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columna

¿Qué tan cristiano es el cristianismo colombiano?

por: Carlos Alonso Lucio- 31 de Diciembre 1969


Es una buena pregunta para estos días de Semana Santa.

Aunque, la verdad: es una pregunta que debiéramos de hacernos como un cuestionamiento más permanente, más constante en nuestra razón de ser -como país, como personas, como Historia-.

Una premisa clave: para efectos de este artículo, cuando hago referencia al cristianismo no hago distinción entre católicos y evangélicos. Parto de los colombianos que comparten un mismo Dios, una misma Biblia. Una misma Fe en Jesús. La Colombia creyente.

Las estadísticas hablan por sí solas. Todas coinciden en que más del 90% creen en Dios. De donde se ha concluido con mucha facilidad, como algo “tan obvio”, que “Colombia es un país cristiano”.

Pero vaya uno a saber… a ver con qué se encuentra. Si con un país cristiano o con una mera estadística. Porque por lo menos esa primera inquietud tiene que surgir, como contradicción y como alerta, ante el primer contraste con la realidad. Como mínimo, preguntarnos qué tan cristianos son los niveles de violencia, corrupción y pobreza que nos aquejan. Violencia, corrupción y pobreza desbordadas.

No puede ser que en un país cristiano esté pasando lo que nos está pasando.

Si acudimos a la sentencia bíblica de que “por los hechos los conoceréis”, entonces deberíamos estar viviendo una realidad muy diferente. Colombia debería reflejar paz y seguridad, justicia y bienestar. Esos principios y valores del corazón creyente deberían de reflejarse en la vida social y política, en el talante de la dignidad y en la altura de la discusión, en el respeto a la vida, la libertad y la democracia.

Pero no. Por el contrario estamos viviendo uno de los momentos más degradados.

Que no sigan equivocándose los que creen que la Fe nada tiene que ver con lo que sucede en la sociedad, los que creen en una religión individualista, alejada de lo que ocurre en el país, en la ciudad, en el colegio de los hijos. Los que creen que se puede creer en Dios sin creerle a Dios.

No basta con decir que se cree en Dios. Es preciso vivir la transformación del corazón que ello implica. No es cierto que se pueda ser cristiano y cualquier cosa al mismo tiempo.

Y no me estoy refiriendo solamente a la conducta del cristiano, de la persona, del individuo. También me refiero al cristianismo, a la cristiandad, al pueblo creyente.

Porque al igual que no se puede ser cristiano y cualquier cosa al mismo tiempo, tampoco se puede ser cristianismo y cualquier cosa al mismo tiempo.

La Humanidad ha tenido que pagar con dolores inefables las veces que el cristianismo ha dejado de serlo para volverse cualquier cosa. Tal vez el ejemplo más patético de los últimos tiempos ocurrió cuando el cristianismo alemán se arrodilló a los pies de Hitler. Cuánto dolor, cuánta locura. Salvo la voz solitaria de Dietrich Bonhoeffer, todos se fueron de bruces.

Para no ir más lejos, qué tal lo que estamos viendo en Venezuela. Las iglesias evangélicas con Maduro. ¿Qué cristianismo es ese? ¿Se puede ser cristiano y estar con el asesinato y la tortura al mismo tiempo? ¿Se puede ser cristianismo y madurismo al mismo tiempo?

Yo creo que no.

En Colombia están ocurriendo cosas muy graves mientras se resiente el silencio del cristianismo -del católico y del evangélico-.

¿Se puede ser cristianismo y silencio al mismo tiempo?

Sobre ésto hablaremos en nuestro CívicosLive de este miércoles de Semana Santa.