Un estudio realizado en 2012 por la Asociación de Bancos de Alimentos, Abaco, indicó que un millón 154 mil toneladas de frutas y 261 mil toneladas de verduras se pierden en la poscosecha. Por su parte, la Corporación de Abastos, Corabastos S.A., reseñó que en Bogotá se desperdician entre 75 y 100 toneladas de alimentos al día, aunque no todas ellas se dejan perder.
Con 22 años, Clara Jimena Garnica, técnica en explotaciones agropecuarias y tecnóloga en Administración de Empresas Agropecuarias del Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, sostuvo que desde hace 10 años le interesó el tema del compostaje y la lombricultura, gracias a las enseñanzas que le brindó su padre, razón por la que desde hace 2 años lleva a cabo un proyecto en una finca de Cajicá, en la cual ya empieza a tener los primeros resultados. (Lea en CONtexto ganadero: Algunas recomendaciones para reutilizar la gallinaza)
“Cuando me trasladé al campo para hacer mis pasantías en la finca de Alquería propuse un proyecto que consistía en el arrendamiento del espacio a cambio del producto. Entonces empecé con 2 camas y luego aumenté el número a 10, con un capital de $ 2 millones para comprar los materiales lo más barato posible” explicó la tecnóloga del SENA.
Al inicio, conseguir los elementos para realizar el abono era complicado, según ella, en especial en sitios como los restaurantes, dado que en ellos no hay una cultura de la separación de elementos orgánicos e inorgánicos.
“Un día entré a la página de Corabastos y vi un anuncio en el que decían que botaban los residuos, entonces me puse en contacto con la entidad y allí me vincularon con la Unión Temporal de Residuos Verdes para obtener esta materia prima. Ya llevamos 3 viajes, el primero fue de 13 y los 2 últimos de 10 toneladas de residuos orgánicos, pero todavía no he tenido resultados, porque producir el abono toma entre 4 y 5 meses”, agregó Garnica.
El proceso inicia en el invernadero, donde se deposita ese material y luego se hace un proceso de deshidratación en el cual se descartan bacterias o animales, esto en aras de evitar daños tanto en el abono como en la lombriz. Esa transición tarda entre 15 y 20 días. (Lea en CONtexto ganadero: Crean un abono orgánico e inoloro a partir del estiércol de vaca)
“Para el primer viaje dispuse los residuos ya secos en las 10 camas, cada una tiene 3 metros de largo por uno de ancho y 70 centímetros de profundidad; se aplican entre 6 y 8 centímetros de diámetro en este espacio, a los 15 días les pongo bovinaza para completar todos los nutrientes, especialmente el de nitrógeno, que lo proporciona el animal y es fundamental en las plantas.
Luego vuelvo a repetir el procedimiento 4 o 5 veces y así es como se obtiene el material a los 4 meses, para luego sacar de cada cama 20 y 25 bultos de abono, cada uno de 40 kilos”, comentó la también técnica del SENA.
Jimena indicó que en ese predio se realizan análisis de suelos, los cuales dan resultados sobre los requerimientos nutricionales del terreno e hizo la siguiente conversión: “si la tierra necesita 70 % de nitrógeno, entonces se aplica el 40 % del químico y el porcentaje restante es abono, con el fin de ir haciendo una transición en el uso del elemento orgánico y reducir los costos”.
Asimismo, la egresada del SENA manifestó que en el mercado un bulto de urea está en $ 60 mil aproximadamente, mientras que el de abono en $ 17 mil. “Pero el productor necesita obtener pastos en menor tiempo y usa químicos para ello; al cabo de un tiempo, como la tierra está contaminada, el ganadero necesitará usar un producto más fuerte y seguramente será más caro, con el fin de recuperar la calidad del suelo, el problema es que ese proceso tarda entre 4 y 5 años, por eso es importante hacer agricultura orgánica, para no intoxicar ese espacio", resaltó.
De igual manera, señaló que hacer esa transición lleva tiempo porque se trata de descontaminar el suelo, pero el abono funciona mucho mejor que el químico. Incluso precisó que producir el abono le cuesta $ 10 mil 800dado que su trabajo es manual. (Lea en CONtexto ganadero: Los 7 beneficios de utilizar abonos orgánicos en los cultivos)
El proceso industrial
Cuando se habla de una producción industrial, los costos pueden mostrar una tendencia a la baja. Así lo ha demostrado la Unión Temporal del Residuos Verdes, de Corabastos S.A., que lleva a cabo la labor de separar los elementos orgánicos de los inorgánicos.
“Los residuos orgánicos en Corabastos se componen de mermas, es decir, cáscara de la arveja, tusa de la mazorca, tierra de la papa y frutas en mal estado. Diariamente salen 100 toneladas de residuos y de ese total se usa el 65 % de la parte orgánica, un 8 % corresponde a papel, aluminio, madera y cartón que son reutilizables, el resto son materiales inorgánicos. Lo que hacemos es una clasificación”, detalló Diego Tobar, asesor ambiental operativo de la Unión Temporal del Residuos Verdes.
