La ganadera y veterinaria Disney Baquero Umaña ha cofundado varios proyectos sostenibles con los que busca defender y reivindicar la actividad pecuaria. Aunque es profesional y ha trabajado para en diversas entidades del sector, toda su vida la ha dedicado al campo. Esta es su historia.
Disney Baquero es médica veterinaria zootecnista de la Universidad de los Llanos, pero prefiere describirse como ganadera. Ha cofundado diversas empresas del sector agropecuario como Centro de Negocios Ganaderos, Orinoco Origen y Sosty, la plataforma de inversión en ganadería.
“Yo soy de origen campesino, mis papás viven en Quetame (Cundinamarca). Mi papá es productor de alimentos, de leche y carne en pequeña escala, y yo lo acompañaba siempre. Antes de graduarme sabía que quería estudiar algo que me diera libertad y me permitiera mantener el contacto con el campo”, relató.
A los 15 años ingresó a la Universidad de los Llanos aprovechando que en ese momento estaban ofreciendo descuentos para hijos de profesores en universidades públicas (su madre es maestra). (Lea: Aún puede asistir al 1er Seminario de Ganadería Regenerativa)
Desde que empezó quinto semestre empezó a enfocarse en ganadería bovina y en nutrición. Cuando culminó su carrera, se vinculó a entidades como la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) y el Fondo Ganadero del Meta, donde manejó la planta de concentrados y la plaza de ferias.
“Luego me independicé y seguí con la línea de nutrición. Monté mi empresa de sales mineralizadas y concentradas. Al mismo tiempo me dediqué a la asesoría de productores, siempre asesoré en Pastoreo Racional Voisin, en acueductos, en administración de fincas”, indicó.
Hace 5 años, decidió implementar sus recomendaciones en un proyecto propio y tomó fincas en alquiler, comenzando por 50 hectáreas. Hoy en día se asoció para crear la empresa Suelo Vivo, con la cual manejó 6000 hectáreas en diferentes fincas, todas con manejo regenerativo.
En cada finca tiene diferentes proyectos de ganadería bajo el modelo de plataforma colaborativa de Sosty, que suman 3000 cabezas: “En algunas fincas tengo un animal por hectárea, en otras tengo 3 y 4, depende de la ubicación y el estado de madurez del proyecto en ganadería regenerativa”.
La ganadera explicó que inician con una determinada carga y la van elevando poco a poco, aprendiendo sobre la marcha para no sufrir impactos como el de un fuerte verano. “No queremos tener mucho ganado y que llegue el verano con una dura lección”, añadió Baquero.
La aplicación de la ganadería regenerativa
La médica veterinaria aseguró que no buscan una raza específica de ganado bovino, pues todas pueden ser productivas dependiendo del manejo que les den. En cambio, aplicando los postulados de la ganadería sostenible y regenerativa, buscan un biotipo adaptado al medio.
“Buscamos animales rústicos, pero también les ayudamos con una alimentación ruminal basada en suplementación energética y proteica a través de la sal, 100 gramos diarios”, precisó. (Entrevista: "Sosty es un canal para que todos seamos ganaderos sostenibles": CEO de Sosty)
Antes de iniciar con un proyecto, hacen un diagnóstico previo en cada terreno que incluye el levantamiento satelital, medición de carbono, trazabilidad animal, disponibilidad de agua. Tras más de 20 años en el sector, Disney ha aprendido a aplicar diversas herramientas tecnológicas que contribuyan al sistema y que sean rentables al mismo tiempo.
Por ejemplo, antes de introducir animales a un lote, realizan el aforo con una aplicación llamada Avenza Maps que mide la disponibilidad de alimento para los animales, de manera que puedan preparar los potreros para recibirlos y hacer la rotación dividiendo el total de comida por el número de cabezas. En este sistema un solo trabajador puede manejar hasta 400 animales.
“El costo de inversión en ese sistema es bajo porque en cada hectárea nos gastamos entre $100 y $200 mil en infraestructura eléctrica. (…) Y cuando tenemos acueducto, la parte eléctrica y la parte hidráulica suman $500 mil por hectárea”, agregó la ganadera.
Incluso sin contar con el uso de drones para la medición de captura de carbono o los softwares de ganadería, Disney ya había aprendido desde sus épocas como funcionaria de Fedegán-FNG a levantar un plano del terreno, a hacer diseños y a hacer flujos de caja.
También ha aprendido de otros sectores, como el palmicultor, a aplicar agricultura de precisión en la ganadería como Avenza Maps. También ha encontrado un gran apoyo en redes de ganaderos y en asociaciones como la Asociación Colombiana de Ganadería Regenerativa (Acoganar).
