En materia de comercio exterior es clara la importancia de contar con Tratados de Libre Comercio e instrumentos jurídicos supranacionales para el acceso a un mundo globalizado. Pero es necesario prever que estos instrumentos operen en ambos sentidos.
Es importante contar con Tratados de Libre Comercio, instrumentos jurídicos supranacionales de mucha importancia para el acceso y pertenencia a un mundo globalizado. Sin embargo, es igualmente necesario prever que estos instrumentos operen en ambos sentidos, es decir, que generen reales oportunidades comerciales, de lo contrario se configuran en una vía preferencial para una parte y con resultados negativos para la otra.
Tal es el caso que se ha experimentado con el sector ganadero en el marco del TLC con los Estados Unidos, pues a pesar de contar casi con una década de vigencia del Acuerdo, el sector ha visto cómo se incrementan casi de manera exponencial las importaciones a Colombia amparadas bajo esquemas preferenciales y, en contraposición, muy poco se ha podido exportar en materia láctea y absolutamente nada, ni un solo kilogramo de carne bovina ha podido ser exportada desde Colombia a los Estados Unidos.
Recordamos como si fuera ayer, los retos que nos trazamos para poder llevar carne al mercado americano y a toda Centroamérica. Pues el mercado americano es considerado el mercado que abre mercados.
Una vez firmado el TLC con los americanos comenzamos a presionar para la apertura del mismo. En el año 2007 a través del decreto 1500 se establecieron sistemas de inspección, vigilancia y control para la carne. Con la aplicación de este decreto su cumplían los requisitos necesarios para la apertura del mercado americano para la carne colombiana, la meta era que este producto llegara a la mesa de los americanos en 2014, o sea un periodo de 7 años. Hoy han pasado 14 años y no se ha logrado.
Nuestras instituciones han venido trabajando duro para cumplir con los requisitos de admisibilidad de tan importante mercado, pero desafortunadamente ha pasado el doble del tiempo proyectado para el acceso de nuestro producto y todavía no se tiene, ni se tiene claridad sobre una posible fecha para este acceso.
Cuando analizamos los trabajos realizados, nos sentimos como cuando nuestros padres nos enseñaban a nadar. Estábamos al borde de la piscina y ellos se nos ponían 3 o 4 metros y nos pedían que nadáramos hacia ellos. Cuando estábamos a punto de llegar a los brazos de nuestros progenitores, estos daban dos pasitos atrás y nos hacían recorrer mucha mas distancia. Esa sensación de ahogo es la que sentimos con el acceso de nuestra carne a ese importante mercado y lo peor, nos estamos ahogando, pero en leche. La inundación de leche en polvo tanto entera, como descremada, producto de importaciones desde Estados Unidos, esta ahogando a nuestro sector lechero.
Mientras que las importaciones de productos lácteos importados desde Estados Unidos batían registros históricos a mediados de 2020, nos dolía el alma al recibir imágenes, cuando nuestros productores se vieron obligados a descartar y botar leche en los campos al no tener a quien venderla.
Hoy tenemos una carne de excelente calidad, proveniente de animales alimentados a pasto, producida en predios productivos amigables al medio ambiente. Este producto tiene gran potencial en el mercado americano.
Lamentablemente debido a falta de voluntad política del gobierno americano aún no hemos podido ingresar a ese mercado a pesar de tener las condiciones más que suficientes en materia de calidad, producción e inocuidad necesarias.
Sin embargo, desde la actividad ganadera estamos convencidos y enfocados en continuar la expansión de la actividad a los mercados internacionales a través del fortalecimiento de las exportaciones. Confiamos en la calidad y condiciones de nuestro producto para llegar a las más refinadas mesas del mundo a través del mercado y con esto, la expansión productiva de la ganadería en Colombia.
Prueba de esto es el sostenido crecimiento de las exportaciones colombianas de carne bovina gracias a la apertura de casi una veintena de países que hoy reciben nuestra carne, y como consecuencia se registra un mejor comportamiento de los precios pagados al ganadero y el creciente interés por aumentar la producción, vinculando una mayor cantidad de recursos en el sector, generando empleo, estabilidad y divisas para el país que nos beneficiarán a todos los colombianos.
El futuro es prometedor para la actividad ganadera, solo resta no desfallecer ante las vicisitudes que muchas veces encierra la política y los intereses de los grandes productores, tenemos con qué, lo sabemos y lo aprovecharemos.