El pasado viernes 2 de octubre se cumplieron 4 años de un hecho inédito en la vida política de Colombia, al ser rechazado el acuerdo de La Habana entre el gobierno de Santos y las Farc, en un plebiscito en donde el SÍ tenía todas las de ganar, en vista de que las encuestas le daban una ventaja de 4 a 1 sobre el NO; pero salió a flote la rebeldía colombiana, ante semejante imposición y de manera intrépida los ciudadanos le voltearon la torta al gobierno de Santos y a sus secuaces, para convertir esa fecha en una epopeya que demostró lo que es un país digno e inconquistable.
Desafortunadamente los dirigentes del NO se quedaron cortos para administrar el triunfo. Situación que aprovechó Santos ayudado por el Premio Nobel de Paz y por las movilizaciones de las universidades, para firmar el acuerdo con las Farc en el Teatro Colón el 24 de noviembre del mismo 2016, lo que se constituyó en una mofa a la voluntad popular que claramente se expresó en las urnas.
En ese plebiscito para refrendar los acuerdos de La Habana, quedó demostrada la malicia indígena de los colombianos de la que hablara Jorge Eliécer Gaitán, en vista de que el NO salió triunfante, con un 50,23 % y cerca de 60.000 votos de ventaja sobre el SI, convirtiéndose en un “Brexit” a la colombiana, lo cual demostró que la “constitución del 2016” que firmaron el gobierno y las Farc en Cartagena el 26 de septiembre, con la presencia de varios mandatarios y delegaciones internacionales, se tenía que replantear, buscando un Acuerdo Nacional en donde no hubiera exclusiones, pero desafortunadamente eso no fue así.
Resaltando que la malicia indígena era entendida por el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, cuando las personas ante la agresión, se callaban y pacientemente buscan contrariar a sus agresores en los momentos decisivos, que fue lo que pasó en las justas plebiscitarias, pues la posición de los que dirigían el SI fue avasallante en la campaña electoral, pero calladamente los del NO votaron masivamente, derrotando al gobierno y a las encuestas, subrayando que el ejecutivo no tenía necesidad de dicha convocatoria, pero buscaba políticamente disminuir y amilanar a su rival el expresidente Álvaro Uribe y a su partido el Centro Democrático, y como se dice coloquialmente, le salió el tiro por la culata.
Santos en su alocución del domingo 2 de octubre de 2016 en las horas de la noche, manifestó que el cese bilateral de fuego seguiría y convocó a las fuerzas del NO a un Acuerdo Nacional. Por su parte las Farc ya habían dicho que no volverían a la guerra, y lo ratificaron después de las justas, eso significaba que los resultados no deberían llevar a triunfalismos, sino a un Consenso Nacional por la paz política, y como dijimos en esa oportunidad, aunque el plebiscito no era la madre de todas las batallas, como lo creían los totalitarios marxistas, se debió haber revisado dichos acuerdos y si era posible convocar a una Asamblea Nacional Constituyente por elección popular, algo que no se consideró, pues primaron las marrullas del gobierno anterior.
Colombia es un país inconquistable, al no permitir que el acuerdo final de La Habana ganara, en donde prácticamente las Farc se convertían en un para-estado que podía con la Justicia Especial para la Paz (JEG) perseguir a sus adversarios y enemigos políticos creando el delito de opinión, cuestión que no permitió la Corte Constitucional. Olvidando los promotores del Sí que desde el descubrimiento de América el país ha resistido a los conquistadores, y las Farc querían ser los nuevos conquistadores, llevando a la nación al adefesio del socialismo del siglo XXI con una esclavitud política incluida, y aunque están vigentes esos acuerdos, la demostración libérrima del pueblo colombiano en ese 2 de octubre fue una grandiosa gesta.
El voto por el NO en esa oportunidad en Colombia fue una sorpresa para propios y extraños, pues contra todos los pronósticos se rechazó unos acuerdos que si hubieran quedado en su totalidad como querían las Farc, colocaban al país a las puertas de la toma del poder por parte de la narcoguerrilla y creaba un narcoestado, lo cual convertía a la nación en una vergüenza para la comunidad internacional, en donde mediante una dictadura marxista leninista y desde luego liberticida, se apabullaría mediante la violencia y el engaño a la población para conducirla al envilecimiento y la infamia. Pero el pueblo colombiano supo percibir el momento político y echó mano de las reservas democráticas, para seguir siendo la nación inconquistable que históricamente ha rechazado a las tiranías.
Lo del 2 de octubre de 2016 le tiene que servirle de experiencia a las fuerzas totalitarias del comunismo, que mediante una serie de embustes y patrañas pretenden tomarse el poder en el 2022, para romper la tradición democrática que ha tenido Colombia, y usan también a las bandas armadas del Eln y las Farc (que llaman disidencias), buscando desestabilizar al Estado con miras a materializar sus ignominiosos planes, pero hay que recordarles que Colombia es un país digno e inconquistable.