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Planeando en la penumbra

Por Miguel Gómez Martínez - 27 de Noviembre 2020

En el 2021, habrá una reforma tributaria para recoger unos 2 puntos adicionales del PIB, equivalentes a $20 billones

El final de año coincide con la aprobación de presupuestos en las empresas. Esta vez el desafío es mucho más complejo pues se hace en la penumbra.

El tercer trimestre registró un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) negativo en 9 por ciento con respecto al mismo período del 2019. En el segundo semestre del 2020, el resultado había sido de -16 por ciento.

La economía está en recuperación, pero el ritmo es más lento de lo estimado por el gobierno. Falta un largo recorrido para volver a números positivos, pero la tendencia favorable.

Lo único que está claro es el tema de inflación. El año cerrará con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) alrededor del 2 por ciento. Las tasas de interés seguirán determinadas por la tasa de intervención del Emisor (1,75 por ciento). La interbancaria está en ese mismo punto y, ligeramente por debajo, están los IBR. La DTF, muy cercana al 2 por ciento, confirma la confluencia de todos los indicadores monetarios.

También está claro que el desempleo seguirá alto. El reajuste salarial no puede ser generoso, como lo ha sido en los últimos dos años. Está comprobado que más salario es más desempleo.

El gobierno tiene que mostrar firmeza en la negociación de fin de año. Reactivar el crecimiento mediante un aumento del poder adquisitivo es inconveniente en la actual coyuntura donde la gente tiene una baja preferencia al consumo porque teme perder su empleo.

Subir el salario no aumentará el consumo sino el ahorro. A pesar de que el consumo se ha venido recuperando, y el final de año pinta mejor que lo previsto, el componente de inversión sigue en niveles muy deprimidos.

Los mismo sucede con el comercio exterior y, sobretodo, con las exportaciones que han caído un 24,1 por ciento con respecto al tercer trimestre del 2019.

La tasa de cambio es una apuesta compleja. El triunfo de Joe Biden en Estados Unidos debilita el dólar pues se espera un aumento de impuestos a las empresas. Pero el peso tiene el lastre de un desequilibrio comercial de 6.950 millones de dólares y un déficit fiscal que se estima en 8,2 por ciento del PIB.

Las medidas contracíclicas se han apoyado en un aumento significativo de la deuda que podría llegar a representar un 66 por ciento del PIB.

El gobierno obtuvo una extensión de la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta por 17.300 millones de dólares, de los cuales piensa utilizar 5.300 millones en el corto plazo, lo que debería presionar a la baja el dólar, como se ha visto en las últimas semanas.

A pesar de la perspectiva negativa, la reciente confirmación del grado de inversión por Standard & Poors da un respiro al país.

Lo único seguro es que, en el 2021, habrá una reforma tributaria para recoger unos 2 puntos adicionales del PIB, equivalentes a 20 billones de pesos, que serán indispensables para garantizar la viabilidad fiscal.

Coletilla: El aumento del salario mínimo debe ser muy cercano a la inflación esperada. La reactivación requiere recuperar empleos perdidos. Los que no tienen trabajo y los informales son la prioridad.

Miguel Gómez Martínez

presidente de Fasecolda

[email protected]

Portfolio, noviembre 24 de 2020