No son capítulos de Game of Thrones en donde se presenta un largo periodo frío, es Colombia, en donde el próximo mes de junio se completarán tres años de invierno consecutivo; y lo escribo en forma afirmativa porque según el IDEAM seguimos con un fenómeno de la Niña que continuará en el primer trimestre del año y que se unirá con la verdadera temporada de lluvias que va desde fines de marzo hasta mediados de año.
Casi tres años con un extendido fenómeno climático que ha generado graves impactos ambientales, económicos y sociales. De hecho, toda la situación actual de desconexión con el suroccidente del país y el bloqueo de la vía Panamericana, se origina en el prolongado invierno que a su vez es consecuencia del cambio climático.
Sin embargo, lo que debe tenerse presente es que el país no ha contado, ni cuenta, con una política estructurada para el manejo del recurso hídrico (no se asignan recursos a las vías mucho menos al manejo del agua). Existen épocas de exceso de agua que cada vez serán más prolongadas, pero no sabemos qué hacer con ellas, no existe infraestructura de almacenamiento, ni de canalización, ni mucho menos distritos de riego suficientes para afrontar la época de escasez.
Cuando llegue el próximo verano, que si es igual de extendido al invierno actual, será catastrófico, y estaremos al otro lado de la situación pidiendo porque llueva. Evidentemente tenemos un recurso que cíclicamente muestra unos excesos y unas deficiencias que no se están sabiendo administrar por falta de gestión del conocimiento y de políticas públicas fundamentalmente de infraestructura.
Hoy los grandes afectados son los habitantes de Nariño, que en el caso del sector lechero han tenido graves dificultades para conectar con la cadena de suministro de 1,1 millones de litros de leche que se producen al día, y si bien una cantidad importante abastece al mismo departamento, al menos 370 mil litros necesitan de la vía Panamericana para comercializarse con otras regiones. Tan solo en la producción de leche cruda son más de 5 mil millones de pesos de pérdidas en una semana de emergencia, más los costos que se derivan en la falta de agregación de valor y de comercialización.
Sin embargo, y pensando en que vuelven los niños y jóvenes a clases, y teniendo en cuenta que el Gobierno Nacional pretende reemplazar productos importados que se utilicen en programas de alimentación, además de buscar disminuir el uso de bienestarina; y que además está fomentando el programa de “Ollas populares”; resultaría muy oportuno y conveniente que la situación de crisis actual vea la oportunidad de utilizar las producciones de leche, papa, hortalizas y de demás alimentos producidos en la región, para que se abastezcan mercados locales.
La economía nariñense no aguantará que solo se tenga una solución en cuatro o cinco meses como se ha planteado con la vía, y aunque existan otras carreteras (de la peor calidad), el costo de entrada y salida de los diferentes bienes, incluido el combustible, va a disparar la inflación de la región.
Además de las soluciones de billones de pesos en infraestructura se necesitan soluciones creativas y de voluntad del Estado para brindar alternativas eficientes en el corto plazo. Hay que moverse.
@ojcubillosp