, ubicado al sur de la capital colombiana, han pasado matadores de la talla de Sebastián Vargas y César Rincón, por nombrar algunos. (Lea: César Rincón, embajador de la Red Iberoamericana de Ciudades Taurinas)
“Yo trabajo con 3 personas en mi taller. Pero las ideas están en mi mente y corazón. Como aún me visto de torero, sé cómo debe estar un traje de luces y de qué forma debe estar hecho para irradiar profesionalismo, pulcritud y elegancia”, explicó Fermín.
El legado femenino y su mercadeo
En la familia de este sastre taurino no hay descendencia masculina. Sus tres hijas son su vida, a parte de su amor por los toros. Aun así, el legado costurero continuará latente gracias a la mayor de la familia.
“Mi hija mayor es secretaria, pero lleva en las venas el amor por los trajes de luces. Cuando está en casa, siempre me apoya con las decoraciones. Las lentejuelas españolas y los pequeños detalles son su especialidad”, continuó Hernández.
Los toreros lo buscan
Su pasión por lo que hace y el apoyo familiar que ha tenido siempre, ha generado que los toreros siempre piensen en él cuando necesitan un traje de luces o algún remiendo en sus prendas habituales. (Lea: La verdad de La Santamaría, una historia de toros y no de leyes)
“No me he internado en el mundo virtual: no tengo una página web o un correo electrónico. Mis clientes llegan por el voz a voz”, aclaró Fermín, quien apuntó que este método de comercialización es lo mejor que puede existir.
El precio de un traje de luces depende del material con el que quiera el novillero o torero que lo confeccione. Existen telas nacionales, que son más económicas, y las extranjeras, por lo general españolas, que tienen un costo más alto. (Lea: Corridas de toros: Hemos olvidado su significado)
“En el taller tengo un traje avaluado en $8 millones, el cual está elaborado con tela españolas. Pero también hay indumentarias para todos los gustos y bolsillos”, ultimó Hernández con una sonrisa pícara e informó que este atuendo lo tiene a la venta en estos momentos.
Fermín, amante de la fiesta brava, espera continuar cosiendo y diseñando trajes de luces, a punta de hilos y lentejuelas, para engalanar las plazas de toros de Colombia y el mundo.