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columna

Para dar y convidar

por: José Félix Lafaurie Rivera- 31 de Diciembre 1969

Ese era el decir de los abuelos cuando algo no solo era suficiente, sino que sobraba, como sucede con la carne bovina en el mercado nacional, aunque algunos sectores estén sembrando alarmas de presunta escasez y mayores precios por cuenta de las exportaciones, lo cual es totalmente falso.

Ese era el decir de los abuelos cuando algo no solo era suficiente, sino que sobraba, como sucede con la carne bovina en el mercado nacional, aunque algunos sectores estén sembrando alarmas de presunta escasez y mayores precios por cuenta de las exportaciones, lo cual es totalmente falso.

Los frigoríficos rechazan la exportación de animales porque quisieran sacrificarlos. Hace unos años, cuando el Fondo Nacional del Ganado controlaba los de Friogán –un patrimonio ganadero del que gran parte se perdió por decisiones irregulares del gobierno Santos–, nos atacaban dizque por no apoyar las exportaciones para favorecer a Friogán, lo cual era falso, y hoy, paradójicamente, nos atacan por apoyarlas.

Algunos sectores de alimentos denuncian escasez y encarecimiento de cortes finos, y claro, los animalistas, ambientalistas y otros “istas”, atacan también las exportaciones, y a la ganadería en general, que quisieran ver barrida de la faz de la tierra.

Pero la ganadería no desaparecerá porque unos quieran, ni se detendrá porque a otros les interese. “No pueden ver a un pobre acomodado” –otra de los abuelos–, pues nuestra actividad pasa por un buen momento, es cierto, pero no ha sido gratis. Nos lo merecemos, porque FEDEGÁN y los ganaderos recogemos el fruto de un trabajo arduo, perseverante y coherente, durante años de “vacas flacas”.

Aclarando que la carne bovina tiene un precio relativo más alto, porque es más costoso criar y levantar un novillo que un pollo o un cerdo; y entendiendo la producción como un continuo en el que todos los días nacen, crecen y mueren animales, intentaré, en números gruesos, una especie de “ceteris paribus”, que así llaman los economistas al ejercicio de congelar variables y considerar una sola para entender mejor un momento económico.

1.- El hato nacional bordea los 30 millones de animales, en parte porque, solo entre 2016 y 2018, entraron más de cinco millones de contrabando… y siguen entrando.

2.- De ese total, cerca de 14 millones son hembras mayores de 2 años que, con una tasa de natalidad del 53% –muy baja–, suman más de 7,4 millones de nacimientos.

3.- El sacrificio formal en 2020 fue de 3.270.000 cabezas, que, sumadas al clandestino, estimado en 15% del formal, nos da un total de 3.760.000 animales. Castigando esa cifra con un incremento del consumo de 10 %, que no se dará en la pandemia, llegaríamos a un sacrificio total de 4.137.000 animales que, restados de los animales nuevos, arrojan un aumento neto del inventario de 3,3 millones de cabezas.

4.- Sigamos restando, pues con la actual dinámica exportadora se estima un crecimiento, entre carne y animales, del 10%, equivalente a otras 512.000 cabezas menos.

Sin contar factores como la dinámica del mercado, la mayor retención de hembras, la mayor productividad de los Sistemas Silvopastoriles en auge, y la persistencia del contrabando, entre sumas y restas el hato crecerá, durante 2021, en 2,8 millones de animales como mínimo, y conservará esa tendencia creciente en los próximos años.

Conclusiones: 1. No hay ni habrá desabastecimiento, por la inercia de crecimiento del hato, combinada con una tasa de extracción (sacrificio) que continuará baja por la lenta recuperación del consumo. 2. Si bien el precio al ganadero repunta, lo que hay hasta ahora es recuperación de pérdidas y, aun así, es todavía bajo y competitivo en los mercados internacionales. 3. Así las cosas, los precios al consumidor muy por encima de la inflación, no son otra cosa que especulación que enriquece intermediarios en época de pandemia.

En suma, Colombia tiene carne “para dar y convidar”, o mejor, para comer y exportar.

@jflafaurie