…un ambiente hostil para el individuo con un panorama oscuro donde su familia, su trabajo y su seguridad económica están en la cuerda floja. Unas medidas de higiene básica que debemos obedecer y un enclaustramiento para córtales las alas a un enemigo que apenas estamos conociendo. Tan parecido a los ataques terroristas en cadena: hacen daño y se van a otro sitio para repicarlo. Un entorno de terror. Sufrimiento, ansiedad y adversidad.
Todo el cerebro trabajando bajo el influjo de los mensajeros del miedo: cortisol, adrenalina y noradrenalina. Las decisiones bajo la tiranía de las emociones negativas. El sistema de recompensa cerebral arrestado y su llave, la dopamina, perdida.
Tenemos un mecanismo como los boxeadores, nos permite levantarnos del tinglado, y superar esos malos momentos. Afrontar los hechos y desaparecer esos transmisores de emociones negativas. Como los metales, esquivar esos jabs perturbadores y recuperar nuestra flexibilidad. En neurociencias se conoce como resiliencia. Es la capacidad de sobreponernos superando la adversidad y la situación de estrés. Es robustecer la fuerza interior y buscar las nuevas oportunidades.
Salta desde mi alma de ganadero los módulos de rotación, en donde a nuestro hato lo vamos cambiando para que siempre coman pasto biche y verde. Esta simple movilización nos permite tolerar el verano del trópico y conservarle su peso. La geometría de ellos poco importa, lo fundamental es agua y pasto tierno. Evitamos el pisoteo y la compactación del suelo. Cuando uno de los módulos está en malas condiciones, le damos mayor tiempo de descanso, revisamos que no tenga plaga y lo abonamos. Los otros lo reemplazan.
Así deber ser nuestro cerebro en la vida y su manejo resiliente en los momentos de adversidad. Ser ecuánime en su análisis, buscar objetivamente las plagas o causas, abonarlo con dopamina y los nutrientes del día buscarlos en otro modulo que este en mejor estado para que nos de aliento y calorías.
Que cercano debemos comportarnos a nuestras practicas ganaderas. Esa es la vida: un módulo. La rotación de potreros, uno de ellos. Para ser ganadero y mantenerse en el ring hay que ser valiente y optimista. Es la única forma de superar el verano, la caída de los precios, el cierre de las exportaciones y la iliquidez. Resistente a las ignominias. ¡Ser resilientes!
Para derrotar el COVID 19 debemos comportarnos igual que los ganaderos.
Remberto Burgos de la Espriella
Bogota, 28/03/2020