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columna

¿Qué pasa en Bogotá?

por: Oscar Cubillos Pedraza- 31 de Diciembre 1969

Hay formas eficientes de espantar la inversión, pero hay unas más que otras

Hay formas eficientes de espantar la inversión, pero hay unas más que otras

Son pocas las veces en las que apelo a escribir temas diferentes a lo económico, ganadero o agropecuario, sin embargo, el de hoy, al fin y al cabo, influye en los anteriores, al ser Bogotá el principal centro de negocios del país y la puerta de entrada de la inversión extranjera agro que ve oportunidades en nuestro país.

Lo que pasa en Bogotá es evidente, anticipándome a la conclusión, y es la falta de estrategia para controlar la inseguridad creciente en la capital. Eso implica, por supuesto la falta de iniciativa, liderazgo y creatividad para hacer cosas, de quien es responsable del asunto: la señora jefe de policía.

Con creciente inseguridad en la ciudad las inversiones deciden emprender caminos menos inciertos. Incluso es Bogotá una de las capitales latinoamericanas con mayor costo de vida pero que no se retribuye con una buena calidad de vida: inseguridad, falta de movilidad, inundaciones, huecos, que casi dan argumento para un film de cine: ¿y en dónde está la alcaldesa?

Al contrario, ir a las calles a trabajar o a estudiar, o ir de compras se ha convertido en un asunto rodeado de miedo. Hasta los delincuentes ingresan a los centros comerciales, jardines infantiles y otros establecimientos, como si esto fuera el lejano oeste, desenfundando armas y empezando a intimidar.

La antes candidata, hoy alcaldesa y jefa de policía, expresaba en una de sus intervenciones de campaña “que tiemblen los delincuentes, no voy a dejar de respirarles en la nuca”. Solo 15 meses se han necesitado para demostrar que quienes le respiran en la nuca a la alcaldesa son los delincuentes, y que quienes temblamos somos los ciudadanos de bien, los inversionistas, quienes generan empleo, estudiantes y trabajadores que ni en el interior de un bus, ni en las proximidades de nuestros hogares podemos sentir seguridad.

Por supuesto, la estrategia es equivocada. La promesa fue la de crear más URI (Unidad de Reacción Inmediata) para judicializar rápida y efectivamente a los delincuentes y evitar que volvieran a las mismas andanzas, sin embargo, lo que terminó ocurriendo fue que a la policía de la ciudad se le entregaron unos detectores de metales para mejorar su operación.

Me recuerda como durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército francés pretendía evitar la invasión Nazi con su ejército a caballo, enfrentando a toda la maquinaria de guerra, liderada por los modernos panzer. Resultado: la aplastante victoria alemana.

Mientras la primera autoridad de policía de la ciudad continúe debilitando a sus cuerpos policiales como es el caso del ESMAD, y no tenga la iniciativa para que las acciones de inteligencia sean más incisivas, la ciudad continuará yendo en la dirección equivocada, espantando la inversión y la generación de empleo.

No es problema de percepción, razón a la que se apela para hacerle el quite a la discusión. Ser el primer mandatario de una ciudad como Bogotá requiere más talentos y capacidades en gerencia y administración de problemas, los cuales hoy parecen haber desbordado a los representantes escogidos en las urnas en octubre de 2019.

@ojcubillosp