Con la recuperación del estatus sanitario como país libre de aftosa muchos productores se mantienen a la expectativa de que el precio del novillo gordo tienda a mejorar. Seguramente esto sí ocurrirá, de no existir eventualidades sanitarias, pero no se puede esperar que la reacción sea casi inmediata a la recuperación del estatus.
Ya existe un paso cumplido que es la recertificación del país, pero al fin y al cabo el que suba el precio del novillo gordo solo depende del mercado a partir del nuevo nivel de exportaciones. Tarea por lograr. Si no fuera una acción de mercado, y el precio subiese solo por la expectativa de estar en un nuevo escenario, entraríamos en el campo de la especulación de precios y eso no le hace bien a la economía ganadera.
Si el precio del novillo gordo continua en el nivel actual, alrededor de USD1,28 kilo en pie, mantenemos un importante diferencial de competitividad frente a nuestros principales competidores, el más cercano y homogéneo Brasil que hoy se encuentra en USD1,61 kilo en pie.
Dos razones hacen que hoy el precio de nuestros animales sea el más bajo, pero así mismo el más competitivo. La primera las afectaciones por aftosa; la segunda la tasa de cambio que ha mostrado una tendencia de mayor depreciación del peso en los últimos meses.
De allí que la compra de animales en pie haya tenido una interesante dinámica en lo últimos meses. Somos el punto en donde se centran las miradas pues para países de alta compra de bovinos como Irak, Líbano, Jordania o Egipto, no existe otro mercado tan excepcional al relacionar precio de compra con calidad.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que las oportunidades que ahora se abren están en el mercado de la carne, y que el natural crecimiento de la demanda de nuestros productos hará que la cotización del novillo gordo tienda al alza.
Incluso, con el nivel de tasa de cambio actual el precio kilo en pie podría llegar a la tendencia que traía hasta meses antes de los problemas aftosos, junio de 2018, que registraba $4.844, y continuaríamos siendo competitivos frente a países como Argentina, Chile, Paraguay y Brasil
Pero precisamente no se puede olvidar que le apuntamos a producir carne, en donde no todo depende del precio del novillo gordo, sino del encadenamiento de otros eslabones en donde ciertamente son más eficientes la industrias transformadoras y transportadoras de Brasil, Paraguay o Uruguay, respecto a las nuestras.
La pregunta que debemos tener presente es ¿hasta qué nivel resulta conveniente que el precio del novillo gordo suba, sabiendo además que la competitividad de un kilo de carne no depende solo del ganadero sino de los demás participantes en la cadena de valor? La tasa de cambio nos podría dar una mano adicional, pero también nos la podría quitar.
Para alivió del bolsillo del ganadero ojalá suba su cotización, pero para bien de nuestra competitividad internacional ojalá no suba a un nivel en el que no logremos exportar con dinamismo.