El negocio, que empezó siendo una sala de onces para humanos, cambió radicalmente su concepto para ser una fuente de sodas para perros. Allí se venden helados, tortas, cupcakes y accesorios solo para los caninos. Su dueña piensa en grande y quiere abrir otros puntos de venta.   La cultura pet friendly o amigable con las mascotas dejó de ser una moda para convertirse en una realidad. En centros comerciales o restaurantes de algunas ciudades, humanos y mascotas pueden convivir en los mismos espacios, evitando así que los perros tengan que quedarse encerrados en un carro o sin la opción de salir de casa. (Lea: Estas son las 10 razas de perros más inteligentes del mundo)   La historia de Marcela   Marcela González Quintero es una joven pereirana de 21 años, estudiante de administración de empresas y comerciante por convicción. En un viaje que hizo a Medellín, descubrió en la capital antioqueña una empresa dedicada a fabricar helados para perros conocida como Dog Helado, ese producto le llamó la atención y vio en él una oportunidad de negocio.   Hizo contactos con la compañía, compró una cantidad importante del producto y a través de la red social Instagram empezó a venderlo. “Yo siempre he tenido un perfil en el que vendía productos para damas, se llama MG Accesorios. Por ahí hice las primeras ventas del dog helado y lo entregaba a domicilio”, cuenta la joven empresaria.   Lo que Marcela no dimensionó fue el éxito del producto en la capital de Risaralda. Las ventas empezaron a aumentar considerablemente, así como los pedidos que hacía a Medellín. Eso la llevó a convertirse en la distribuidora oficial para el Eje Cafetero. (Lea: El perro puede sentir celos, un sentimiento de supervivencia)   Sin embargo, el paso más importante lo dio en agosto del año pasado. En ese momento tomó la decisión de abrir un punto de venta, en el que humanos y perros pudieran estar en un solo espacio. Además había otra razón llamada Mía, una pequeña perra de raza Chihuahua que siempre tenía que quedarse en la casa porque en ningún restaurante o centro comercial podía entrar.   “Abrí una cafetería en el barrio Pinares. Allá se vendían helados, palos de queso, waffles y otro tipo de comidas para humanos. Mientras que para los perros los productos eran los helados y cupcakes”, sostuvo González Quintero.   Dulce Peccato, la heladería para perros   Con el pasar de los meses Marcela se dio cuenta que la sensación del negocio no eran los productos pensados para humanos, sino aquellos para los canes, por eso cerró el local que tenía en Pinares y abrió otra en el barrio Álamos. El fuerte siguen siendo los helados.   El lugar está decorado con colores blanco y verde menta. En el exterior están los congeladores con los helados y cientos de fotos de mascotas comiendo el producto. Mientras que en el interior se vende la bisutería que elabora Marcela y otro tipo de accesorios como collares, vestidos y juguetes, todo pensando en los animales. (Lea: Draco, el pastor alemán que cuida la salud de los caballos)   Los Dog Helados vienen en 5 sabores. Cabano, salami, parrilla, brownie y galleta, son descremados, deslactosados y sin azúcar, lo que protege la integridad de la mascota. Mientras que las tortas y cupcakes, son hechos por la mamá de la joven empresaria. Son hechos con productos integrales, endulzados con miel, rellenos de los productos aptos para perros y decorados con el concentrado.   “Nunca imaginé que las cosas fueran a salir tan bien y menos tener un negocio de mascotas, pero así son las oportunidades”, confiesa entre risas Marcela, quien sabe que su negocio fue el precursor de la cultura pet friendly en Pereira y el que ha generado que 3 restaurantes más estén permitiendo el acceso de perros.   La joven empresaria tiene claras sus metas en el corto plazo: terminar su carrera y abrir otro punto de Dolce Peccato. Mientras tanto los perros seguirán siendo los más felices con su modelo de negocio. (Lea: El bulldog 'skater' de Perú compite como perro deportista del año)