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Sobrellevando la crisis mundial de precios

Por Oscar Cubillos Pedraza - 24 de Julio 2024


En ocasiones anteriores hemos hablado de por qué no existe dinamismo en las exportaciones colombianas de carne a China, a pesar de haberse abierto este mercado asiático en octubre pasado. La conclusión pasa por la afectación de nuestra competitividad exportadora desde la tasa de cambio, así como por la tendencia mundial a la baja de los precios internacionales de la carne.

De hecho, el gigante asiático sigue comprando, incluso cortes de menor valor, pero la ralentización de su economía ha hecho que sus precios cada vez sean menos atractivos. Son pocos los países que, con el nivel de precios que ofrece China, están logrando abastecer este mercado. Ya, países como Australia, Brasil y Uruguay empiezan a poner más atención al mercado de Estados Unidos en donde las cotizaciones mantienen una mejor perspectiva.

La ventaja de China es que es un mercado inmenso, por lo que siempre será necesario mantenerles abastecimiento, y, así como hoy los precios no son atractivos, mañana sí lo serán. Sin embargo, las cuentas para la carne de origen colombiano aun no dan para estar haciendo envíos permanentes y sistemáticos, a diferencia de lo que ocurre en Brasil que al fin y al cabo se ha convertido uno de los principales surtidores del país oriental.

Para que Colombia logre equiparar la competitividad de Brasil, o bien tendría que depreciarse el peso, o apreciarse el real, o el precio interno del kilo del novillo gordo expresado en pesos debería descender lo suficiente para compensar lo que la tasa de cambio no ofrece. Yo optaría por las dos primeras, pero en la política monetaria y cambiara no hay influencia del sector ganadero, menos en la de un país externo.

¿Qué queda? De un lado el mercado interno, que al fin es en donde se coloca el 92% de la producción local y las exportaciones que se vienen haciendo a destinos tradicionales. En ese sentido el mercado doméstico tiene un pro y un contra: el pro es que el precio de la carne solo ha subido 0,4% entre enero y junio de 2024, eso es bueno, pero el contra es que la economía nacional se encuentra estancada lo que viene limitando drásticamente el consumo.

Al respecto, con corte a mayo de 2024 se habían exportado 8.233 toneladas de carne y despojos que reflejan la disminución de 45% frente al mismo periodo de 2023, lo que al fin y al cabo muestra que la exportaciones a mercados tradicionales también se ha visto expuesta a la pérdida de competitividad cambiaria y a menores precios internacionales.

Ahora bien, los precios internacionales en buena medida tienen incidencia por mayor oferta de carne a partir de la crisis de precios de la leche que se refleja en buena parte del mundo. Efectivamente menores precios pagados al productor por cada litro de leche han obligado a estos a mayor liquidación de hembras, llevándolas a la faena e incrementando la producción cárnica.

Son los ajustes típicos que realiza el mercado y, para evitar estas crisis, es cuando las medidas contracíclicas del gasto público deberían entrar al escenario para dinamizar la economía y sacarla del estancamiento en el que se encuentra. Pero esto tampoco está ocurriendo en el orden nacional. Por ahora habrá que comprender bien al mercado.