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Pista de aterrizaje

Por Juan Lucas Restrepo - 16 de Septiembre 2015

Estuve hace unos días en la Feria Nacional Cebú. Es un placer ver el trabajo de los mejores ganaderos colombianos, que se esfuerzan día a día pechichando sus mejores ejemplares y llevándolos a competir en estas ferias.

Estuve hace unos días en la Feria Nacional Cebú. Es un placer ver el trabajo de los mejores ganaderos colombianos, que se esfuerzan día a día pechichando sus mejores ejemplares y llevándolos a competir en estas ferias.   Cada premio que logran valoriza su genética e impulsa sus ventas. Según Asocebú, se hicieron durante la feria negocios por unos $2.000 millones. Negocios entre la élite de la genética nacional y los compradores internacionales. Todos contentos.   Mientras esto sucede, cientos de miles de pequeños ganaderos sueñan con tener algún día una vaca o un toro que medio se parezca a estos campeones. Pero esa genética es económicamente inalcanzable. Sus animales, en términos generales, provienen de una mezcla desordenada de décadas, y que hoy tienen muy bajo valor productivo. Por ejemplo, a las vacas de los pequeños productores de leche en la Costa Atlántica les dicen “7 colores” porque hace rato perdieron las trazas de sus progenitores puros originales.   Poca leche, poca carne, ganadería solo para subsistir. Genética deficiente sumada a potreros degradados y mal manejados que tampoco podrían sostener adecuadamente un animal de alta genética. Un círculo vicioso de pobreza.   Con el ministro Iragorri inauguramos hace unos días un nuevo laboratorio de reproducción animal de Corpoica y presentamos una estrategia que va a ayudar a romper la trampa de la baja productividad de los pequeños ganaderos. Se trata de un producto tecnológico que llamamos “embriones institucionales de bajo costo”.   Utilizando métodos innovadores de fertilización in vitro logramos producir embriones congelados, provenientes de padres y madres de alto valor genético, en volúmenes que reducen su costo unitario, y libres de enfermedades. Así pueden llegar a los lugares más recónditos y ser implantados en las vacas de los pequeños productores de manera sencilla, sin medicamentos y sin la necesidad de un médico veterinario. Un técnico que sepa inseminar, con unas horas de capacitación, puede lograr una transferencia exitosa del embrión.   Con esta metodología podemos ofrecer embriones con precios unitarios de $50 mil y una tasa de preñez mayor a 30 %. Sumando el bajo costo, la efectividad de los embriones y la facilidad de su transferencia, logramos un paquete tecnológico inédito en Colombia que va a impactar significativamente los indicadores productivos de los pequeños ganaderos.   ¿Qué significa embriones institucionales? Que solo los ofrecemos en alianzas con gremios, asociaciones, cooperativas, y entidades públicas que trabajen con los pequeños ganaderos y con quienes acordemos el biotipo de animal más adecuado para los sistemas de producción locales e inclusive el sexo de los embriones. La estrategia es que estas instituciones “integren” nuestra oferta genética a sus programas de asistencia técnica y acompañamiento a los ganaderos en los componentes alimentarios y sanitarios, y puedan desatar el nudo gordiano de su baja productividad.   Como en la ganadería existe una clase media de productores tecnificados, también trabajaremos con ellos acordando la genética que más les sirva y vendiéndoles embriones congelados con precios unitarios de $120 mil que cubran nuestros costos de transacción adicionales.   Inauguramos una nueva pista de aterrizaje de buena genética para los pequeños ganaderos. Para que con sus nuevas vacas y toros puedan chicanear, mejoren sus ingresos, y no tengan nada que envidiarles a esas vacas elegantes que recorren las pistas de las ferias.    Juan Lucas Restrepo @jlucasrestrepo