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Un referendo contra la milicianización de Petro

Por Carlos Alonso Lucio - 08 de Mayo 2023

Impulsamos la idea, no representamos a ningún partido. Nuestra acción es ciudadana, constitucional, no violenta. Porque somos demócratas. Porque no somos milicianos

Los colombianos ya estamos abriendo los ojos frente a la verdadera estrategia de Petro. Los cuentos del cambio y del cambio climático y de las reformas y del neoliberalismo, cada día nos distraen menos. Su verdadera amenaza consiste en la milicianización del país; de sus relaciones sociales y de su acción política.

El llamado Pacto Histórico que lo llevó a la Presidencia no pasa de ser una alianza exótica de izquierdas fundamentalistas, organizaciones ilegales que ejercen control territorial en amplias zonas del país y un enjambre de políticos corruptos que siempre están listos a aliarse hasta con el diablo con tal colincharse en el gobierno. Y como tal, según su naturaleza, Petro está dispuesto a pasar por encima de lo que sea con tal de atornillarse en el poder.

En términos estratégicos, Petro considera que debe pasar de la fase del gobierno a la fase del poder. Su ambición no consiste en gobernar una democracia sino en hacer lo que para él significa la revolución. Una revolución marxista, según lo que él mismo confiesa como su pasión y su orgullo en la autobiografía que publicó en su campaña presidencial.

Y la fase del “poder” no se consolida mediante el ejercicio de un buen gobierno ni mediante el ejercicio de los principios garantistas y de equilibrio de poderes consagrados en la Constitución. El poder se garantiza mediante la organización disciplinada, movilizada y amendrentadora de unas bases sociales que sean capaces de imponerse a través del miedo sobre el resto de la población.

¿Y qué mejor que la milicianización de las bases sociales, económicas, ideológicas y territoriales del Pacto Histórico para hacerlo?

Por eso vemos que el gobierno aplaude los “cercos humanitarios” cada vez que sus milicias secuestran una unidad de ejército o de policía y por ahí derecho le ordenan al ejército que se quede paralizado y no acuda a solidarizarse con otras unidades que estén siendo atacadas violentamente.

Por eso vimos que Petro trajo a la Guardia Indígena a que presidiera simbólicamente la seguridad de su posesión, como premiando sus odiseas, en vez de haberles exigido que dejaran de invadir tierras, de bloquear carreteras, de meterse a amedrentar a la población de Cali cada vez que les da la gana o de matonear a los sectores indígenas y afrodescendientes de sus territorios que no se adaptan a las imposiciones del Cric y de los caciques que hacen y deshacen con la plata que se les envía del presupuesto de todos los colombianos.

Solo les faltaba venir a desplegar sus rituales milicianos a la Plaza de Bolívar con el fin de meterles miedo a los congresistas para que les aprobaran el Plan de Desarrollo. Un Plan de Desarrollo con el que el gobierno les garantiza, de manera directa, toneladas de dinero para que sigan engordando sus milicias y para que sigan robándoselos sin que nadie pueda controlarlos en absolutamente nada. Un plan del gobierno que busca desplazar a la Fuerzas Armadas constitucionales de sus funciones para asignárselas a las milicias y de esa forma “legalizar” el control territorial que ejercen en la práctica sobre las comunidades de esas regiones.

La Historia tiene suficientes experiencias descarnadas que nos cuentan cómo comenzaron y cómo terminaron este tipo de estrategias de “el cambio”. Basta recordar las Guardias Rojas que creó el partido bolchevique el 1917 o las Squadras (Camisas Negras) del partido fascista de Mussolini en 1922 o las Sturm Abteilung (SA, Camisas Pardas) del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei (partido obrero nacionalsocialista alemán) en 1923 o los colectivos chavistas que fueron los encargados de imponerse violentamente sobre las comunidades en los barrios y de matonear a los líderes de la oposición a través de la agresión física y el asesinato.

Los colombianos tenemos que entender que si no salimos a defender nuestra democracia, nadie lo va a hacer por nosotros. Con estos partidos políticos que tenemos, que se venden como ellos solos, no podemos esperar nada.

Aquí la batalla no está planteada en términos de partidos de gobierno y partidos de oposición. Aquí Petro nos ha planteado el desafío en términos de milicianos y nosotros tenemos que responderle en términos de ciudadanos. Lo que no podemos es dejar de responderle. Si no somos capaces de salir a defender nuestra condición de ciudadanos tendremos que resignarnos a padecer la tragedia de nuestros hermanos venezolanos que han tenido que vivir el exilio, la miseria, la humillación, el asesinato y la tortura, el saqueo y el robo de su patria.

Por eso, un grupo de ciudadanas y ciudadanos, hemos tomado la decisión de impulsar un referendo contra la milicianización de Petro. No representamos a ningún partido. Nuestra acción es absolutamente ciudadana; cívica. Constitucional, legal y no violenta. Porque somos demócratas. Porque somos ciudadanos. Porque no somos milicianos.

El primer punto del referendo es para que el pueblo ratifique el monopolio de las armas legítimas en cabeza del Estado democrático, razón por la cual comienza por prohibir todo tipo de milicias y por prohibir todo tipo de organización social destinada al ejercicio de la violencia. Llámense guardias indígenas, campesinas, cimarronas, autodefensas, primeras líneas, barras bravas, gaos, guerrillas, disidencias o como más quieran llamarlas.

Invitamos a que esta sea una tarea de todos.

Por esto, invitamos a que conversemos el próximo miércoles 10 de mayo a las 8:00 pm en noalineados.com

Nos vemos el miércoles.