En los últimos días se ha hecho viral, a través de redes sociales, el uso de nuestro Escudo Nacional y específicamente la intención de comunicar su lema inscrito: Libertad y Orden. La razón de esta tendencia obedece a la sensible situación que se percibe en el país en materia de seguridad y orden público, y la exigencia ciudadana de que el país, en cabeza del Gobierno Nacional, adopte medidas eficaces de lucha contra el crimen.
Sin libertad. Evidentemente el incremento en los casos de extorsión, de hurto y de secuestro; generan un escenario de limitación de libertades que los ciudadanos adoptan con el fin de evitar ser víctima de los delincuentes. Ejemplos de tales restricciones van desde evitar la movilidad, no hacer turismo, no frecuentar restaurantes en ciertas horas e incluso disminuir la posibilidad de hacer negocios o generar empresa.
Lo más preocupante es que en un escenario de incertidumbre por la creciente inseguridad se crean desincentivos hacia la inversión que más adelante se reflejarán en crecimiento del desempleo y deterioro de diferentes variables económicas y sociales.
Pero la percepción en la reducción de libertades va más allá de la difícil situación de orden público que vive el país, y, traslapa a otros ámbitos de la realidad nacional. Por ejemplo, la reforma a la salud, tal y como está planteada, limita la escogencia por parte de cada persona de su propia EPS y restringe la acción del capital privado en el cuidado y promoción de la salud, llevándonos a un modelo estatizado a través de la red pública de hospitales.
Sumemos la actual propuesta de reforma pensional en donde es el Estado quien define, de acuerdo con su monto salarial, en donde quedará depositado su ahorro, limitando la libertad de escogencia de un fondo por parte de cada persona.
Generan además preocupación otros Proyectos de Ley que también se tramitan en la actualidad, empezando por el del Plan Nacional de Desarrollo que se queda corto en propuestas efectivas para generar bienestar y riqueza, quedando en mayor deuda con lo agropecuario. Su énfasis pareciera ser el de crear nuevos componentes de la institucionalidad para reemplazar, o desplazar, la existente, tanto así que se atribuye una batería importante de facultades extraordinarias al presidente de la República.
Con desorden. Pero además en un escenario nacional en donde la ciudadanía clama por mayor seguridad y un aparato judicial más efectivo y contundente; los Proyectos de Ley de sometimiento a la justicia y de reforma a la justicia, llevan el mensaje a la comunidad de que ser ciudadano de bien no paga. La herencia de Juan Manuel.
Penas mínimas para los bandidos, excarcelación e incluso rentas permanentes marcan un escenario desequilibrado frente a los ciudadanos que respetan la ley, que por el contrario cada vez son más cargados con impuestos y obligaciones.
Que no ocurra lo de la zona de distensión entre 1998 y 2002 en donde el gobierno de turno solo decidió rectificar su actuación cinco meses antes de finalizar el mandato. Ahora, hay mucho por rectificar y hay tiempo para hacerlo.
@ojcubillosp