La participación de los “neoganaderos”
Baquero es una de las fundadoras de Sosty, una startup donde las personas invierten en proyectos de ganadería regenerativa. Ella es la directora de operaciones, y gracias a sus conocimientos y sus contactos la empresa ha crecido con el paso del tiempo, como reconoció a este medio Manuel Gutiérrez, director de Sosty.
“Ahora tenemos más de 1600 neoganaderos que compran desde $700 mil una cantidad de kilos y nos los dan por una cantidad de tiempo (6, 10 o máximo 13 meses), y al finalizar el proyecto, los animales se venden y las ganancias se reparten entre el productor, Sosty y el neoganadero”, dijo.
Buena parte de los 3000 animales que maneja en Suelo Vivo hacen parte de proyectos de inversión en Sosty pero espera que en los próximos meses pueda incluir a todos los ejemplares en la plataforma. (Lea: Con Sosty usted puede ser un ganadero sostenible desde casa)
Los otros ganaderos que participan en la plataforma son colegas que ha conocido en los encuentros de Acoganar. Baquero los contacta para aprender cómo es el manejo de la finca y ella les ayuda haciendo un estudio de impacto ambiental para determinar cuántos animales pueden recibir.
Además de la rentabilidad y la prosperidad que este proyecto ha traído tanto para productores como para los neoganaderos, Disney aclaró que esta es una ocasión para que las personas de la ciudad aprendan cómo se obtienen los alimentos que consumen y tengan más interés en el sector rural.
En últimas, no solo buscan involucrar a los más de 600 mil ganaderos de Colombia, sino a todos los consumidores del país para que tengan un contacto con el campo y aprendan por su propia cuenta que la ganadería no es la actividad nociva que han querido mostrar otros sectores.
“Los inversionistas tienen un contacto directo con el campo pero no con los problemas que tenemos los campesinos (se ríe), que hacen que el campo no sea tan atractivo y que no sufran como nos toca a nosotros”, indicó. (Crónica: Así es la finca Canarios que implementa ganadería regenerativa)
"No hay que pelear con la naturaleza"
En ese sentido, la ganadera sostuvo que una parte de los problemas que tienen los ganaderos se debe a que no han entendido que “el sistema está enfermo desde la base”, refiriéndose entre otros aspectos, al suelo. A su juicio, los productores estaban atacándolo sin saber que le estaban haciendo mal.
En cambio, cuando se aplican prácticas que contribuyen a la regeneración y la conservación del suelo, el ganadero puede ver cómo todo comienza a fluir mejor. Con un suelo más resistente, el impacto del verano o del invierno es menos fuerte y se empieza a ver más alimento para el ganado.
“Esto se logra con más materia orgánica y con planificación forrajera. Desde noviembre y diciembre sellamos los potreros que van a ser consumidos en enero, febrero y marzo, cuando no llueve. Luego, cuando el pasto vuelve a brotar, le damos su tiempo y esperamos hasta poder ofrecerlo a los animales”, señaló.
En cuanto a la deficiencia de agua, una mayor cantidad materia orgánica permite que haya más disponibilidad del recurso. Y en cuanto al exceso, como ha sucedido este año por el fenómeno de La Niña, el suelo tiene mayor capacidad de infiltración, lo que previene los encharcamientos.
“El secreto era trabajar con la naturaleza, no pelear con ella. Y lo otro es el estigma que tenemos los ganaderos, por eso debemos aprovechar los medios de comunicación, las redes sociales y las revistas científicas para demostrar que sí podemos conservar el medio ambiente”, manifestó.
A su juicio, la opinión pública ha juzgado a todo el sector desconociendo que existen prácticas de la misma actividad ganadera que contribuyen a la conservación de la fauna y la flora, y que si bien hay algunos que no están haciendo las cosas bien, se debe a que no les han enseñado estas prácticas.
“No quiere decir que seamos santos, pero estamos en un proceso donde estamos aprendiendo que todos tenemos que regenerar. Si no lo hacemos, nuestros suelos, nuestro ecosistema, nuestra sociedad, nuestra economía, tampoco van a regenerarse”, admitió.
Disney argumentó que esta es una “gran oportunidad” porque la población está demandando comida, de manera que si aprendemos a producir grandes cantidades de alimento por medio de esta ganadería colaborativa, la cadena pecuaria se verá fortalecida.
“Además estamos llevando un alimento de mejor calidad a las mesas y les genera mayor confianza. Es un proceso de construir tejido social”, concluyó.