Días atrás Poncho Araújo presentaba un análisis sobre los costos de la alimentación de una vaca lechera en verano en el trópico bajo seco, atendiendo las exigencias de su nutrición y cría. Concluye que solo es viable la lechería con una vacada de promedio mínimo de 10 litros diarios durante la lactancia (250 a 300 días), lo que haría inviable la ganadería de leche en los más de 550.000 predios ganaderos con menos de 25 reses, que no tienen acceso a genética superior, ni pasturas que cumplan con las exigencias de esta alta producción.
¿Qué hacer entonces? Le propuse, estudiemos la variable de la cría en soltura, sin ordeño o medio ordeño, capaz de producir terneros con la genética nuestra (7 colores con base Bos Indicus), que logren 250/300 kg al año, para cambiar el enfoque de la ganadería de leche a carne, dada la exportación al mercado chino, que recién se ha abierto y la producción de novillitos para la exportación en pie.
De inmediato los escollos, vamos por partes:
El ICA respondiendo a solicitud de un reducido grupo minoritario de animalistas, sin miramientos técnicos, parece decidido a aplicar las recomendaciones de la EFSA (European Food Security Authority) elaborada para transporte terrestre a comunitarios de EU (no acogidas por ningún miembro), al transporte marítimo de semovientes embarcados desde Colombia (parece ser consigna de este gobierno ser líder en algo, aun a costas de quienes dice proteger), causando gravísimo impacto socioeconómico al grupo de propietarios de pequeños predios ganaderos (más de 300.000), ubicados en las áreas desde las cuales se producen, comercializan y salen a la exportación en pie (Caribe y Magdalena Medio). Adicionalmente, podría tenerse como una barrera paraarancelaria que coloca en desventaja a las reses de nuestro hato con las de nuestro directo competidor (Brasil), al aumentar el espacio por cabeza de 1.4 a 1.69 m2 (aplicando hoy, el espacio para reses de 400 kg a novillitos de 350 kg, encareciendo el transporte individual), lo que hace que se reduzca la capacidad del buque en un 20 %, aumentando el costo del flete, que necesariamente sería trasladado al pequeño productor ganadero, haciendo caer el precio alrededor de los $5.600 kilo, potrero báscula.
La revaluación del peso frente al dólar es otro de los factores que atenta en contra la ganadería en general, particularmente a los pequeños ganaderos que colocan los ganados en pie. Los exportadores en pie al recibir menos pesos por dólar se pueden ver abocados a no poder sostener precios de los ganados en pie a como hoy están comercializando.
No todo el panorama es oscuro, se abren las puertas de manera efectiva al recibir la habilitación de exportaciones a la China de dos frigoríficos desde Colombia, Red Cárnica en Bucaramanga y Ciénaga de Oro, igualmente están pendiente de aprobación cinco beneficiaderos más, para abastecer la demanda del mercado chino que puede llegar absorber hasta 50.000 toneladas de carnes desde Colombia.
Las exportaciones de carnes y ganados en pie requieren mejoramientos genéticos que permitan acelerar los tiempos de levante y ceba, pasturas de mayor carga nutricional que nos lleven mejorar ganancia de pesos diario, retención de vientres, afinando natalidad cerrando ciclos entre partos, que nos conduzca a acelerar el crecimiento del hato nacional, conservando tanto la exportación de carnes y ganados en pie.
Para lograr lo anterior es necesario políticas públicas enfocadas en apoyar e incentivar la ganadería, especialmente a los pequeños, que se insiste, serán los afectados con decisiones erráticas tomadas desde el Gobierno del Cambio para favorecer a una muy pequeña minoría, que pregona amenazas permanentes sobre las exportaciones de ganados en pie, que cumple con todas y cada una de las exigencias actuales y un poco más de bienestar animal.