Un pequeño ganadero de Cundinamarca logró incrementar la producción de cada vaca en más del 100 % y aumentar el número de animales en 9 años. Lo hizo gracias a la instalación de un sistema silvopastoril, SSP, y a métodos como las zanjas de infiltración. Germán Barriga Castillo nació en Suesca hace 43 años y ha vivido toda su vida en el pueblo que lo vio crecer. 9 años atrás decidió invertir para comprar su propio predio y encontró la finca la Estancia, ubicada en la vereda Ovejeras. En total, son 4 fanegadas de tierra ubicadas a una altura de 2.790 msnm, en una zona relativamente seca con una precipitación anual de 700 a 800 m3. Barriga aprendió todos estos datos con el tiempo tras adquirir aquella parcela. “Al principio estaba despoblada de árboles, era casi improductiva, porque venía de ser utilizada en cultivos de cereal, como la cebada y el trigo. Comencé a trabajar con abonos verdes, con materia orgánica para mejorar el suelo”, indicó. Al mismo tiempo, cavó zanjas de infiltración donde empezó a sembrar los árboles para frenar las corrientes de viento, que suelen ser muy fuertes en esa zona. (Lea: 10 de los árboles más utilizados en sistemas silvopastoriles) Luego de 9 años, el productor pasó de tener 2 vacas de raza criolla que producían 7 litros diarios cada una, a tener 12 reses de cruces entre Holstein y Jersey que dan entre 15 y 18 litros al día. ¿Cómo lo hizo? Entre más árboles, mejor Tan pronto como compró la propiedad en 2008, apenas brotaba pasto para alimentar a 2 animales. En el afán de mejorar su producción y de sacarle el mayor provecho a su terreno, Barriga empezó a asistir a capacitaciones y cursos. “Comenzamos con un proyecto de la CAR de sistemas silvopastoriles, entonces me dieron asesoría al principio y poco a poco fui tomando las riendas de la finca y haciendo viveros para sembrar aquí mismo”, sostuvo. El ganadero hizo referencia a un proyecto de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, en el cual participó el médico veterinario John Serrato y quien acompañó todo el proceso de instalación de los SSP. Serrato concienció a Barriga y a otros productores sobre las falencias de terrenos mecanizados, donde se talaron todos los árboles y se impidió la proliferación de las especies nativas de flora. “Las fincas ganaderas que conocemos en estas zonas altas primero fueron agrícolas, no como en otras regiones donde pasaron de ganadería y luego a actividades de siembra más recientes. Cuando empieza el tema de la mecanización y de ampliar frontera agrícola, la gente quita los árboles”, explicó. Por esta razón, empezó a capacitar a los ganaderos en las ventajas de sembrar diferentes especies de árboles, que pueden servir como cercas vivas o en SSP, que generan microclimas ideales para el crecimiento de las pasturas. Aplicando las técnicas novedosas Al cabo de casi una década, las 4 fanegadas están ocupadas por cerca de 1.200 árboles, esto es, más de 450 por cada hectárea. Por el contrario, los predios vecinos apenas tienen entre 60 y 120 por hectárea según el médico veterinario. El experto fue enfático en sembrar distintas variedades, por lo cual Barriga tiene especies como la acacia, el alcaparro, el aliso, el sauco, el sauce y el cedro, que utiliza en menor proporción porque funciona más en clima templado. “El árbol es un beneficio para el ganado y para uno mismo, porque si uno no tiene árboles en la finca, el suelo se seca rápido o se afectan los pastos por las heladas. Entonces los árboles ayudan a proteger contra el cambio climático”, afirmó. No solo eso, sino que también constituyen una fuente importante de alimento, sobre todo en verano, cuando escasea el pasto. (Lea: Beneficios, manejo y cuidados de árboles dispersos en potrero) Con la instalación del SSP vinieron otras prácticas como la renovación de praderas, la siembra de pastos mejorados y el uso del sistema racional de pastoreo. Pasó de tener 2 potreros a 14, cada uno de distinto tamaño y tiempo de descanso. “Están enumerados y yo hago pastoreo de acuerdo a eso, veo cuál está en condiciones para aportarle al ganado. (…) Hay unos potreros de 3.000 m2, otros de 1.500. No son uniformes, porque se hicieron con zanjas en curvas de nivel”, aclaró. También empezó a sembrar distintas especies de pasto, como el kikuyo y falsa poa, a los que adiciona raigrás y plantas como el trébol. “El kikuyo se quema con las heladas, pero a comparación de las otras fincas, el mío se quema un 30 % y el de los demás, un 100 %”, comentó. Abandonó la aplicación de químicos en su finca. Al principio los usó para sembrar el forraje, pero ya lleva más de 5 años en los que solo emplea la materia orgánica de sus reses y una vez al año utiliza una tonelada de gallinaza descompostada por hectárea. Un referente en la zona Tanto el médico veterinario como el propietario de la finca manifestaron que La Estancia es un ejemplo para los demás productores de la región y en general todos los interesados del sector. “Esta es una finca modelo, donde vienen muchas universidades y de otros municipios para adaptar el mismo sistema”, señaló Barriga. (Lea: Finca colombiana es modelo internacional en sistemas silvopastoriles) La metodología que emplea el productor se resume en 4 aspectos: 1. Se cavan zanjas de infiltración siguiendo la curva de nivel cada 20 metros 2. Se siembran cercas vivas con especies nativas que brinden sombra y sirvan para ramonear 3. Se cultivan avenas y rábanos forrajeros con leguminosas como la vicia, que en su segundo corte se emplean como abonos verdes que se incorporan al suelo con una desbrozadora. 4. Finalmente, se utiliza un renovador de praderas para descompactar, airear y darle humedad al suelo.
Sobre el sistema de zanjas de infiltración, el propietario de La Estancia aseguró que estas sirven como pocetas que almacenan las aguas lluvia que mantienen la humedad en verano y permiten ahorrar el líquido hasta en un 70 %. En invierno, no permiten la erosión porque trancan las primeras gotas y evitan la escorrentía aguas abajo. Aconsejó adecuar el terreno, descompactando de forma profunda con un arado de cincel antes de cavar. Luego se siembra un abono verde, cuyas ramas se incorporan en el suelo y sirven como materia orgánica. “Entonces van a quedar poros y cuando se llene la zanja, todos esos poros se van llenando”, añadió. El productor hace parte de la Asociación Lechera y Agropecuaria de Suesca, Asolac, integrada por 84 miembros que emplean las mismas técnicas de renovación de praderas e implementación de SSP. De igual manera, Barriga tiene las certificaciones de Buenas Prácticas Ganaderas, BPG, y hato libre de brucelosis y tuberculosis, con las cuales obtiene $30 más por cada litro de leche. “Desde que tengo este sistema también se ha mejorado la calidad de leche y con eso la calidad de vida, porque me pagan mejor y produzco mucho más”, precisó. (Lea: ¿Cómo se establece un sistema silvopastoril intensivo (SSPi)?) En sus palabras no se nota la vanidad. Por el contrario, el propietario de La Estancia está interesado en que cada vez más personas adquieran el mismo conocimiento que él ha obtenido con el paso del tiempo y que lo ha llevado a tener la finca con el récord en número de árboles.