Después, los residuos orgánicos van a la planta de compostaje, ubicada en el municipio de Mosquera, Cundinamarca. Germán Martínez, jefe de planta describió el proceso de transformación de estos restos, en el cual contribuye la empresa Composagro Willys S.A.S. “Allí se trabaja con microorganismos eficientes mediante un proceso aeróbico, en el cual se controlan 3 factores: humedad, aire y temperatura, ello nos garantiza que no vamos a tener problemas de alterobacterias dañinas para el cultivo. Lo anterior puede tardar entre 60 y 70 días”, precisó Martínez. (Lea en CONtexto ganadero: Sector agropecuario hace compost con basura en Cundinamarca)
Para lograr un buen resultado se usan 3 estaciones. La primera es la sección de recepción, donde llega todo el material. Se caracteriza por ser una plancha de cemento, rodeada de canaletas, en donde el material pasa un tiempo para recoger el lixiviado en unos tanques, luego el insumo pasa a otro espacio de un metro 50 de alto por 2 de ancho y 70 metros de largo.
“Después viene la parte de maduración y transcurridos los 70 días va a un promel en donde se separan las partículas gruesas. Posteriormente, se usan los lixiviados para mojar el producto y así mantener la humedad y la temperatura. Al final, se obtienen 60 toneladas diarias de un compost, que es un agregado orgánico el cual es usado en los suelos y para nutrir los cultivos. Producirlos cuesta entre $7.000 y $8.000 el bulto, hay otros que están más enriquecidos con elementos biológicos y que incluyen fósforo y potasio, lo que hace que el costo suba”, afirmó el jefe de planta.
En la ganadería también se produce compost
De la misma forma en que la industria y la academia se unen para mejorar las condiciones ambientales y económicas de los productores, en Yarumal, Antioquia, hace 4 meses nació otro proyecto con el que se busca alcanzar los mismos objetivos. Así lo confirmó Miguel Salazar, socio estratégico de la Asociación de Ganaderos del Norte, Asoganorte; y la Federación de Lecheros de Antioquia, Fedelán.
Salazar, que también es ganadero, explicó que en la producción del abono orgánico se unen varias entidades como Asoganorte, que tiene un proyecto de siembras de maíz en Yarumal. “Ahí nace nuestra iniciativa porque la zona es deficiente en materias orgánicas”, indicó. (Lea en CONtexto ganadero: Abonos orgánicos líquidos aceleran proceso de compostaje)
También se unió la Cooperativa de Expendedores de Carniceros de Yarumal, Coescaya, cuyos integrantes obtienen la ruminaza. Y está Fedelán, que realiza aportes provenientes del Fondo Nacional del Ganado, FNG, los cuales son usados para la producción de silos del maíz que los ganaderos beneficiados producen con Asoganorte. Un ejemplo más de los resultados de la asociatividad.
“Esta idea del compost la empezamos a ejecutar desde hace 4 meses, pero el maíz lo venimos sembrando desde hace un año y producimos ensilajes. Por eso, unimos materias primas como la ruminaza de Coescaya, champiñonaza y residuos orgánicos de las plazas de mercado, con el fin de tener un mejor maíz y con la planta de compostaje que nos presta la Cooperativa, podemos corregir ciertos problemas nutricionales del cultivo. Por ello, este proyecto se enfoca en el mejoramiento de la economía”, agregó el productor.
El abono producido se caracteriza por tener potasio, fósforo, nitrógeno y calcio, “prácticamente hacemos una enmienda porque todos los nutrientes interactúan en este abono. Para ello usamos 50 % de champiñonaza, 20 % de ruminaza, 10 % de cisco de matadero y el resto son residuos orgánicos de plaza. Eso hace que el compost sea completo y nos ayuda a preservar el medio ambiente”, ahondó el ganadero. (Lea en CONtexto ganadero: Produzca su propio compost a bajo costo)
En la planta se producen a la semana entre 10 y 15 toneladas y el proceso de obtención del abono tarda 3 meses. Su proceso consiste formar una montaña con los residuos, a una temperatura entre 60 y 80 grados centígrados, con el fin de eliminar los microorganismos no benéficos. Después de 20 días se da vuelta a la mezcla y se le adiciona un caldo microbial, un descomponedor y un solubilizador de nitrógeno, fósforo y potasio para que sea biodisponible.
“Uno de los resultados que hemos tenido es acelerar el proceso de obtención del maíz en 140 días, es decir, redujimos 21 días de cosecha, pero eso también se dio gracias a la temporada de lluvias. No hay deficiencias de nutrientes en el cultivo y en la actualidad sembramos 60 hectáreas de maíz y otras 60 de avena”, sostuvo Miguel.
Como si lo anterior fuera poco se lograron reducir los costos de producción, de tal manera que cada kilo les cuesta entre $ 170 y $ 190 ($ 6.800 y $ 7.600 un bulto de 40 kilos). También lograron disminuir el uso de fertilizantes químicos en 50 %.
“Si se compra la gallinaza cruda, tenemos que pagar $ 170 o $ 190 y no tiene los correctivos necesarios, otra de las ventajas es que no invertimos en empaques de primera y no necesitamos de tractores porque Asoganorte los presta. Por eso, esperamos que con la ayuda de unos técnicos que saben de nutrición podamos llegar a reducir el uso de químicos en 100 % para 2016”, puntualizó el antioqueño.