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columna

¿Y la manifestación inequívoca?

por: José Félix Lafaurie Rivera- 31 de Diciembre 1969


“Su viabilidad está severamente lesionada, y su continuidad solo puede ser recuperada con una manifestación inequívoca de la voluntad de paz del ELN”

Así termina el comunicado que la delegación gubernamental en los diálogos con el ELN emitió en septiembre a raíz del atentado en Arauca, que dejó tres soldados muertos y 25 heridos. El comunicado no se refería al cese al fuego, no renovado en agosto por la actitud renuente del ELN, sino al proceso mismo, también congelado por ellos unilateralmente con espurias acusaciones de incumplimientos del Gobierno.

¿Quién entiende? En agosto un paro armado en Chocó, hostigamiento que confinó a 45.000 personas durante ocho días; luego el macabro atentado de septiembre, planeado para que fuera tan letal como el de 2019 en Bogotá; una explosión de violencia para terminar enviando, el 9 de octubre, una carta a la jefe de la delegación gubernamental invitando a reanudar los diálogos y expresando su “esperanza de llegar a una solución política”, eso sí, sin dejar de culpar al Gobierno por la suspensión.

Públicamente manifesté que compartía el comunicado de septiembre exigiendo una manifestación inequívoca de voluntad de paz, que debería ser la suspensión definitiva del secuestro. Por ello no puedo compartir el reciente comunicado de la Comisión Gubernamental, en el que se saluda y se acepta apenas una carta de invitación a reanudar los diálogos, además ¡en Caracas!, lo que deja la percepción de que el ELN está manejando a su amaño los hilos del proceso.

El país se quedó esperando la “manifestación inequívoca” y, a cambio, el 23 de octubre, ¡después del cruce de cartas! y a escasos días de la reunión en Caracas, el soldado Deiber Pérez pisó una mina colocada por el ELN en la Serranía de San Lucas y le fueron amputadas sus piernas. Dos días antes habían atacado la estación de Policía de San Calixto, Norte de Santander, que cobró la vida del subteniente Anderson Gómez y dejó dos heridos, uno de ellos menor de edad. ¿Así piensan llegar a una solución política?

No asistiré a la ronda en Caracas por compromisos gremiales adquiridos previamente en el país y en el exterior, pero no me escudo en esas razones de tipo formal para no expresar mi posición, como siempre lo he hecho en este mismo espacio.

Hace tres meses le manifesté al presidente Petro la necesidad de una pausa frente a la crisis del proceso para definir un norte más claro. Hoy pienso que, en lugar de una ronda con un dejo de claudicación, sería más prudente una reunión a la que asista el alto comisionado, la jefe de la delegación y el senador Cepeda, para explorar la real voluntad de paz del ELN y exigir unas condiciones que, por lo menos, se acerquen a una manifestación inequívoca

Creo que el ELN tiene mucho que explicar y mucho en que comprometerse. Nos quedamos sin conocer el mandato de su 6º congreso guerrillero del mes de julio sobre el proceso de diálogos. El país espera que se comprometan con la suspensión del secuestro y que cumplan los acuerdos firmados.

Por mi parte, quedo a la expectativa. Mi ausencia en Caracas no debe entenderse como una renuncia a la delegación. Renunciaré si el Congreso de Ganaderos me lo solicita en noviembre, porque fue el Congreso quien aprobó mi participación, invitado por el presidente Petro hace dos años. No estoy sentado en la Mesa como el ciudadano José Félix Lafaurie, sino como el presidente de Fedegán y miembro del CD.

Aún con mis reservas, espero, como toda Colombia, que el proceso se enrute, inequívocamente, hacia la verdadera paz.

@jflafaurie