Esta semana el DANE entregó los datos de Producto Interno Bruto –PIB– para el primer trimestre del año, reportando un crecimiento de 3%, que, si bien para algunos es al menos una cifra positiva, el análisis de datos deja preocupaciones de lo que viene pasando con el débil comportamiento de diferentes sectores económicos.
Lo primero que se debe decir es que se pasó de un crecimiento de 8,2% en el primer trimestre de 2022 a uno de 3% en el primer trimestre de 2023. Muchos dirán, que las condiciones de la economía eran muy diferentes hace un año. Claro que lo eran, empezando por la menor incertidumbre en la realización de negocios y el deterioro del orden público que hoy son ampliamente evidentes.
Podríamos comparar cifras trimestrales de todo 2022 y tendríamos crecimiento económico así: primer trimestre de 2022 de 8,2%; segundo trimestre 12,2%; tercer trimestre 7,3% y cuarto trimestre 2,1%; notándose una pérdida de dinamismo y ralentización de nuestra economía desde fines del año anterior y lo que ha sido el inicio de 2023.
Por supuesto, el consumo y la inversión han echado para atrás por cuenta del encarecimiento del crédito; sin embargo, en épocas pasadas recientes también se tuvieron presiones de la política monetaria y la tasa de interés por aspectos inflacionarios, pero se lograron establecer políticas anticíclicas que dinamizaron la economía.
Llama la atención que, a pesar del crédito caro, los seguros caros y los productos financieros caros el sector financiero logra crecer casi 23% en el primer trimestre del año, mientras que el dinamismo de los demás sectores de la economía es modesto y en algunos casos marginal o negativo.
Por ejemplo, el sector agropecuario apenas logra crecer 0,3%, y, si se evalúa que los alimentos tuvieron alzas importantes en sus cotizaciones al inicio del año, encontraremos que no se tuvo crecimiento real en volumen de producción, sino que el crecimiento del PIB sectorial lo terminan otorgando los precios.
Pero tampoco es desconocido que la falta de comunicación efectiva de los policy makers y representantes gubernamentales, en materia de reforma agraria, ha incidido para que diferentes inversiones se aplacen o se cancelen. No es diferente en el sector de minería que creció 3,6% pero ha estado expuesto a una alta incertidumbre con mensajes de no otorgamiento de nuevos contratos de exploración y explotación petrolera, la compra de gas a Venezuela, y señales de contradicción por parte de empresas tan importantes como Ecopetrol.
El caso de la industria es igualmente delicado con un crecimiento trimestral apenas de 0,7%; y que también refleja menor dinámica exportadora. Mientras que en el primer trimestre de 2022 se realizaron envíos al exterior por US$12.967 millones, en el mismo periodo de 2023 la cifra fue de US$12.361 millones, 4,7% menos. Y hay aquí incertidumbre frente a reformas como la laboral que de no obtener un buen resultado de equilibrio para trabajadores y empresarios puede “espantar” inversiones de mediano y largo plazo.
Ahora bien, de las cifras más delicadas vienen en primer lugar por la caída de 3,1% en el sector de la construcción, que con la “reestructuración” de programas como Mi Casa Ya, ha generado falta de dinamismo y entendimiento para acceder a los subsidios que permitan adquirir vivienda. Mientras tanto el sector se enfrenta a compra de acero y otros insumos importados con una alta tasa de cambio. A propósito de construcción ¿cómo irá el metro de Bogotá y el Regiotram de Cundinamarca?
Y en segundo lugar el comercio que apenas creció 0,5%, sabiendo además que es de las ramas que tradicionalmente más dinamiza el PIB dada su categoría de no transable frente a una economía que no es de las más exportadoras. Vale recordar que entre el primer trimestre de 2010 y el tercer trimestre de 2022 la tasa de crecimiento trimestral de este sector fue de 4,9%; lo que incluye un periodo tan crítico como 2020 con la pandemia. Ya el último trimestre de 2022 su crecimiento fue apenas de 0,7%. Es de cuidado lo relacionado en este sector pues es el mayor generador de empleo, 18% del total nacional.
Evidentemente es necesario enderezar el camino pues el Gobierno Nacional tiene por delante otros catorce trimestres, y, por ejemplo, en el caso agropecuario, el de generación de energía y surtimiento de agua potable; tendrá tiempos difíciles frente al super fenómeno de El Niño que se anuncia.
Después de nueve meses o se hace buena planeación y gerencia o los resultados serán cada vez menos alentadores.
@ojcubillosp