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Foto: las2orillas.co

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Tras la entrevista de Nicolás Petro con Vicky Dávila, Petro intentará telenovelizar el Juicio Político

por: Carlos Alonso Lucio- 31 de Diciembre 1969

Telenovelizar, cohechar y milicianizar son los tres verbos rectores de la estrategia de Gustavo Petro.

Si se lo permitimos, Petro tendrá el tiempo para montarnos la guerra civil que siempre ha querido.

Y ahí sí: “Nos jodimos”

Sé que acabo de escribir el título más largo que se le haya puesto a una columna de opinión.

Cuando me vienen a la memoria algunos títulos largos en la escritura, siempre recuerdo el de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada de García Márquez -título que, por demás, me encanta-. Mas cómo será de largo este de mi columna, que lo supera en el número de palabras y caracteres.

Yo sé que este título puede parecer un disparate editorial, pero no me fue posible encontrar otro que recogiera con más precisión las ideas que quiero exponer.

Vamos por partes.

“Tras la entrevista de Nicolás Petro con Vicky Dávila, Petro va intentará telenovelizar el Juicio Político.”

La entrevista es un boom. Un boom periodístico, y sobre todo, es un boom político y un tsunami emocional. Estoy seguro de que va a ser una de las más leídas y comentadas de todos los tiempos en nuestro país.

Uno, por el personaje y por las circunstancias. Dos, porque Vicky Dávila es una periodista muy importante. Imaginen ustedes el grado de atención que puede llegar a tener la entrevista del hijo de un presidente que acaba de ser apresado por los delitos que se cometieron en la campaña presidencial de su padre; padre que lo abandonó cuando apenas era un bebé recién nacido y que lo traiciona, ahora, siendo ya un adulto, cuando se había convertido en uno de sus más fieles y aguerridos militantes. El hijo preso, entre aterrado y decepcionado, ha decidido confesar los delitos ante la justicia para salvarse de la cárcel y para reivindicar ante sí mismo la figura en ruinas de la paternidad, que había destrozado su padre, con el fin de dedicarse a criar, él sí, a su bebé que nacerá muy pronto. Imagínense, toda esta historia, servida en un suculento reportaje realizado por la periodista más connotada del país.

Parece un brief para el guion de una telenovela. Pero no lo es. Es una historia real. La historia real de la crisis presidencial de Colombia. La entrevista tiene cuatro grandes ejes temáticos.

El primero, que la recorre de principio a fin, es el de la relación padre-hijo. El de los abandonos y las traiciones. El que incluye los afectos y los desafectos entre hermanos. Cuando Nicolás Petro dice cosas como que él sólo fue una ficha de ajedrez para su padre, que su padre no lo quiere, que lo dejó solo pese a que él fue el que más trabajó para que pudiera llegar a ser presidente. Cuando le recrimina que abandonó a su madre, quien lo había entregado todo por él, y que ha sido una persona bastante desagradecida con ella.

El segundo, que podríamos denominarlo el de la admiración que Nicolás Petro ha tenido y sigue teniendo por Gustavo Petro. Allí él dice que lo ha visto siempre como a su superhéroe, que su sueño consistió en que su padre llegara a ser presidente y que sigue pensando que debe continuar en la presidencia para que logre materializar las promesas que hizo.

El tercero se refiere a aspectos que pueden tener algún valor judicial, que tienen que ver con hechos de financiación de la campaña presidencial que son materia de investigación. Es donde se refiere a que ni Gustavo Petro ni Ricardo Roa, el gerente de la campaña, supieron de los dineros que Gabriel Hilsaca y Santa Lopesierra le dieron para la campaña y que él y su exesposa se quedaron con una parte y que la otra la gastaron en la campaña. En ese fragmento también da a entender que hubo otros aportes de personajes que dieron platas por debajo de la mesa, platas que Gustavo Petro y la campaña sí conocían, platas que nunca fueron reportadas en la contabilidad a las autoridades y que con ellas quedaría más en evidencia la violación de los topes de gastos electorales.

