Y es que mientras en la Cámara de Representantes se hundió el TLC con Corea del Sur, el Senado aprobaba el Acuerdo macro de la Alianza Pacífico. ¿Qué significa eso para nuestro sector agropecuario?
El de Corea del Sur era el primero que se firmaría con un país asiático. Se había constituido en una esperanza para el sector agropecuario de ver por fin un TLC que le favoreciera. Incluso el mismo Gobierno había visto con buenos ojos ese TLC, especialmente por el tema agrícola y agroindustrial, pues Corea es un país netamente importador de alimentos y el potencial de ventas de productos agrícolas y agroindustriales hacia ese país era enorme.
Tal como lo señaló la Asociación de Periodistas Económicos (www.ape.com.co), es claro que en este caso el pulso lo ganó la industria automotriz y los productores de electrodomésticos de línea blanca, quienes venían quejándose de los problemas que les representaba negociar con el país asiático. Punto de vista que se corroboró por la justificación que se dio para su hundimiento, al señalar que es necesario escuchar las preocupaciones expresadas por esos sectores.
Segín la SAC, el TLC con Corea del Sur representaba la liberación de parte de los coreanos de manera inmediata y a cinco años de productos tradicionales de exportación agrícola como el café y banano. En flores cortadas, de gran interés para Colombia, se habían alcanzado plazos de desgravación de tres años para el clavel y cinco años para las demás exportadas como crisantemos, rosas, pompones y follajes. En el caso de lácteos, Colombia lograría una cuota de importación consolidada para leche y derivados lácteos de 5.000 toneladas en su conjunto, y un contingente de leche de 100 toneladas.
La Alianza del Pacífico
Paralelamente el Senado aprobó el acuerdo macro de la Alianza del Pacífico, y ahora pasa nuevamente a revisión por parte de la Corte Constitucional (ya se había hundido en esta instancia por vicios de trámite), y luego deberá ser aprobado por los congresos de los otros países que forman parte de la alianza: México, Chile y Perú.
Es en este marco donde, a decir de los entendidos, nuevamente pierde Colombia. La razón: el parámetro de acceso que se brinda a los mercados asiáticos es el prenegociado por Chile, México y Perú, que atendió los intereses de esos países y no los de Colombia. En otros términos, la Alianza constituye una gran limitante para los intereses comerciales de Colombia en su apuesta por insertarse económicamente en Asia Pacífico.
El presidente de Asocanía, Luis Fernando Londoño, señaló en declaraciones para El País la preocupación que existía en varios sectores agropecuarios por la posible eliminación del sistema de franjas de precios que hoy existe.
Por su parte, la analista Cristina de la Torre, había advertido, en su columna editorial de El Espectador (febrero 17/14), que “La Alianza Pacífico provocará severas pérdidas a 202 productos agropecuarios; la mitad de la producción del sector podría desaparecer”. Y concluirá que Colombia no puede aceptar asimetrías que solo benefician a los países más avanzados. Por tecnología y desarrollo, Colombia está en inferioridad de condiciones, no solo frente a EE.UU., sino frente a México y Chile, sus socios de la hora.
En resumen, en este nuevo round de TLC, el gran perdedor fue nuevamente el campo colombiano. Somos convidados de piedra, a una cena a la que no podremos entrar.