Por: Jesús Mora Díaz
En el Marco del conflicto interno en Colombia no existe quizás, un sector más golpeado que la ganadería. Tanto guerrilleros, como paramilitares, declararon a los ganaderos como objetivo militar, desarrollando así, un episodio masivo de asesinatos, secuestros y extorsiones contra estos.
Décadas después de haber terminado la "horrible noche" para estos hombres y mujeres, un candidato presidencial con envoltura populista pero interior lleno de absolutismo, siembra la zozobra y el temor entre más de 640 mil familias que devengan su sustento de una actividad que es digna de admirar y que hoy contribuyen notoriamente en la reactivación del sector agropecuario en el país.
El discurso de Gustavo Petro hacia los ganaderos va cargado de odio y rechazo, tejiendo un manto de dudas y discriminación por parte del resto de la sociedad, hacia esos hombres que en cada madrugada jalonan desarrollo, bienestar para sus familias y garantizan nuestra seguridad alimentaria.
Petro ha mencionado en múltiples ocasiones su intención de cambiar el uso de las tierras ganaderas por agrícolas. Al campesino no se le puede imponer una labor, eso viene intrínsecamente en el ser y se da por vocación; la ganadería es cultura, economía es pasión, pero sobre todo es el reflejo de las cosas hechas con amor.
Hoy día la actividad ganadera en Colombia vive una época dorada, gracias a la gestión y liderazgo de Fedegan en cabeza de su presidente, José Félix Lafaurie. Dicho trabajo ha permitido mantener un estatus sanitario, lo cual ha sido carta de presentación para que mercados internacionales abran sus puertas de entrada a carne y derivados lácteos de origen colombiano.
La izquierda colombiana en cabeza del exguerrillero, mira con descontento el buen momento que vive el gremio, situación palpable en un trino reciente de Petro, donde afirma:
"El gobierno debe suspender de inmediato las exportaciones de ganado en pie, si quiere reducir el hambre en Colombia"
Nada más descabellado y fuera de la realidad, lo que plantea este difamador y desconocedor de la realidad rural de nuestro país. El problema de pobreza en Colombia es una realidad, pero los ganaderos no son los culpables ni mucho menos han auspiciado este fenómeno.
Lo que sí es cierto, es que la bonanza ganadera que se vive hoy día, no alcanza a enmendar el daño y sufrimiento causado a familias campesinas, por grupos armados como al que usted perteneció.
Lo dicho por Petro siembra temor en la ganadería y en todo renglón de la economía nacional, sus declaraciones atienden a sentimientos de odio contra un sector que pretenden enlodar y mostrar como victimarios a los ganaderos, nada más alejado de realidad, pues los ganaderos son víctimas directas del conflicto armado.