Como históricamente la humanidad ha bebido bastante leche a alguien en la era moderna, marcada por la cultura fitness, se le ocurrió crear negocios para reemplazar el consumo de leche por otras bebidas supuestamente dietéticas.
Entonces crearon la “leche de soya”, la “leche de almendra”, la “leche de palma”, en fin, leches que no son leches pero que cualquier plan de marketing con buenos recursos hará pasar como leche.
Y como vieron que era bueno, y sobre todo rentable, luego buscaron hacerlo con la carne: “carne de lenteja”, “carne de garbanzo”, “carne de frijol”. Cuentos y cuentos que muchos consumidores terminan creyendo porque cada vez somos más sensibles a la información y campañas de mercadeo.
Ahora, en el alto y creciente nivel de importación de leche en polvo proveniente de EEUU, quienes defienden tal negocio importador sostienen que la leche en polvo no tiene nada que ver con la leche líquida. ¿Es en serio? Sí, es en serio.
Argumentan que una es la funcionalidad de la leche en polvo y otra la de la leche líquida. Claro, muy seguramente alguna proporción de quienes importan y utilizan leche en polvo la mezclen directamente en sus productos, pero al fin y al cabo se llega a la misma funcionalidad que da la leche en su estado líquido.
Ahora bien, si ustedes hacen la lectura de cuáles son las empresas que importan leche en polvo a Colombia se darán cuenta que muchas de ellas se dedican justamente a eso, a importar por encargo: ¿de quién? Termina mucha de esta leche en polvo sencillamente mezclándose con agua y lactosueros para venderse como leche líquida de bajo costo en almacenes que usted y yo conocemos.
Por eso el sabor de una leche de bajo costo no es ni un poco similar a una leche de marcas tradicionales. Solo es revisar las cifras de importación para notar que cada vez se importa más leche en polvo descremada y menos entera, pues si al fin y al cabo si el grueso de ella termina volviéndose líquida para comercializarse al consumidor final es mejor traer la más barata, es decir la descremada.
Además, el consumidor colombiano, muy tradicional en sus hábitos, típicamente ha consumido leche líquida, o acaso es usted de los que va a la tienda o supermercado y le dice a quién lo atiende “un tarro de leche en polvo por favor”. No.
Las posibles excepciones, marginales para el volumen de venta de leches, serán las fórmulas para recién nacidos, y si acaso algunos ejemplos de producto de hace muchos años como era “Quipitos”, ¿lo recuerdan?: un sobre de leche en polvo azucarada al consumidor final.
Lo demás son cuentos, otro que nos quieren meter en la cabeza respecto a que la leche en polvo es una cosa y la leche líquida otra cosa, como si fueran naranjas y tomates. Ojo a las narrativas engañosas. Por fortuna nuestro sector ganadero anda cada vez más y mejor informado.
@ojcubillosp