El Ministerio de Agricultura le presentó al Congreso un proyecto de ley para promover y dinamizar procesos de innovación. La semana pasada, el Ministerio de Agricultura le presentó al Congreso por la vía del fast track, un proyecto de ley que crea el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria (Snia) para promover y dinamizar procesos de innovación para mejorar la productividad y la sostenibilidad del agro.
El proyecto busca resolver limitantes institucionales, de planificación y de coordinación que han implicado que, históricamente, servicios clave –como el de asistencia técnica– prácticamente no hayan llegado a los productores, como lo demuestra el último Censo Agropecuario, y que su calidad e impacto dejen mucho que desear. También aborda la baja relación entre este servicio con la investigación, y de ambos con el recurso humano que los dinamiza y debería garantizar su efectividad.
La iniciativa legal acoge las recomendaciones en este tema hechas por la pasada Misión para la Transformación del Campo, algunos de los puntos de la Reforma Rural Integral acordada con las Farc y lecciones aprendidas del trabajo de años del sector privado, la academia e instituciones como Corpoica, el DNP y el propio Ministerio. En este sentido, se trata de un marco moderno y ambicioso que, con voluntad política desde todos los niveles, podrá generar impactos enormes en generación de valor sectorial y bienestar en el medio rural colombiano.
El Snia hace parte del Sistema Nacional de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación, y a su vez está compuesto por 3 subsistemas: el de investigación y desarrollo agropecuario, el de formación y capacitación para la innovación agropecuaria, y el de extensión agropecuaria. El proyecto crea, complementa y relaciona una serie de espacios de articulación tales como un consejo superior, que a su vez crea comités técnicos mixtos en sus distintos ámbitos, mesas de CTi agropecuarias bajo las comisiones regionales de competitividad, presididas por los secretarios de Agricultura departamentales, sistemas territoriales de innovación e instancias creadas en normas anteriores como los Consea departamentales y los CMDR municipales.
Vale la pena destacar, de forma somera, algunos de los elementos de esta ley. - Le da vida legal al Plan Estratégico de Ciencia, Tecnología e Innovación Agropecuaria (Pectia) y a una agenda dinámica nacional de investigación, desarrollo e innovación que mejorarán significativamente la pertinencia de los proyectos financiados con recursos públicos.
- Migra de un concepto anterior de asistencia técnica, cuyo foco era la producción per se, a la extensión agropecuaria que se enfoca en el desarrollo de capacidades de productores, su articulación con el entorno y el acceso al conocimiento, tecnologías, productos y servicios de apoyo.
- Genera un mandato para que los departamentos, en coordinación con sus municipios y otros departamentos, elaboren y presenten en sus asambleas, planes departamentales de extensión agropecuaria, junto con los planes de desarrollo departamentales.
- Define las normas básicas para la prestación del servicio de extensión agropecuaria a cargo de los municipios agrupados, de acuerdo a las necesidades, bajo estrictos parámetros de habilitación de los prestadores, que pueden ser públicos o privados, por parte de la Agencia de Desarrollo Rural.
- Crea tasas y tarifas del servicio que reconocen diferencias entre los productores en los territorios y subsidios a estas, que se gradúan en la medida en que se progrese y se vayan cumpliendo las metas de los planes de extensión.
En pocas semanas, debemos contar con esta norma que ocupará los primeros lugares en importancia en nuestro agro, dado los cambios profundos y positivos que generará. ¡En buena hora!