Los cinco errores de Petro y los dos de Fico frente al crítico problema de la seguridad. Por favor, pónganle seriedad al tema que el futuro de Colombia depende de él.
Aparte de todo lo demás, esta contienda presidencial pasará a la historia por la baja calidad del debate y por la notable falta de profundidad y rigor en el tratamiento de los problemas del país.
No sé si el voltaje excesivo de la pugnacidad ha obnubilado o si los candidatos y sus equipos no se han sentado con el juicio debido a trabajar cada tema.
A veces se me ocurre pensar que todos han caído en cierta banalidad de creer que el pueblo no pasa de ser una masa amorfa que no merece más que la combinación estratégica de ciertos estímulos emocionales. Según esa banalidad, unas veces los estímulos deben parecerse lo máximo posible a los choques eléctricos y otras veces lo máximo posible a las cosquillas.
—No es para risas. Esto que parece un chiste es una de las cosas que más perjudican a la democracia.
Comencemos por los errores de Petro.
1- Tal como lo dijo el senador Jorge Enrique Robledo, Petro no incorporó en su programa, desde el principio y con transparencia, su propuesta de Perdón Social. Solo lo hizo cuando su hermano fue sorprendido conversando con los presos por corrupción en la Picota.
2- Además de que la opinión no fue informada de su propuesta y de sus contactos carcelarios por iniciativa propia sino porque fueron descubiertos por los medios de comunicación, todo ocurrió en medio de la competencia electoral y quedó bajo sospecha en la medida de que se habló del respaldo de los votos que las organizaciones ilegales pudieran ponerle a su candidatura.
3- Cometió con esto un error de cálculo político básico. Está claro que los grupos ilegales no tienen la capacidad de mover la cantidad de votos que definan una elección presidencial pero sí tienen la capacidad de contaminar de ilegitimidad e ilegalidad toda la votación de un candidato.
—Imagínese, si han hecho hasta lo imposible por ilegitimar la elección de Iván Duque con una foto del Ñeñe Hernández, qué podría pasar con una eventual elección de un candidato cuyo hermano fue sorprendido negociando acuerdos en la Picota, con la anuencia de la campaña y del candidato, tal como ellos mismos lo reconocieron.
4- El error de haberse metido a hacer acuerdos en las cárceles, con organizaciones ilegales, tiene una consecuencia nefasta a la hora de sentarse a hablar “con todos”, tal cual ha venido repitiéndolo Petro en los últimos días. En la eventualidad de que ganara, es tal el grado de desconfianza que han generado sus acuerdos de debajo de la mesa, que su credibilidad nacional e internacional se encontraría demasiado deteriorada como para poder manejar la complejidad de una negociación con las organizaciones ilegales.
5- Otro error grave que cometió fue no haber entendido que hay una norma inviolable: un gobierno no puede sentarse en una mesa de negociaciones siendo deudor político de la contraparte. Cuando un candidato gana la elección habiendo hecho acuerdos electorales clandestinos con las organizaciones ilegales, de alguna manera queda secuestrado moral y judicialmente. En cualquier momento, ante cualquiera contradicción, esas organizaciones tienen bajo la manga la posibilidad acudir al chantaje de descubrir la tramoya.
—Imagínese, no más, en qué quedaría un presidente ante una eventual declaración contra él y su campaña dada por alguno de los extraditados que comiencen a declarar ante la justicia norteamericana.
En fin, uno podría pensar que Petro abortó desde su campaña la posibilidad de adelantar desde el gobierno su propia propuesta de Perdón Social.
Sigamos ahora con los errores de Fico. Fico ha cometido, básicamente, dos errores.
1- No haber partido del reconocimiento de lo que todo el mundo sabe: que la política de seguridad del gobierno Duque ha sido un fracaso. Un fracaso demasiado costoso para el país.
El crecimiento de las organizaciones ilegales ha sido exponencial tanto en el campo como en las ciudades. La multiplicación del control territorial por parte de la ilegalidad es enorme.
Colombia sabe que con cada captura de capo, por más connotado que sea, es más lo que se gana en titulares de prensa que lo que se gana en la reconquista efectiva de la seguridad y los territorios.
El país sabe, por ejemplo, que el manejo que le dio el gobierno a los bloqueos y los vandalismos de hace un año fue errático.
El problema de este error radica en que si Fico no parte de aceptar las fallas estructurales de la política de seguridad de Duque, sencillamente no podrá proponerse su reformulación.
En materia de seguridad sí que es cierto que los colombianos sabemos que no podemos tener continuismos sino cambios esenciales.
2- En múltiples debates y entrevistas le he escuchado a Fico responder a las preguntas sobre seguridad acudiendo a su experiencia como alcalde de Medellín. Eso es otro error.
Primero, porque la perspectiva de la seguridad de un país como Colombia no puede confundirse con la perspectiva de una ciudad. No es lo mismo ser alcalde que ser presidente, y menos en materia de seguridad.
Segundo, porque en estricta verdad, no se puede decir que su gestión haya solucionado los problemas de seguridad de Medellín. Les dio un manejo, mas no los solucionó. Y no es para menos. Los problemas estructurales de seguridad que tienen Medellín o Cali o Bogotá o el Cauca o Catatumbo o Chocó, no los puede solucionar ningún alcalde. Solo un presidente cuenta con los resortes suficientes para enfrentarlos.
Por favor, candidatos, pónganle más seriedad a este tema. El futuro de Colombia depende de él.