Ni al más tonto se le escapará que Fidel Castro, así nonagenario y chocho como anda, es el director de orquesta para Maduro y para Juanpa. Papá Fidel inspira, aconseja, manda. Miren que el camionero “educado” en Cuba se fue a pasar la época de carnavales a La Habana y trajo en la maleta una idea genial que no se le había ocurrido. Agarrar a pescozones a Antonio Ledezma, alcalde de Caracas y mandarlo a Ramo Verde, para que le haga compañía a Leopoldo López.
Castro es así, desde jovencito. En su época de gangster universitario mató, con sus propias manos, a otro estudiante que le competía. Vino a Bogotá para sabotear la Conferencia Panamericana, a eso lo mandaron, y asesinó a Jorge Eliecer Gaitán. Nunca sabremos si fue por su propia iniciativa o ejecutando libreto estaliniano. Pero lo mató.
Dueño del poder en Cuba, no vaciló en arreglar las cosas a su manera, es decir, a bala y con bombas. Con sus amigos, cuando no eran de fiar, los asesinaba sin miramientos. ¿O acaso es que nadie recuerda a Camilo Cienfuegos? Y con las ratas capitalistas no hubo compasión. Para fusilarlas ante el famoso paredón revolucionario, consiguió un bandido argentino, el Che Guevara, que le hizo completa la tarea. Los “juicios revolucionarios” eran dignos del Che y dignos de Fidel.
Llegó la hora de venir a por Colombia, como dicen en España. Y no le bastó armar una guerrilla. Armó a las Farc, esos amores tienen 50 años de viejos, al EPL, al ELN, al M19. Nadie se hacía bandido de quilates sino pasando por Cuba. Allá era donde todos estos asesinos velaban sus armas, como en los libros de caballería.
Fidel no tuvo reparos en matar decenas de miles de negros africanos, cuando se trató de hacer la guerra sucia por la Unión Soviética. Como tampoco vaciló en mandar a la muerte al Che, cuando empezó a estorbarle. Fidel no se detuvo ante nada ni ante nadie. Por eso recibió tantos honores y tantos miles de millones de dólares de sus amos soviéticos. Porque también es un vividor. El más desvergonzado y rapaz que la humanidad haya conocido. Como lo prueba la manera que tiene de explotar a Venezuela, valiéndose de ese par de tontarrones, Chávez y Maduro.
Hacemos este repaso solo para recordar quién es el garante moral de los diálogos entre las Farc y Juanpa. Que escogieran a Cuba como sede de esa farsa, ya fue toda una proclamación de principios. Y que los diálogos tomaran el camino conocido es apenas una necesaria consecuencia. Enriquito, el hermano mayor de Juanpa, idolatró siempre a Fidel, a quien tuvo como su padre de juveniles travesuras. Cada uno tiene el papá que le mandó Dios y el que escoge libremente, que es el que se merece.
Recompongamos la figura, como se dice en toros, para enfrentar esta fiera. Sabiendo por donde embiste. Papá Fidel es el dueño de estos diálogos y de lo que nos pasa. Las bombas que nos ponen, las cartillas que recitamos, el uso de la “justicia” revolucionaria y el objetivo final, la victoria marxista, todo se le debe a Papá Fidel.
Con el anciano perverso no hay quiebres ni quites. La prisión de Ledezma, la que vendrá para Oscar Iván Zuluaga, las tentativas para asesinarnos, el uso de la cocaína, el ataque a los mugrosos capitalistas, todo viene sucio desde la fuente. Desde Papá Fidel. El que no lo entendía, entiéndalo ahora. Apenas es la punta del ovillo. Basta jalar para sacar el resto.