Aquiles Trevisi Mantilla, ganadero santandereano, precursor del mejoramiento genético del Cebú, le canta a la raza brahman hace más de 50 años y por ello ha sido calificado en reiteradas oportunidades como poeta. Este hombre de cabello ondulado y plateado, que lanza versos mientras conversa, también fue víctima del secuestro y es el protagonista de esta historia.
“Yo le canto al Cebú brahman bos indicus porque es la ganadería más importante de la tierra”, declama el ganadero a sus 85 años de edad y añade: “la leche es el oxígeno blanco”. Desde ese instante no para de hablarme de su ayer vivido en el campo.
Aquiles, de ascendencia suizo-italiana, siguió los pasos de la ganadería por herencia de sus padres y consolidó en el municipio de San Alberto, Cesar, una finca de ganado Cebú. De ahí nace el vínculo con los rumiantes, el cual no es convencional. Se trata de un amor que trascendió y se dio a conocer con su vocación de poeta, mediante los versos dedicados a la ganadería bovina.
En 1972, el bumangués tenía el sueño de tener un ganado robusto capaz de producir la mejor leche y carne, para lo cual compra toros cebú de Hudgins, Estados Unidos, y hace el primer cruzamiento entre un bos indicus como el brahman y un bos taurus como el holstein. (Lea: Claves para que su vacas rompan récords en producción de leche)
Esta idea se suma a su deseo de tener, además, animales capaces de producir esa mejor leche y carne en la zona tropical colombiana y específicamente en tierra caliente donde pudieran resistir a una altura de no más de 900 metros sobre el nivel del mar.
“Tuve un F1 de un cruce entre un bos indicus y bos taurus y luego crucé ese animal con un pardo suizo. Puedo decir que esto fue un trihíbrido”, señala para demostrar que en clima cálido con mejoramiento genético se puede disponer de animales capaces de aumentar la producción diaria entre 20 y 25 litros, como lo consiguió con los cruzamientos hechos hace más de 40 años en la Hacienda El Tulipán.
Su experiencia y gusto por el campo lo motivó a escribir y publicar el libro Ganadería Mestiza Tropical en 2012, en el que habla con propiedad de las estrategias para producir más de este líquido en finca, de la importancia de conocer cada parte del animal, del bienestar que deben recibir los semovientes bajo la sombra de árboles y del mejoramiento genético. También ha publicado artículos del sector en las revistas Holstein y Brown Suiss.
Esto lo combinó con los versos que se posan en hojas de su poemario, como llama a todos los versos que son la huella de su vida. Una vida que padeció dolor en la década de los 80 con las amenazas y extorsiones que recibieron él y su familia, y por el asesinato de 2 de sus mayordomos en finca. Estos sucesos lo obligan a abandonar el país.
“Nos dejaban papeles de amenaza pegados en la puerta. Me tuve que ir a vivir a Venezuela un tiempo”, confiesa el poeta ganadero que finalmente regresó a Colombia. (Lea: Esquema de cruzamiento, la ruta para tener bovinos de cierta sangre)
El grupo armado ilegal EPL, ya extinto, fue el causante de la mayoría de los secuestros, asesinatos y amenazas a ganaderos en la región Andina en los años 80.
El secuestro
La persecución a Aquiles no paró en esa época. El 14 de julio de 2007, a sus 76 años de edad, fue secuestrado por 4 hombres armados en zona rural entre San Martín y San Alberto. Los autores del flagelo lo obligaron a subir a una camioneta y luego lo llevaron a un ‘cambuche’ en el que cumplió 77 años.
“El día del secuestro me encontraba con el administrador Nelson Cárdenas en los potreros que dan a la carretera del mar; estábamos planificando la siembra de árboles en las nuevas divisiones de los potreros, cuando 3 delincuentes con pistolas en mano nos ordenaron poner las manos arriba; nos hacen ir hasta la casa donde estaba la camioneta Ford modelo 1973, nos meten en la cabina y nos conducen hasta un sitio cruzando el río donde hay una escuela, y ahí nos bajaron”, relata Aquiles en su libro Ganadería Mestiza Tropical.
El Gaula de la Policía lo rescató con vida, 28 días después del secuestro con signos de debilidad. Aquiles manifiesta que había pedido a sus captores que lo mataran con un tiro en la espalda. Estaba deprimido. (Lea: Víctimas de las Farc constituyen su propia Federación)
El día de rescate se iluminó su rostro, así se refleja en la imagen que la policía tomó minutos después de hallarlo con vida. Sin embargo, no volvió a ser el mismo. Aquiles desistió de dedicarle tiempo a la finca en San Alberto. Contrató mayordomos para que la cuidaran y tomó la decisión de radicarse en Bucaramanga. Desde aquel día ha dicho que el secuestro lo convirtió en un “desplazado” en su tierra.
