Y es que las cifras no mienten en el sector ganadero. De acuerdo al DANE en el año de 2013 se sacrificaron 4.134.519 bovinos, al menos de manera formal. El mejor registro histórico conocido, incluso por encima de 2008 y 2009, cuando el mercado venezolano era boyante y Colombia le exportaba. Lo esperado para 2017 era un sacrificio por encima de 4,5 millones de animales, pero desde 2013 las cifras de sacrifico han venido para abajo. El año anterior el sacrificio apenas llegó a 3.398.245 animales, según el mismo DANE. Una caída de más de 700 mil animales, 18%, frente a 2013. Sin embargo, la población sigue consumiendo carne, entre 18 y 19 kilos por persona al año, lo que indica que una parte del consumo tiene su origen en sacrificio clandestino, creciente, al ver la caída del formal. No hay duda que Venezuela ha sido un factor relevante en la baja del sacrificio. El contrabando de animales, e incluso de carne desde el vecino país, han lesionado la capacidad productiva de la industria cárnica. El descuido de las fronteras es notable. Pero tampoco se pueden desconocer los retrasos del país, por ejemplo, en materia de trazabilidad bovina. De contar con un sistema de identificación animal completo y robusto, los problemas de fiebre aftosa pasados se pudieron evitar. Según el programa IDENTIFICA del ICA se han registrado 4,1 millones de animales, cuando el hato ganadero es de un poco más de 25,6 millones según sus propias cifras. Un avance del 16% aproximadamente. ¿Si para cubrir el 16% se requirieron poco más de 4 años, para el avance del restante 84% se necesitarán 21 años más? No es diferente la problemática con las guías de movilización, que también pudieron evitar el reingreso de la aftosa. Por supuesto el deterioro económico y social de Venezuela no le contribuye al sector ganadero, ni al país en general. Sin embargo, diferentes expertos coinciden en las oportunidades que tiene el sector ganadero colombiano. También coinciden en que existen más potencialidades del mercado en el caso de la carne bovina, y que en el caso de leche se necesita mayor acompañamiento estatal, pues son más los pequeños productores quienes dependen de esta actividad. Al fin y al cabo, en los dos casos se necesitan políticas de Estado que le den la importancia a lo agropecuario. Brasil, Uruguay o Argentina, por ejemplo, han hecho de su sector ganadero de interés nacional, lo protegen y estimulan, sin que eso signifique subsidiarlo. Ya quedamos atrás un lustro, ojala que en los siguientes años nos pongamos de nuevo al día. De ello dependen más de 500 mil familias.