Por último, está el eje con que Nicolás Petro intenta dar su explicación del contexto y las decisiones políticas de Gustavo Petro en 2022 que dieron origen a que la campaña presidencial del Pacto Histórico se levantara la falda y no tuviera el más mínimo recato en arrasar todos los límites jurídicos y políticos que establecen la Constitución y las leyes de Colombia. Sobre el primer eje temático, el de las manipulaciones y las traiciones de Gustavo Petro a su hijo, se podría escribir una novela. Pero como no se trata de una ficción sino de la realidad y esa realidad se refiere, nada más ni nada menos que al presidente y a la familia presidencial, podemos decir que tiene el valor de aportar la verdad verdadera sobre quién es el presidente como persona, como miembro de familia y como ser moral y social. Así mismo, puede llegar a tener el valor de hacerle un llamado de educación cívica a la sociedad para que en futuras oportunidades asuma la evaluación personal de sus dirigentes con seriedad y no con los impulsos de emocionalidad y chismografías con que lo ha venido haciendo. Colombia ha llegado a tal falta de criterio que muchos creen que las ideologías son más importantes que los principios de sus dirigentes y que el odio político a los adversarios exime a los propios de cumplir con la Constitución y los deberes ciudadanos.

El segundo eje también es muy importante porque muestra de cuerpo entero la inmadurez moral y política de Nicolás Petro, que, a su vez, también expone la incoherencia y la doble moral de los dirigentes del Pacto Histórico. Resulta desconcertante, por decir lo menos, ver que Nicolás Petro, después de contar todo lo que contó de su papá, desde los hechos de deslealtad personal hasta los hechos de corrupción política, acto seguido diga que sigue admirándole sus capacidades y que piensa que debe seguir en la presidencia para hacer los cambios que prometió. Es tan grande la incoherencia moral y política de Nicolás Petro, que cuando Vicky le preguntó por las conductas personales de Gustavo Petro que hacen que se le pierda a todo el mundo y que deje tirados sus compromisos de Estado, él ahí sí le respondió tajantemente que no le respondería ni una sola palabra, porque dizque nunca se metería en esas “esferas”.

Lo que no se dio cuenta Nicolás Petro fue que terminó dando la respuesta más elocuente de todas, la que nadie se había atrevido a dar hasta ahora: que Gustavo Petro tiene conductas personales que son inconfesables.

Esa es la muestra más indiscutible de la doble moral del Pacto Histórico. Todos, absolutamente todos los dirigentes del Pacto Histórico, los de la izquierda de siempre y los de la politiquería tradicional que se juntaron, sabían quién y cómo es Petro. Sabían de sus deslealtades humanas, sabían de sus desapariciones aparentemente inexplicables, sabían de sus conductas personales, lo habían visto contar fajos de billetes sucios en bolsas de papel, lo habían visto agredir a diestra y siniestra inspirado en sus complejos y sus resentimientos, lo habían visto regodearse en sus disparates ideológicos y sus vanidades enfermizas. Nadie conocía a Petro tanto como ellos que han vivido a su lado durante tantos años. No obstante, fue tal la codicia por el poder y la doble moral de esa gente, que no tuvieron ningún reparo en ayudarlo a esconder todo lo inconfesable y en ayudarlo a embaucar a nuestro país con el cuento de un tal cambio que nunca tuvo ni pies ni cabeza.

El tercero es el eje de las piezas que podrían encajar directamente en el rompecabezas judicial. Aunque algunos han querido darle la mayor trascendencia, la verdad es que no la tiene.

En este punto hay que tener un cuidado muy particular, en el sentido de no caer en la trampa de lo que el telenovelismo periodístico y judicial ha dado en llamar “testigo estrella”. A estas alturas, ya deberíamos haber aprendido de esta práctica tan dañina.

Eso no nos puede ocurrir con Nicolás Petro. Una cosa es que el muchacho haya comenzado un proceso de arrepentimiento y restauración que todos debemos celebrar y reivindicar, y otra cosa muy distinta es caer en la trampa de que lo vayan a convertir en el nuevo “testigo estrella” del Juicio Político a Gustavo Petro, en el nuevo galán de la telenovela.

Principalmente por una razón: porque si bien es cierto que las nuevas noticias criminales sobre la campaña que declara Nicolás Petro pueden aportar en algo, es más cierto aún que no son impredecibles. En esto tiene toda la razón el abogado José Manuel Abuchaibe. Las pruebas que él mencionó en su denuncia ante la Comisión de Investigación y Acusaciones de la Cámara de Representantes sobre la violación de los topes en los gastos de la campaña presidencial son más que suficientes para adelantar el Juicio Político al presidente de la República. No se necesitarían más. Que si llegan más, nunca sobrarían; formarían parte de la construcción de más verdad. Pero técnica y jurídicamente no se necesitarían más pruebas.

En este eje de las piezas judiciales del rompecabezas, me llamó la atención la ignorancia con que Nicolás Petro tocó el tema de que su papá no sabía de las platas que le dieron Gabriel Hilsaca y Santa Lopesierra, entre otras cosas porque ese punto ni le quita ni le pone al Juicio Político.

