En Colombia se aumentó la pobreza por culpa de la Covid-19 o peste china del 35,7 % al 45,5 % según el Banco Mundial, o sea un retroceso de 10 años en la lucha para reducir el número de personas en esas condiciones, por lo tanto, ahora que se realizan protestas en contra de la Reforma Tributaria, que el Gobierno Nacional llama “Ley de Solidaridad Sostenible”.
En sana lógica también se deberían programar movilizaciones en contra del régimen chino responsable de los desastres sociales y económicos que vive la humanidad y Colombia en particular, porque desde ese país se originó y propagó el virus, sin que la nomenclatura de China lo hubiera advertido a tiempo.
Próximo a cumplir el Partido Comunista de China el 1 de julio, 100 años de su fundación, sería bueno que la civilización le recuerde a esa organización política, los millones de crímenes cometidos durante su escabrosa existencia, no solo en los años de la colectivización a la brava y la revolución cultural, sino ahora por la responsabilidad absoluta que tiene con la pandemia, aunque no se puede olvidar que las naciones han caído en una especie de letargo ante semejante atentado en contra de la salud universal, en vista de que el mercado en su peor expresión conduce al masoquismo de los estados.
También sería interesante ver a los senadores Gustavo Petro y Gustavo Bolívar, que con una posición leninista, invitan a una huelga general en Colombia para la toma del poder, que sean consecuentes en defensa de los pobres convocando a marchas en contra del régimen chino, que por su irresponsabilidad ha aumentado el porcentaje de pobres en el país, claro que para el comunismo totalitario o marxismo es necesario que ello ocurra, para que exista una situación revolucionaria con miras a la conquista del poder, no importa si después la pobreza se multiplica en la dictadura comunista, dado que las personas son simples herramientas para las élites totalitarias.
Son pocos los gobiernos que después de casi año y medio, le han reclamado al régimen chino por su acción en contra de la humanidad, lo que constituye una especie de mansedumbre en la mayoría de países; subrayando que la pandemia a la fecha ha cobrado en el planeta la vida de cerca de tres millones doscientas mil personas y 126,517,039 contagiadas, lo que constituye un genocidio que debería tener el repudio de toda la humanidad, sin embargo la dirigencia china permanece insensible, como si no fuera la culpable.
Es increíble que pasados tantos meses desde la aparición de la pandemia, todavía sectores de la ciudadanía se queden denunciando las consecuencias y no se denuncie la causa de toda esta tragedia que viene de China, lo que demostraría el papel de los grandes medios de comunicación que se quedan en la superficialidad, para no entrar en contradicción con intereses especialmente económicos; resaltando que el apóstol San Pablo en 1 Timoteo 6:10, señala: “Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males: el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.
Sin lugar a dudas, los contagios, el hambre, la muerte y la violencia, que son los 4 jinetes del Apocalipsis, que le ha traído a la especie humana el Covid-19, provienen de China, por lo que resulta oportunista aprovechar las equivocaciones que cometen los gobiernos en el manejo de la plaga para sacar dividendos políticos, puesto que se vive una situación infrecuente, para la que no había preparación, de suerte que se seguirán cometiendo errores, de ahí que por ningún motivo se puede olvidar el origen del mal.
Así que la Reforma Tributaria como la ha presentado el gobierno en contra de la cual se movilizan sectores sociales, políticos y sindicales, es a todas luces un efecto de la pandemia, por lo tanto, se debería buscar un dialogo amplio que permita a los diferentes estamentos de la sociedad participar en un consenso, para que no se lesione los intereses de la gran mayoría de la población.
Sin desconocer que la movilización y la protesta si se hacen con responsabilidad, fortalecen la institucionalidad y buscan el bien común; por ese motivo las fuerzas populares para ser consecuente con las luchas sociales en el rechazo a las injusticias que se cometen en menoscabo del pueblo, también deberían protestar en contra del régimen de China, exigiendo indemnizaciones por los daños que ha ocasionado la Covid-19.