La finca de Aquiles, entonces, cambió de rumbo: se inclinó al engorde de animales de la raza brahman. Según él, desistió del negocio de lechería porque requiere más dedicación.
Reconocimiento a la experiencia
Mauricio Moreno Roa, presidente de la Asociación de Criadores de Ganado Cebú, Asocebú, expone que Aquiles, a sus 85 años de edad, tiene alto reconocimiento como innovador en cruces entre ganado cebú con el holstein y pardo suizo, al demostrar que los animales se pueden adaptar al trópico cálido y húmedo del país.
“Siempre ha sido una persona muy inquieta en la investigación desde una perspectiva práctica y es altamente reconocida en Santander”, señala.
“Quiero volver a la finca, pero no puedo”
Aquiles se levantaba a las 4:45 de la mañana en su finca en San Alberto a ordeñar vacas, las “consentidas”, dice, en compañía de los trabajadores de quienes asegura aprendió y por eso desayunaba y almorzaba con ellos en la misma mesa, cada día. (Lea: Trabajo de Fedegán fue reconocido por agrónomos de Santander)
En su cuarto, acompañado de arañas y un panal de abejas, encendía en la noche una lámpara y tomada un lápiz y una hoja para escribir poemas. “Allí en esos días nació el poema La Soledad”. Esto hace ya 40 años.
Ahora, Aquiles se levanta cada mañana en la capital santandereana, añorando volver a la finca con su ganado. El también fundador del Museo de Arte Moderno de la capital santandereana pasa sus días con un tasa de café, leyendo noticias, libros y observando fotografías, otra de sus pasiones.
“Quisiera volver a San Alberto, pero no puedo por seguridad”, dice desde su casa en Bucaramanga, el ganadero que destina tiempo además a hablar con sus 3 hijos y esposa que vive en Bogotá.
El ganadero, poeta, joyero de Suiza, quien conserva una voz cariñosa y sensible, sueña con que Colombia avance en el mejoramiento genético animal. Mientras tanto escribirá sobre el amor, la naturaleza y seguirá con su canto a los animales Cebú, los “monstruos”, como los describe, que están a lo largo y ancho del territorio nacional, y en su corazón.
Aquiles Trevisi Mantilla ha sido galardonado por la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán. Asímismo, la Asamblea Departamental de Santander lo condecoró como hijo ilustre de la tierra y el Museo de Arte Moderno de Bucaramanga le concedió la imposición del Botón Guardián del Patrimonio. Su poema Canto al Cebú, brahman, bos indicus, fue publicado en febrero de 2015 en la revista The Brahman Journal de Estados Unidos.
Canto al Cebú, brahman, bos indicus
El Cebú, brahman,
lleva el aura de la luminosidad perenne.
Vive feliz con el quemante resplandor del fuego
bajo las púrpuras llamas solares.
Creo en el Cebú,
raza milenaria de la India,
nodriza de la humanidad.
Su leche es alimento sagrado de los dioses.
Más Dios y la naturaleza son los poderosos creadores,
de esta única y superior raza para el trópico,
hecha por él, la evolución,
para los hombres,
honra y gloria de los pueblos
de la tierra tropical.
El Cebú nació por inspiración de la necesidad sublime.
Padeció todo rigor en tiempos malos.
Terremotos, ciclones, aluviones,
tenebrosas sequias, altas, bajas temperaturas…
Más así nace, crece y reproduce,
cumpliendo el ciclo biológico,
tal, sin duda, es el Cebú,
de las razas, la adecuada,
todo un privilegio para el mundo.
Ayer, el Cebú fue vilipendiado…calumniado,
pero un día, americanos, brasileros
al Cebú perfeccionaron publicitaron
y le hicieron campeón de campeones, imbatible.
El rey del candente trópico húmedo,
taza Cebú, botada de la “canícula quemante”.
El calor del trópico asfixiante
es paraíso acogedor para el Cebú brahman.
Para las razas europeas, ese infierno es cual su tumba.
Así,
El Cebú, subió a la gloria desde entonces.
Respetado en todo el orbe,
por ser la raza tropical
su excelente productiva.
Creo en las razas cebuínas, brahman.
Creo en los bos indicus.
Soy un fiel seguidor.
Nunca los abandonaré.
Creo en la perdurable dicha
y en el disfrute que me aportan.
Por eso, canto al Cebú y,
¡Enhorabuena!
A todos los ganaderos del mundo.
Y, a los hombres de ciencia
por mejorar la grandiosa raza del Cebú,
o la raza indispensable
para hacer el vigor híbrido en el trópico.
La heterosis que es el milagro supremo.
La explosión de la potencialidad genética,
que choca, al cruzar dos razas opuestas:
las razas bos indicus (asiáticas) del calor,
con las razas bos taurus (europeas) del frío.
Por eso, canto al Cebú
Brahman bos indicus!!!