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columna

Una apuesta y una propuesta para mejorar el análisis del precio de la carne

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

En el mediano plazo la inflación podría repuntar si el fenómeno de El Niño inicia en el segundo semestre del año, colocando presión en la oferta de alimentos y en la de servicios públicos; y en ese nuevo escenario se le empezarán a echar las culpas de alza en los precios, a la vaca, al ganadero o a las exportaciones. Lo dejo como constancia.

¿Dónde reside fundamentalmente el quid de la problemática de la disminución del consumo de carne? Un análisis de las cifras bajo diferentes escenarios me indica que entre los múltiples factores que tienen incidencia, el peso que ejerce el deterioro del ingreso monetario real es determinante, pues a pesar de las alzas importantes del salario mínimo en los últimos años (a partir del crecimiento inflacionario), dichas alzas no han logrado conservar el poder adquisitivo de las personas. Veamos primero el tema del escenario con Fenómeno de El Niño:

Si bien la inflación del país pareciera estar cediendo de acuerdo con los datos acumulados de IPC al mes de abril, en el mediano plazo podría repuntar si el fenómeno de El Niño inicia en el segundo semestre del año, colocando presión en la oferta de alimentos y en la de servicios públicos, especialmente energía eléctrica y uso de agua potable.

Respecto a la inflación en proteína animal, la que mayor crecimiento ha registrado en su precio en lo corrido del año es la carne de cerdo con un alza de 3,9%; seguida por la de res y la de aves con incrementos de 2,4% y 2,2% respectivamente.

Evidentemente la situación hoy es más favorable respecto al mismo periodo de 2022, en donde el crecimiento en el precio de carne de res era 8,2% y el de la carne de aves 5,9%. Al contrario, pasa para la carne de cerdo, que ha registrado un importante encarecimiento, pues entre enero y abril del año anterior registraban disminución en su precio de 3,2%.

Al respecto, y sabiendo que el precio de la carne de res no ha dejado de subir, y las probabilidades de que baje son menores; el mejor escenario a encontrar es que suba con menor dinámica, que es lo que se viene registrando.

Así las cosas, y con el ánimo de evaluar una relación adecuada de cuánto debería ser el precio de un kilo de carne, tomé las cifras del Sistema de Información de Precios del Sector Agropecuario (SIPSA) a cargo del DANE y dentro de las normales limitaciones de información encontré datos de interés a partir del año 2015.

Por ejemplo, en diciembre de 2015 un kilo de sobrebarriga vendido a mercados mayoristas en Bogotá tenía un precio de $10.130, equivalente a 1,57% de un salario mínimo mensual. En abril de 2023 el mismo kilo de sobrebarriga, colocado a los mismos mayoristas, alcanzaba un precio de $24.958 es decir 2,15% de un salario mínimo mensual.

En ese horizonte el kilo de sobrebarriga se incrementó 146% pero el ingreso de las familias apenas lo hizo 80%. Claro, no significa esto que los salarios también debieran tener tal crecimiento, pero lo que sí es cierto es que la problemática de disminución en el consumo de carne también debe tener un especial análisis en el deterioro del ingreso monetario real, pues a pesar de las alzas importantes del salario mínimo en los últimos años (a partir del crecimiento inflacionario), no ha conservado el poder adquisitivo de las personas.

Vale la pena entonces hacer el análisis de nuevo, pero dejando a un lado los tiempos en donde se han tenido causas mundiales que han generado inflación; en este caso partiendo de nuevo en diciembre de 2015 pero finalizando en marzo de 2020 cuando no sabíamos de Covid19, ni de crisis de contenedores, ni de crisis geopolítica o crisis de oferta de materias primas.

Para dicho mes un kilo de sobrebarriga tenia un precio de $13.267 en mercados mayoristas de Bogotá, que equivalía a 1,51% de un salario mínimo mensual. Efectivamente hasta allí la relación entre precios e ingreso monetario no desmejoraba el consumo de carne. Para marzo de 2021 esta relación entre el precio de un kilo de sobrebarriga y el salario mínimo mensual se mantenía en 1,52%, curiosamente con más de un año de amplias exportaciones de bovinos en pie, variable a la que achacaban las culpas del encarecimiento de la carne.

A partir de mayo de 2021, mes crítico, la relación precio ingreso empezó a desmejorar, 2,4%. Recuerdan lo que ocurrió allí: vandalismo, bloqueos, delincuencia patrocinada. En diciembre de 2021 fue de 2,0% y en diciembre de 2022 llegó a 2,27%, mientras que hoy se encuentra en 2,15% como lo había dicho.

Esto significa, que, si bien el precio de la carne no ha dejado de subir, el hecho que suba con menos dinámica de la registrada en los últimos dos años haría que vía incrementos del ingreso (salario) pueda recuperarse el poder de compra y por lo tanto mejorar el consumo. Sin embargo, la relación natural, al menos con un kilo de sobrebarriga debería estar alrededor de 1,54% y hoy se encuentra en 2,15%.

Sin embargo, mejoramiento real del ingreso, vía salario, solo se lograría en enero de 2024; por lo que sí resultará necesario que el precio de la carne no solo suba poco, sino que disminuya teniendo como objetivo mejorar el consumo. Pero ojo con los nuevos escenarios climáticos que dejarán todos estos supuestos atrás.

Lo que no puede pasar, pero les hago la apuesta a que sí, es que con la llegada de El Niño, de nuevo se tendrá presión inflacionaria y se le empezarán a echar las culpas de alza en los precios a la vaca, al ganadero o a las exportaciones. Lo dejo como constancia.

@ojcubillosp
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