Pronta recuperación es la frase que típicamente utilizamos para desearle a una persona enferma o convaleciente, para que pronto esté en buenas condiciones y saludable. Pero además de los problemas sanitarios que ha ocasionado la pandemia a poco más de 40 mil personas, la economía colombiana hoy también se encuentra en unas condiciones muy delicadas.
Pronta recuperación es la frase que típicamente utilizamos para desearle a una persona enferma o convaleciente que rápidamente se encuentre en buenas condiciones de salud. Pero además de los problemas sanitarios que ha ocasionado la pandemia a poco más de 40 mil personas, la economía colombiana hoy también se encuentra en unas condiciones muy delicadas.
Como cualquier familia, la economía del país se compone de ingresos y gastos, y como a cualquier familia en estas épocas, los primeros se han visto disminuidos y los segundos se han mantenido o se han incrementado.
Efectivamente, en el caso de los ingresos de la Nación, han bajado por diferentes razones: menor recaudo de impuestos por el daño que han tenido las empresas, devolución de los mismos, creciente desempleo e incluso la baja en el precio del petróleo han ocasionado y ocasionarán impactos en la cantidad de recursos que el país necesita para su funcionamiento. Para 2020 se estima una caída cercana al 20 % en los ingresos del país.
A su vez, los gastos se han incrementado. Más gastos para salud y lograr contener la pandemia, más recursos para proteger a las familias y a las empresas dado el deterioro del ingreso y el aumento en la desocupación, y en general mas salidas de dinero para mitigar los impactos, que el Gobierno Nacional hoy estima en una caída de 5,5 % del PIB para 2020. Seguramente la cifra se corregirá al alza en próximas semanas.
Como un paciente en cuidados intensivos que necesita máxima atención, 2021 deberá ser un año en el que se reestablezca el aparato circulatorio de cualquier economía: el consumo. Así las cosas, en pro de salir pronto del lio en el que entramos por cuenta de China, el Gobierno Nacional debería adoptar dos frentes de trabajo.
El primero es el frente del consumo privado. Teniendo en cuenta el inmenso esfuerzo fiscal que viene realizando el Gobierno Nacional para sobrellevar los impactos de la crisis, y que le sumarán más de 70 billones de pesos de nuevo endeudamiento, en los próximos años tendrá dificultades de aumentar el gasto público.
Por lo cual el régimen tributario debería quedarse como se encuentra e incluso disminuirse las cargas con el fin de permitir a empresas y familias tomar dinámica de gasto, hacer que muchas empresas se recuperen y contribuir a generar empleo. Es como al ciclista que sale de una cirugía de rodilla… la recuperación es de poco en poco. Esto implica que hablar de nuevas reformas tributarias será un tema de 2022 o 2023.
Lo segundo es el gasto público, que como ya expresé tendrá menos margen de maniobra dado el endeudamiento suscitado en esta crisis. Sin embargo, lo que pueda gastar el Gobierno Nacional, y pensando en la reactivación económica, deberá concentrarse en sectores que generen empleo y riqueza de forma rápida. Obras públicas e infraestructura seguramente serán los primeros llamados.
Pero además el Gobierno Nacional deberá promover los sectores con inmenso potencial de exportación y que incluso con la pandemia se mantuvieron y se fortalecieron: es el caso de la cadena cárnica bovina. Dificultades económicas generales son evidentes, pero oportunidades sectoriales están a la mano.
@ojcubillosp