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Viví la política en épocas de gallardía, de palabra y de civismo. Naturalmente había duras batallas por el poder; pero eran otros los propósitos. Con la elección popular, que yo no discuto, llegó un virus que se llama corrupción y un botín que se llama presupuesto público.
Ese presupuesto público hasta esa época era sagrado. A nadie se le pasó por la mente tocar ese dinero. Hoy, el poder para muchos, gracias a Dios -no para todos-, es la manera de llegar para saquear las arcas del Estado. ¡Quien paga para llegar, llega para robar!
El país está hoy viviendo una polarización brutal, sobre todo con la izquierda que se cree ya lista para tomar el poder y el centro derecha que cree que esto sería la ruina del país y hay que atajarlo a rajatabla.
Preguntaran Ustedes, ¿que tienen estos dos temas que ver con las chuzadas a los periodistas? Pues todo. De nuevo aparece en Semana un supuesto plan de chuzadas de periodistas, orquestada desde el ejército nacional. A pesar de que el Presidente Duque, tomó la culebra por la cabeza y separó de los cargos de inmediato a los 11 oficiales implicados, quedan muchas dudas sobre la utilidad de esas chuzadas.
¿Pero, son independientes los periodistas colombianos? Claro que no lo son. Desde el gobierno Santos, casi toda la prensa se vendió de manera miserable y por dinero, a defender la falsa paz que hoy estamos padeciendo, el flagrante robo del plebiscito de octubre 2 de 2016 y a mostrar al tramposo y derrochón de Santos, como un gran gobernante. Y a mostrar a Timochenko, Márquez, Santrich, Catatumbo, y esos genocidas y violadores de menores, como ángeles arrepentidos. Y a defender a la JEP, un tribunal puesto e integrado por las FARC.
Yo no comparto las chuzadas, ni siquiera las entiendo. Pero, ¿no serán esos periodistas parciales, sesgados y terroristas del micrófono y la pluma, quienes producen y motivan con su mal proceder, esa reacción de sus adversarios?
La quiebra de Semana no fue gratis, y la de Noticias 1 tampoco. Y ahora la del Canal Uno, igual. Dos medios, totalmente politizados, antiuribistas pagados y al menos uno de ellos con clara orientación de izquierda.
Nadie ve la utilidad de esas chuzadas y menos para hacer perfiles de los chuzados. Por eso este escándalo, que la izquierda y Semana y la W y muchos medios han querido disparar, no creció. Como los huevos dañados, no dan espuma.
Para los colombianos es claro hoy qué hay muchos periodistas que quieren que fracase Duque. Han apoyado a Petro, a Fecode y a toda esa brutal jornada de incendio y destrucción con sus marchas. Han estado al lado de ellos. Fueron cómplices pasivos del bloqueo que Petro y los resguardos indígenas coqueros del Cauca, le hicieron a la carretera Panamericana por más de un mes.
La prensa colombiana, en una gran mayoría, no es imparcial, como tanto cacaraquean. No lo es. No conoce la imparcialidad. Muchos periodistas enquistados en grandes medios de comunicación están hoy apostándole y trabajando sin pausa, por el fracaso de Duque. Querer que Duque fracase es como que los pasajeros de un avión deseen que al Capitán de la nave le vaya mal. Creo que a los periodistas los chuzan porque ellos mismos lo provocan.
Como dije antes, ni justifico ni entiendo esas chuzadas. Pero no tengo duda que es la posición peligrosamente sesgada y el terrorismo de micrófono y pluma de esos periodistas, la que genera esas chuzadas. ¡No me cabe duda!