CONtexto Ganadero hizo un recorrido por lo mejor y lo peor que ha dejado cada uno de los últimos cincos gobiernos que han pasado entre Cesar Gaviria y Juan Manuel Santos, a través de las voces y la experiencia de algunos representantes de los gremios de la producción.
La relación entre el sector agropecuario y los más recientes Gobiernos de Colombia bien podría asemejarse con el trayecto de una montaña rusa: sobresaltos, subidas, bajonazos y emociones fuertes que al final terminan casi en el mismo punto donde todo empezó.
El agro, muchas veces convidado de piedra, invitado por obligación a las reuniones del Alto Gobierno y agregado casi marginal en las políticas públicas y los presupuestos de la nación, solo cada cuatro años se convierte en la novia en la fiesta de Matrimonio, porque cuando llega la época electoral todos los círculos políticos y la opinión pública hablan de este, lo involucran en sus planes de Gobierno, se toman fotos hablando de competitividad rural, desbordan las promesas, los compromisos y las partidas para llevarlo a la anhelada productividad y tecnificación que tanto necesita. Pero del dicho al hecho… (Galería: Lo mejor y lo peor que dejaron los últimos 5 presidentes al agro colombiano)
Cesar Gaviria, el 'harakiri' de la apertura
Con Cesar Gaviria Trujillo, quien promovió entre 1990 y 1994 la “revolución pacífica” y “el revolcón” se le dio una fuerte bofetada al agro con el engranaje de la apertura económica. Para Rafael Hernández, presidente de la Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, “la apertura dejó mal herido al sector agropecuario, ya que se implementó sin haber diseñado una política concreta que respaldara a los productores y los dejó sin posibilidad de reaccionar o competir en igualdad de condiciones”. (Columna: Crisis del agro: ¿Repitiendo los errores del pasado?)
Aunque Gaviria logró impulsar la Constitución de 1991, que renovó los cimientos institucionales del país, creó nuevos espacios de participación democrática y modernizó la justicia, como lo reseñó Carlos Maya, presidente de Asoporcicol, “los subsectores del agro quedaron muy golpeados porque no estaban preparados”, resalta el funcionario.
Pero allí no termina todo, pues Gaviria Trujillo le dio la espalda y debilitó la investigación nacional para el agro al separar el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, con lo cual, según Henry Vangeas, presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas, Fenalce, “se perdió una década de desarrollo en materia alimentaria (1990-2000), se dejó de lado la investigación y el país rural aún no supera ese rezago tecnológico”.
Ernesto Samper, anulado y sin gobernabilidad
Maltrecho y buscando alternativas para enfrentar la crisis generada por la apertura económica, el agro vio llegar a Ernesto Samper Pizano al Palacio de Nariño. Tras su llegada se desató el escándalo de los ‘narcocasettes’ que luego desencadenarían en el 'Proceso 8.000', un detonante que llevó al Gobierno a enfocar sus esfuerzos en defenderse, por lo cual para el agro pasó totalmente desapercibido.
Lo mejor, pudo ser que trató de que el ‘capitalismo salvaje’ no se llevara por delante a los productores, además respaldó la creación 1996 del Fondo Nacional de la Porcicultura, que le ha permitido cohesionar mejor las iniciativas a ese gremio pecuario. (Columna: Un collage de locura)
Pero los demás esfuerzos fueron incipientes y la falta de gobernabilidad fue el común denominador. “No le dio al agro la importancia que merece y no se trabajó en políticas de fondo”, dijo Hernández de Fedearroz. Sin embargo, para Rafael Mejía, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, lo mejor de ese Gobierno vino al final, ya que “por fortuna cuatro años se pasan muy rápido”, dijo.
Andrés Pastrana, buscando un nuevo impulso
Tras casi 8 años de abandono y golpes bajos, el agro empezaba a sentir en 1998, con la llegada de Andrés Pastrana Borrero que podría gozar de la visibilidad necesaria. El Gobierno de la época empezó a trabajar en pro de las cadenas productivas y la consolidación de distintos eslabones que hacen parte de la actividad agropecuaria, además de que en materia de investigación se respiraba un nuevo aire, aunque era a través de esfuerzos aislados.