Hasta donde tengo entendido, por informaciones de prensa, tanto Gabriel Hilsaca y su padre, como Santa Lopesierra, ya tienen saldadas sus cuentas con la justicia. Luego sus dineros son idénticos a los de otros empresarios que le aportaron a la campaña.

Es que hay que entender que en el juicio por la violación de los topes nada tienen que ver dos cosas. Allí no es importante si el candidato sabía o no de los aportes, si los aportes fueron a sus espaldas o no. Allí el tema es objetivo. Se trata de si violaron, o no, los topes. Si se gastaron en la campaña uno o más pesos que los determinados por la ley. En esos casos, dice el artículo 109 de la Constitución, que el elegido pierde su investidura o su cargo. Y lo otro importante de entender es que en este juicio por los topes no es importante el origen lícito o ilícito de los dineros. El juicio por la violación de los topes es una cosa y el juicio que pudiera abrirse, eventualmente, por la financiación ilegal de la campaña es otra muy diferente. Lo que podría ocurrir es que si, en estas investigaciones que están avanzando, se encuentran con que además de haber violados los topes también entraron dineros provenientes de personas o grupos criminales, entonces debería abrírsele otro nuevo juicio por financiación ilegal de la campaña.

Por eso es tan importante comprender, para no dejarse engañar. Por eso es tan importante comprender por qué Gustavo Petro sale con tanto ahínco a resaltar que Nicolás dijo que él no sabía de Hilsaca y de Lopesierra, cuando en realidad él y sus abogados saben que eso no tiene ninguna importancia. Lo hace porque sabe que eso le sirve para telenovelizar el Juicio Político que se le viene. Lo hace para intentar meter al país en la telenovela de si él sabía o no sabía, de si fue engañado por su propio hijo o no, de si todo fue a sus espaldas o no. Cuando la realidad es que eso no tiene ningún valor en el juicio por algo tan objetivo como que violó la cifra límite permitida de los gastos establecidos para las campañas presidenciales del año 2022. Por eso es que insisto en que Petro va a intentar la telenovelización del Juicio Político.

Por último, está el eje más importante de la entrevista, que trata sobre la explicación que Nicolás Petro intenta dar sobre el contexto y las decisiones políticas que, según él, dieron origen a que la campaña presidencial de 2022 se fuera de bruces contra las normas constitucionales y legales del sistema electoral.

A este eje vale la pena darle un repaso literal:

Vicky Dávila: ¿Su papá es una víctima suya?

Nicolás Petro: No, para nada, tampoco.

V.D.: Al final, Nicolás, el único beneficiado de todo esto es su papá, quien se hizo presidente.

N.P.: Al final, había un objetivo.

V.D.: Claro, que él se volviera presidente.

N.P.: Todos sabíamos cuál era el objetivo y todos trabajamos en torno a eso. Era ganar la presidencia. Por eso, a diferencia de 2018, para la campaña de 2022 se aceptaron apoyos de los políticos tradicionales. ¿Por qué? Había un objetivo principal que era ganar la presidencia y sabíamos que para ganar necesitábamos el apoyo de los políticos tradicionales. Solos no podíamos y se aceptaron esos apoyos. No fui quien salió a aceptarlo, fue la campaña en general. Teníamos un objetivo principal y todos trabajamos para lograrlo.

V.D.: El que aceptó esos apoyos de políticos tradicionales fue su papá. Así mismo, entonces, ocurrió con la plata, las otras que no se reportaron.

N.P.: Vicky, te repito, hay circunstancias, hechos, personas que no puedo mencionar en medios de comunicación.”

Una vez más, Nicolás Petro lo respondió todo sin darse cuenta. En este fragmento está la nuez de la entrevista. La que podríamos denominar la prueba reina del Juicio Político.

Lo que estas respuestas demuestran es que sí hubo una decisión política de soltarse todas las amarras éticas, constitucionales y legales con tal de llegar a la presidencia. Con estas respuestas queda claro que con tal de llegar al poder decidieron estar dispuestos a todo y así lo hicieron. Dice Nicolás Petro: “No fui quien salió solo, fue la campaña en general”. Solo que le faltó agregar que la “campaña en general” tenía un general y que ese general era Gustavo Petro, el directo responsable de todo cuanto ocurrió de ilegal en la campaña.

