La realidad es que en este horizonte la afectación para la comercialización agropecuaria ha sido inmensa. Hay producción, pero la cadena de suministro se encuentra rota por falta de conectividad vial, lo que ha hecho que los precios pagados al productor se desplomen e incluso muchas empresas hayan decidido cerrar o retirarse al no poder conectar con sus consumidores naturales.
No es diferente desde hace algunas semanas con la vía que conecta a Bucaramanga con Barrancabermeja. Se encuentra cerrada por daños ocasionados por una falla geológica en un trayecto de trescientos metros, y que al fin y al cabo termina desconectando la oferta agro con las principales zonas urbanas de Santander. Para el sector ganadero representa grandes pérdidas pues 4/5 partes del suministro de carne de Bucaramanga y su zona metropolitana se surte con novillos que provienen de Magdalena Medio. Con esta situación el costo del trasporte del ganado se ha incrementado en cerca de 30% por cuenta de tener que recurrir a vía alternas, tampoco en la mejor condición de transitabilidad.
A una situación similar se expone Bogotá cada vez que la vía a Villavicencio se cierra, restringiendo la oferta de novillos que surten a gran parte del mercado de carne de Cundinamarca. Vale recordar que de los llanos Orientales proviene cerca del 60% de los bovinos que se faenan en la capital del país.
En un escenario de atraso en infraestructura también se encuentra la región de La Mojana, por la histórica ausencia gubernamental y la falta de administración para resolver problemas de manera estructural. De hecho, con el cambio climático acentuándose, en donde tendremos cada vez más intensos y frecuentes episodios de fenómeno de La Niña y de El Niño, será cada vez más necesario la gerencia del recurso hídrico para darle manejo adecuado a las inundaciones que típicamente afectan a esta región del país y que afectan a cerca de 300 mil familias.
Al respecto, y con una geografía tan difícil como es la de nuestro país, Fedegán tradicionalmente ha insistido en la recuperación de las vías terciarias como alternativa de conexión de mercados, más si las vías principales típicamente tienen deterioros. Por supuesto son 142 mil kilómetros de vías de las cuales solo el 4% se encuentra en adecuado estado, pero que con la priorización apropiada y el trabajo oportuno con los entes territoriales e incluso las mismas Juntas de Acción Comunal podría dárseles el mantenimiento requerido, tanto en épocas de verano y especialmente en las de invierno.
Si hoy tuviéramos vías terciarias adecuadas la comercialización de leche no hubiese colapsado en Nariño y Cauca, o la de novillos no tendría un extra-costo en el Magdalena Medio. Vale la pena que de manera real se otorgue poder a los territorios, lo que evidentemente significa una verdadera descentralización, para que los bienes públicos de los que tanto carece el país se pongan al día de un atraso de más de setenta años.