Pero lo malo, fue que la investigación en materia agrícola no recibió la atención necesaria que permitiera jalonar el desarrollo del agro. “Pastrana se enfocó en la parte comercial, en las vías y mecanismos de distribución de productos, nada más”, señaló Henry Vanegas, de Fenalce. (Lea: Condenan a la Presidencia por daño a ganaderos durante la zona de despeje)
Y aunque el agro se sintió más presente e importante que antes, la zozobra e inseguridad generadas por la zona de despeje en El Caguan, Caquetá, le dieron una nueva bofetada al sector. “Le entregó la mitad del país a las Farc y eso fue nefasto para el sector por la crisis de seguridad que generó en el campo”, dijo Carlos Maya, de Asoporcicol.
Álvaro Uribe Vélez, el regreso de la tranquilidad al campo
Desde agosto de 2002 se dio inicio a un periodo presidencial de 8 años, ya que Álvaro Uribe Vélez logró ser el primer presidente de la era moderna que logró reelegirse en Colombia. Bajo el lema “Mano firme, corazón grande” logró que la inversión volviera al agro a través de su plan de ‘Seguridad Democrática’ que además trajo confianza para que los productores y dueños de las fincas regresaran a sus predios. Un logró que todos los gremios del agro reconocen.
“Poder volver a las fincas y trabajar con cierto nivel de tranquilidad fue fundamental, pero además este presidente tuvo la intención de desarrollar políticas para el sector que redundaran en competitividad, además respetó la institucionalidad del sector”, expresa Rafael Hernández de Fedearroz.
El Gobierno de Uribe impulsó tratados comerciales, pero a la vez hizo un enorme esfuerzo por adecuar los encadenamientos productivos del sector a las nuevas realidades, se promueven agendas internas intensas y un nivel de interlocución dinámico entre el Gobierno y los gremios. “Todo este permitió que se identificaran aquellos elementos políticos que eventualmente permitirían tener un mejor desempeño de los diferentes renglones del agro”, asegura José Félix Lafaurie, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán. (Lea: "Colombia necesita retomar los principios de la Seguridad Democrática": Óscar Iván Zuluaga)
Todo esto, llevó a un repoblamiento del campo pero la dinámica de los TLC también exigía unos compromisos y el desarrollo en materia de infraestructura, transporte, ciencia y tecnología e innovación que no alcanzó la importancia esperada para que el agro entrara a competir de igual a igual.
Juan Manuel Santos, retroceso y ruptura en los procesos
En 2010 tomó las riendas del país Juan Manuel Santos Calderón, quien para muchos era una carta de garantía para que las gestiones y programas de su antecesor siguieran adelante. Pero no fue así. Aunque implementó el plan “País Maíz”, reconoció que no existe una política de Estado para el agro y logró acuerdos como el TLC con Corea del Sur que puede beneficiar al campo colombiano, dejó de lado temas esenciales de Uribe Vélez.
“El Gobierno de Santos fracturó la agenda interna, desconoció los esfuerzos que se hicieron hasta julio de 2010, continúa la política de comercio exterior pero no tiene un nivel de interlocución adecuado con los gremios y por el contrario se enreda en la política de paz con un grupo terrorista que busca modificar los temas de fondo que tienen que ver con manejo de la tierra”, señaló Lafaurie Rivera, de Fedegán. (Lea: El fin de una época gris para el agro colombiano)
Abrirle espacio a las Farc en estos cuatro años, significan un retroceso grave para el agro con el agravante de que se han firmado tratados para el agro y no dan espera. “La posibilidad de que más de 300 mil ganaderos se quiebren es latente y todo por cuenta de la indolencia de un Gobierno que no ha entendido la coyuntura y se ha puesto a jugar con el sector rural”, puntualizó el presidente ejecutivo de Fedegán.
A la espera de un cambio
El agro, que de nuevo estará en el ojo del mundo político este año por cuenta de las elecciones legislativas y presidenciales sigue desatendido y asfixiando por la corrupción y la inseguridad. Establecer políticas agropecuarias puede ser un buen comienzo, pero todo radica en que, como dijo Álvaro Palacio Peláez, gerente de la Asociación Hortifrutícola de Colombia, en torno a estos últimos 24 años de gobiernos: “a ninguno de los presidentes les ha importado el sector agropecuario, han dejado el campo abandonado y nunca nos han ayudado a prepararnos para ser más productivos e incursionar en nuevos mercados”.