Este eje político de la entrevista es muy revelador de lo que verdaderamente ocurrió, lo cual es importante para el Juicio Político por la violación de los topes. Solo hay una imprecisión en lo que dice Nicolás Petro cuando dice que la decisión de hacer cualquier cosa la tomaron en 2022. Eso no es cierto. Petro había tomado esa decisión desde mucho antes. Basta recordar que él fue el instigador principal del vandalismo que paralizó la economía durante 45 días del 2021, basta recordar que desde hace muchos años había decidido aliarse con la dictadura criminal venezolana para conspirar contra la democracia colombiana, basta recordar que durante su alcaldía de Bogotá ya había decidido hacer negocios que le produjeran bolsas de dinero en efectivo como entregadas en los vecindarios de la Calle del Cartucho. Pero eso es harina de otro Juicio Político que estamos trabajando en el Movimiento Cívico contra los actos de milicianización de Gustavo Petro desde la presidencia de la República.

Por lo pronto, concentrémonos en descifrar en qué consiste la estrategia de telenovelización del Juicio Político que ya comenzó a intentar Gustavo Petro. La telenovelización del Juicio Político, si la logran, consistiría en darle al juicio un manejo de telenovela con el fin de someterlo a un clima de irracionalidad y pasiones desenfrenadas. Consistiría en distraer a la opinión de los ejes centrales políticos y jurídicos de la discusión para trasladarlos por los caminos de una especie de pornosensibilidad.

Es por eso que Petro se ha dedicado a trinar sobre el eje del drama padre-hijo que sostiene con Nicolás. Por eso algunas veces asume el rol de presidente sobre el de padre y al otro día asume el de padre por sobre el de presidente. Por eso a veces asume el rol de padre que regaña al hijo por sus errores y al otro día asume el de padre arrepentido que reconoce errores y que le pide perdón y reconciliación al hijo. Por eso asume unos roles cuando toman preso al hijo y otros roles cuando el hijo dice que lo va a delatar ante la justicia.

Petro y sus asesores ya tienen que saber que no van a poder engañar a las inmensas mayorías de colombianos que ya no les creen ni lo que rezan. Lo que sí saben es que tienen que provocar la mayor confusión y sensiblería posibles con el fin de darles insumos de movilización a sus milicianos y bases sociales fundamentalistas del campo y de la ciudad, llámense Primeras Líneas o guardias de todo tipo o clanes de cualquier nombre. Ellos saben que no va a ser capaces de convocar a grandes movilizaciones sociales. De hecho, Nicolás Petro reconoce en la entrevista que los sectores de opinión petristas están muy decepcionados, que se sienten traicionados y que por eso las últimas convocatorias que hicieron fueron un fracaso rotundo.

La verdadera apuesta estratégica de Petro consiste en distraer a la opinión mediante la telenovelización del Juicio Político, con el fin de dilatarlo en el tiempo, mientras ellos aceleran su plan de milicianización hasta sentirse listos para chantajear al país con la amenaza de que si el Juicio Político lo saca, se arma una guerra civil.

No nos sorprendamos tanto. No sería la primera vez que lo intentan. ¿Acaso no recordamos que una de las tácticas que emplearon en la última fase de la campaña presidencial consistió en aprovecharse del miedo colectivo que habían sembrado durante el vandalismo de 45 días del 2021 para poder amenazar con que si el país no elegía a Petro, entonces llegaría la guerra civil?

Para nadie es un secreto que una de las tácticas antidemocráticas de Petro ha sido la de la manipulación de los miedos colectivos. Cualquiera con dos dedos de historia en la cabeza, sabe que esta es una de las recetas básicas de la milicianización en todas las latitudes adonde se ha desplegado.

En su intento de telenovelización del Juicio Político, Petro va a utilizar unas herramientas muy concretas que es muy importante que las conozcamos:

1- La manipulación emocional de su relación plagada de traiciones y reconciliaciones con su hijo Nicolás.

2- El argumento de que todo ocurrió a sus espaldas.

3- El argumento de que el Juicio Político es una conspiración de la derecha porque él representa el cambio. Nunca va aceptar que el Juicio Político debe ocurrir porque él violó la Constitución y las leyes.

4- El argumento de que a él sólo lo puede retirar del cargo un juez penal y que el Congreso de la República no es competente, tal como empezó a advertirlo con el desacato a la Procuraduría en el caso de la suspensión temporal por corrupción del alcalde de Riohacha.

5- La afirmación inconstitucional de que a él podrá sacarlo solo el pueblo que lo eligió, desconociendo absolutamente el sentido democrático e institucional del país.

6- Y obviamente, la amenaza de que estaría dispuesto a convocar a sus bases sociales milicianas para defender a cualquier precio de violencia y caos su posición en el poder.

Por lo pronto, dejo esta reflexión hasta aquí. Vale la pena que la meditemos. Es muy importante que los colombianos comprendamos las armas y las estrategias de los enemigos de nuestra democracia.

Continuará…